Que lo más importante siga siendo lo más importante

2 min de lectura

La clave no es dar prioridad a tu agenda, sino agendar tus prioridades.

¿Cuáles son las relaciones, las personas y las actividades más importantes en tu vida? ¿Piensas que les das prioridad?

Ahora toma tu agenda y revisa cómo se ve un día, una semana o un mes típico en tu vida. ¿Acaso tu cronograma refleja tus prioridades? Tu agenda nunca miente. En dónde pasas tu tiempo libre muestra cuáles son tus valores. Aquello para lo que encuentras tiempo muestra qué es lo que te importa.

En su libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, Stephen Covey dice: "Lo más importante es que lo más importante sea lo más importante". Decimos que lo más importante en nuestra vida es nuestra familia, o nuestro judaísmo, o algún otro valor. ¿Pero mantenemos lo más importante como lo más importante o aquello que se supone que es lo más importante se transforma simplemente en otra cosa más?

Si quieres encontrar tu respuesta, observa tu agenda para ver cuánto tiempo le dedicas a "lo más importante", o si "lo más importante" incluso aparece en tu agenda. Covey sugiere que "la clave no es dar prioridad a tu agenda, sino agendar tus prioridades".

Hay muchas cosas que legítimamente nos alejan de "las cosas principales" de nuestras vidas. No podemos pasar tiempo con nuestros hijos, expandir nuestras mentes ni nutrir nuestra alma porque estamos trabajando, haciendo las compras o cocinando. ¿Pero qué ocurre cuando no lo estamos haciendo? ¿Cómo usamos ese tiempo? ¿Está cargado de actividades significativas o insignificantes? ¿Llenamos nuestro cronograma con un propósito o es tiempo ocupado sin ningún sentido? ¿Tenemos control sobre nuestro cronograma o nuestro cronograma nos controla?

La Torá describe cómo el granjero debe llevar sus primeros frutos a Jerusalem. Al presentar su ofrenda, debe recitar una declaración que incluye una breve historia de nuestro pueblo. En ese contexto, él dice que fuimos esclavos en Egipto: "Clamamos a Hashem, el Dios de nuestros padres, y Hashem escuchó nuestra voz y vio nuestra aflicción (anieinu), nuestra tribulación (amaleinu) y nuestra opresión (lajatzeinu)" (Deuteronomio 26:7). ¿Qué son estas tres cosas?

Si no eliges tus prioridades, otro las decidirá por ti.

Anieinu es una angustia interna, personal. Los egipcios separaban a propósito a los hombres de sus esposas para crear soledad y dolor.

Amaleinu es un trabajo duro. La estrategia de los egipcios literalmente era quebrarnos la espalda con un trabajo interminable.

¿Qué es lajatzeinu? Incluso hoy en día, en hebreo moderno, lajatz significa presión. Los egipcios aplicaron enorme presión para lograr quebrarnos. ¿Cuál fue esa presión? Nuestros Sabios dicen que llenaron nuestro tiempo, nos ocuparon y nos preocuparon, nos negaron incluso la posibilidad de recuperar el aliento. La mayor presión es un cronograma repleto, sin márgenes, sin tiempo libre, sin espacio para pensar, para experimentar o para enfocarnos en lo más importante.

Puede que ya no tengamos a los opresores egipcios, pero seguimos siendo cautivos de los negocios, de nuestros cronogramas locos, de tareas nobles e innobles y de actividades que nos arrastran en demasiadas direcciones y nos niegan incluso la posibilidad de respirar, de vivir o de soñar. Como dijo Greg McKeown, el autor de Esencialismo, "Si no eliges tus prioridades, otros las elegirán por ti".

Al acercarnos a Rosh Hashaná, revisa regularmente tu agenda y esfuérzate por lograr que ésta refleje tus valores. Tómate el tiempo necesario para que lo más importante sea realmente lo más importante, ya sea tu salud espiritual, mental o física, tu tiempo de calidad con la familia, el estudio de Torá o hacer actos de bondad para los demás. Programa tus prioridades y aleja la presión que trata de impedírtelo.

Crédito de la foto: Frank McKenna, Unsplash

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