¿Quién gobernó la Tierra de Israel?

01/05/2025

6 min de lectura

Un importante recordatorio de que ningún otro ente político ha gobernado Israel, excepto entidades israelíes o judías.

1 - He aquí un hecho histórico: en la Tierra de Israel, no se estableció ningún otro reino o estado aparte del Reino de Israel o Judea y el Estado de Israel. Durante los últimos 3300 años, el único pueblo que estableció alguna clase de gobierno político en esta región fue el pueblo de Israel. El único pueblo que alguna vez tuvo su capital política en Jerusalem fue el pueblo judío. Durante los períodos en que se perdió la independencia judía, varios imperios trataron esta tierra simplemente como una provincia lejana.

Otro hecho: la tierra nunca estuvo completamente desprovista de judíos o israelitas, incluidos nuestros hermanos samaritanos, descendientes de las tribus del norte de Israel. La continuidad del asentamiento judío desde el período del asentamiento (e incluso antes, durante la época de los Patriarcas) es un hecho histórico corroborado.

2 - Algunos datos históricos: Hasta el período del asentamiento y poco después, el Imperio egipcio gobernaba el país, mientras que el Imperio hitita dominaba la parte norte. Hacia fines del siglo XIII AEC, el Pueblo de Israel cruzó el río Jordán desde el oriente, se asentó en la tierra y la conquistó. Al principio, vivieron como una federación de tribus, unificándose gradualmente a lo largo de los siglos en un solo reino. A partir del momento en que el Reino de Israel se debilitó y se dividió en el Reino de Iehudá (Judá - el reino del sur) y el Reino de Israel (el reino del norte), los judíos fueron perdiendo gradualmente el control de la tierra. En el siglo VII AEC, el Imperio asirio conquistó gran parte de la Tierra de Israel, destruyendo al reino del norte en el año 722 AEC y exiliando a las diez tribus.

El Imperio asirio eventualmente cayó ante el Imperio babilónico, que también conquistó el Reino del sur. Tras una revuelta de los últimos reyes de Iehudá, los babilonios destruyeron Jerusalem e incendiaron el Templo en el verano del 586 AEC, marcando el fin del período del Primer Templo. Los babilonios exiliaron a la élite social de Iehudá, quienes luego se integraron en la administración babilónica.

3 - Décadas después, en el 539 AEC, el Imperio persa derrotó a los babilonios. Los persas fueron tolerantes con los judíos. El profesor Bernard Lewis me comentó una vez que los persas eran diferentes en el mundo antiguo porque creían en dos dioses (el bien y el mal), a diferencia de la pluralidad de dioses que existían en el panteón griego o egipcio. Cuando los persas conocieron a los judíos y aprendieron sobre su creencia en un solo Dios, se creó una conexión más profunda entre ellos, algo más que sólo intereses compartidos. Hoy en día lo llamaríamos “valores compartidos”.

En el año 538 AEC, el rey Ciro convoó a los judíos para que regresaran a Jerusalem: “Así dice Ciro, rey de Persia: ‘El Señor Dios del cielo me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha encargado construirle una casa en Jerusalem, que está en Iehudá. Quien sea de Su pueblo entre ustedes —que su Dios esté con él— suba a Jerusalem, que está en Iehudá, y construya la casa del Señor Dios de Israel, el Dios que está en Jerusalem’” (Ezra 1:2-3).

A diferencia de la Declaración Balfour, emitida durante la Primera Guerra Mundial cuando Gran Bretaña no gobernaba nuestra tierra, la Declaración de Ciro fue emitida por un rey con autoridad y control sobre la tierra, otorgándole validez. Así comenzó el período del Segundo Hogar Nacional Judío.

El Imperio persa cayó ante Alejandro Magno, quien conquistó la mitad del mundo antiguo alrededor del 333 AEC. Tras su muerte prematura, el imperio se dividió entre sus oficiales, y la Tierra de Israel quedó bajo el control de Seleuco (c. 323 AEC). Uno de sus descendientes, Antíoco IV (Epífanes), intentó imponer sus creencias paganas sobre los judíos. Esto llevó a la Revuelta de los Macabeos de 167 a 142 AEC, tras la cual Shimón el Macabeo (el único hijo sobreviviente de los cinco hijos de Matitiahu) estableció un reino judío independiente y se proclamó “Nasí” (príncipe o presidente, no rey).

En el 63 AEC, tras la muerte de la reina Salomé Alejandra (Shlomtzión), sus dos hijos, Hircano II y Aristóbulo II, lucharon por el trono. Su conflicto llevó a la intervención romana y a la invasión de la tierra y de Jerusalem. El general romano Cneo Pompeyo Magno (Pompeyo), que estaba en Siria, capturó Judea e instaló a Hircano como gobernante. Esto marcó el comienzo de una pérdida parcial de la independencia judía, aunque los reyes judíos continuaron gobernando con cierta autonomía interna pero dependiendo de la soberanía romana.

En el año 6 EC, los romanos abolieron la monarquía y nombraron procuradores para gobernar la tierra, cada uno más opresivo que el anterior. El último procurador, Gesio Floro, nombrado en el 64 EC, fue particularmente brutal. Los judíos decidieron luchar por su libertad, lo que llevó a la Gran Revuelta en el 66 EC, que terminó Con Tito en el 70 EC con la destrucción de Jerusalem y del Templo. Los romanos continuaron gobernando la Tierra de Israel durante varios siglos más. Tras la Revuelta de Bar Kojba, el emperador Adriano cambió el nombre de Judea por “Siria Palestina” o simplemente “Palestina”, con la intención de borrar la conexión judía con la tierra y evitar nuevas rebeliones. En el 324 la tierra quedó bajo el control del Imperio bizantino (la iglesia oriental) hasta el 638.

4 - En el 638 EC, los musulmanes conquistaron la Tierra de Israel e hicieron lo que los cristianos nunca se atrevieron a hacer: construir sus mezquitas en nuestro lugar más sagrado. De hecho, ellos son los ocupantes extranjeros de la tierra, no los judíos. La teoría del “gran reemplazo” no es sólo cristiana; los musulmanes también afirman reemplazarnos como el pueblo elegido. Los musulmanes gobernaron la Tierra de Israel hasta 1099, cuando fueron derrotados por el ejército cruzado en la Primera Cruzada. Durante los siglos de dominio musulmán, muchos judíos fueron forzados a convertirse al islam y vivieron como criptojudíos hasta que se asimilaron a la sociedad musulmana (quienes mantuvieron su fe en el Dios de Israel prefirieron irse al exilio). Hasta el día de hoy, hay palestinos que conservan costumbres judías (una asombrosa ironía histórica). Los cruzados establecieron el Reino de Jerusalem y gobernaron el país desde 1099 a 1187, cuando fueron derrotados por Saladino en la Batalla de los Cuernos de Hattin. Los cruzados continuaron gobernando el norte (Acre) hasta 1260. Luego vinieron los mamelucos, quienes gobernaron la Tierra de Israel entre 1260 y 1517.

Después llegaron los otomanos, que gobernaron el país durante 400 años, desde 1517 hasta 1917, cuando perdieron Oriente Medio ante las potencias victoriosas de la Primera Guerra Mundial. Los otomanos firmaron un documento cediendo sus tierras a las superpotencias. En la Conferencia de San Remo en abril de 1920, las potencias decidieron asignar alrededor del 99 por ciento del territorio a los árabes y la Tierra Bíblica de Israel, incluyendo Transjordania oriental (aproximadamente el 1 por ciento) a los judíos. Faisal, representante de la delegación árabe, y Jaim Weizmann, representante de la delegación sionista, alcanzaron un acuerdo histórico sobre este tema.

Para implementar estas decisiones, las potencias victoriosas crearon una nueva institución histórica: el mandato. El Reino Unido recibió el mandato de implementar la Declaración Balfour en la Tierra de Israel (“Palestina”), estableciendo un hogar nacional para el pueblo judío. En San Remo, la Declaración Balfour se incorporó al derecho internacional y fue validada dentro del marco de la Liga de Naciones. Esta validación no cambió con la creación de las Naciones Unidas y sigue siendo válida hoy en día.

5 - Aproximadamente un año después, en 1921, los británicos tomaron tres cuartas partes de la tierra originalmente destinada a los judíos y entregaron Transjordania oriental al Emir Abdullah y a la familia Hachemita, proveniente del Hiyaz en la península arábiga. Esto llevó al establecimiento del Emirato de Transjordania, que se convirtió en el Reino de Jordania en 1946. Del mandato original de la Liga de Naciones, sólo quedó para los judíos la parte occidental de la Tierra de Israel, aproximadamente el 22 por ciento del territorio inicial.

Los árabes tampoco renunciaron a su reclamo sobre este pequeño territorio y trabajaron para impedir que los judíos establecieran un estado allí. Tras pogromos árabes contra los judíos, un comité encabezado por Lord Peel en 1937 propuso dividir la tierra: aproximadamente un 17 por ciento para los judíos, un 75 por ciento para los árabes. Jerusalem quedaría bajo control internacional. El movimiento sionista aceptó esta propuesta, pero los árabes la rechazaron y continuaron sus actos hostiles.

En 1947, la ONU propuso dividir el país en un estado judío y un estado árabe. Es importante notar que no se mencionaba un estado “palestino”, sino un estado “árabe”. El nombre oficial del país en ese momento era “Palestina - Tierra de Israel”. Los judíos aceptaron la partición, pero los árabes la rechazaron e iniciaron una guerra, conocida entre los judíos como la Guerra de Independencia. El 14 de mayo de 1948, se estableció el Estado de Israel.


Este artículo apareció originalmente en "Israel HaYom".

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