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¿Cómo te proteges cuando eres vulnerable, no sabes qué hacer o te sientes solo/a?
El miedo puede ser el mejor motivador o el peor consejero. El miedo te impulsa a llegar a lugares que no creías poder alcanzar o bien te puede paralizar y hacer que pierdas oportunidades gloriosas que difícilmente podrás recuperar.
El miedo puede ser el antídoto contra el fracaso cuando se puede canalizar y dirigir, pero también puede ser un temido calabozo oscuro y frío que perpetúa una condena que no tiene perdón, ni salida.
Una de las características más comunes que tiene el miedo es que cuando crece e invade los pensamientos, éstos, alejan y confunden a la persona de su realidad. El miedo refuerza la creencia de que uno está solo contra el mundo, por lo que el rechazo, la incertidumbre y la vergüenza a ser expuesto, aumentan la angustia, y sentimos dolor y pérdida de control. Por lo que se corre el riesgo de perder la lógica y la razón.
En muchas instancias, el miedo alimenta el diálogo con las inseguridades y los temores.
Para controlar este sentimiento no es necesario hacer que desaparezca. Sin embargo, es vital reconocerlo, aceptarlo y validarlo. Cuando la persona que siente miedo aprende a incluirlo e integrarlo en sus acciones, entonces lo puede dominar. Como cuando el cirquero domina a su tigre feroz dirigiéndose con seguridad para que salte por el aro de fuego.
El miedo reconocido e integrado con conciencia, promueve el cambio y diluye la angustia que crea la incertidumbre. De hecho, ayuda a conquistar muchos retos que la vida presenta.
Retomando la idea de que el miedo se representa como ese felino feroz y temido que vive dentro cada uno de nosotros, entonces se podría decir que este tigre o león, nos mantiene despiertos y alertas a cada instante. Así, se convierte en un llamado de atención que nos recuerda que si no lo controlamos, en cualquier momento nos ataca y nos puede devorar.
La fe, el amor propio y el tener conciencia plena de que uno es un ser valioso, que no vive solo y que cuenta con lo necesario para salir adelante, son ingredientes esenciales para poder validar al miedo y en lo posible, integrarlo en la rutina personal.
Cuando uno permite que el miedo crezca y se apodere de los pensamientos, la sensación de soledad y de impotencia se enfatiza logrando que se pierdan batallas que ni siquiera se lucharon, por miedo a perderlas. Ya que la irracionalidad dominó la lógica.
Es bueno aprender a vivir con el miedo y reconocer que éste se puede convertir en el motor que activa la motivación para actuar con prudencia, eficacia y para conseguir lo que uno busca.
El miedo puede ser el mejor compañero en el camino de la vida; siempre y cuando se le domine y combine con amor propio, confianza, responsabilidad y mucha fe.
Ingredientes:
Afirmación positiva para conquistar al miedo:
Acepto que hay momentos en los que siento miedo. Mi miedo me sirve como una llamada de atención, me ubica y me protege. No le temo al miedo. Dejo fluir mis sentimientos y descubrir las oportunidades ocultas que surgen cuando enfrento mis dudas. Tengo el poder para conquistar mi miedo y cuando lo logró domar, gano una batalla difícil, recupero mi fortaleza y vivo con conciencia plena. Sé que Dios me acompaña siempre. Tengo fe, la cual me fortalece y me ilumina en los momentos de oscuridad.
Conquistando el miedo:
"Cuando conquisto mis miedos, me convierto en la mejor versión de mí".
Extraído de recetasparalavida.com
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