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La porción de la Torá de esta semana nos dice que estamos obligados a prestar dinero a un judío necesitado. Aunque al prestamista se le permite tomar una garantía por su préstamo, si el prestatario necesita su objeto para su sustento, el prestamista está obligado a devolverlo, como dice la Torá: si él clama a Dios, Dios lo escuchará porque es compasivo (Éxodo 22:25-26).
¿Por qué el prestamista está obligado a devolver el objeto? A fin de cuentas, ¿no es ese el propósito de tomar una garantía?
Dios es el creador del mundo, desde los cielos y los mares hasta el lápiz en nuestro escritorio. Todo existe únicamente porque Él quiere que exista. Decir una bendición nos ayuda a iluminar este concepto. ¿Por qué decir una bendición sobre un pastel casero? Después de todo, Dios no lo hizo… ¡tú lo hiciste! Fuiste al supermercado, compraste todos los ingredientes, pagaste con dinero que ganaste con esfuerzo y luego dedicaste tiempo y energía para prepararlo. ¿Dónde está Dios en este proceso?
Sin embargo, si analizamos cada paso, vemos que Dios está en cada uno de ellos detrás de la escena. El supermercado obtuvo la harina de distribuidores y fabricantes que compraron trigo a los agricultores que lo plantaron y cosecharon. El trigo crece a partir de una semilla en la tierra, ambas creadas únicamente por Dios. Dios también te dio todas las habilidades necesarias para conseguir un trabajo y ganar dinero para comprar la comida en el supermercado. Dios te dio un automóvil para llegar al trabajo y al supermercado, un horno para cocinar el pastel, y la lista continúa.
Cuando tenemos la mentalidad de que ganamos algo por nosotros mismos, nos resulta mucho más difícil desprendernos de ello. Sin embargo, si somos conscientes de que Dios es la fuente de todo y que sólo tenemos lo que tenemos porque Dios nos lo dio para que lo usemos para el bien, entonces estaremos mucho más dispuestos a compartir con alegría. Esto es lo que la Torá nos está enseñando: aunque permite al prestamista tomar una garantía, ese objeto aún no le pertenece y, por lo tanto, debe devolverlo si el prestatario lo necesita. Todo lo que tenemos está en nuestra posesión sólo porque Dios quiere que lo tengamos.
Esta semana, da tzedaká (caridad) con la intención de que Dios sólo te dio eso para que participes en la mitzvá de compartir con los demás. ¡Recuerda que sólo somos los distribuidores!
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