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Como el director general de un gran conglomerado, Dios fija los presupuestos y determina el rol de cada persona, en base al nivel de responsabilidad que estamos dispuestos a asumir.
Cuando era pequeño, yo pensaba que Rosh Hashaná era una especie de versión judía de "Santa Claus llegó a la ciudad", reemplazando con Dios al hombre vestido de rojo.
Él todo lo apunta, él todo lo ve
Y sigue los pasos estés donde estés
(Santa Claus) Dios llegó a la ciudad
Te observa cuando duermes
Te mira al despertar
No intentes ocultarte de él
Pues siempre te verá
Él sabe de ti
Él sabe de mí
Él lo sabe todo
No intentes huir
(Santa Claus) Dios llegó a la ciudad.
Con esta canción como mi punto de referencia, incluyendo la versión rock de Springsteen, era difícil tomar en serio la festividad judía.
Pero todo cambió una vez que realmente entendí el significado profundo del nuevo año judío.
Resulta que Dios no observa el pasado para ver quién fue bueno o malo. De hecho, Él presiona el botón de reinicio y, una vez más, recrea el mundo y tu rol en él. Como el director general de un gran conglomerado, Dios fija los presupuestos y determina el rol de cada persona, en base al nivel de responsabilidad que genuinamente estamos dispuestos a asumir.
Las festividades judías no son meramente conmemorativas. Cada festividad abre un portal espiritual en el tiempo que nos permite revivir la experiencia que tuvieron nuestros ancestros. Por ejemplo, Pésaj no se limita a recordarnos el Éxodo de Egipto, sino que es el momento del año en el cual nosotros mismos podemos acceder a la libertad y a la redención como nunca antes.
¿Qué ocurrió en Rosh Hashaná para que este sea el "Día del Juicio"?
El Talmud da una respuesta fascinante: en Rosh Hashaná, el primer día de tishrei, Dios concibió el mundo. ¡Hasta entonces nada existía! La creación misma no tuvo lugar sino seis meses más tarde, en el mes de nisán, el mes de Pésaj. Rosh Hashaná tiene el potencial de concretar tu visión para el nuevo año, para fijar objetivos y planos. Es la máxima tabula rasa, cuando todo es posible.(1)
Por lo tanto, el juicio de Rosh Hashaná no puede basarse en nuestro comportamiento del pasado, porque simplemente no hay un pasado. Volvemos a experimentar la concepción del mundo, el punto de comienzo cuando Dios entrega el potencial para todo lo que ocurrirá en este nuevo año.
Esto explica por qué en las plegarias de Rosh Hashaná no encontramos ninguna referencia al arrepentimiento, porque el énfasis está en declarar con la máxima claridad y pasión nuestra visión para el nuevo año. Miramos hacia adelante, no hacia atrás. Se aprieta el botón de reinicio; ya no llevas la carga agobiante de tu equipaje previo de arrepentimientos y fracasos. Es un nuevo comienzo y todo es posible, siempre y cuando eso sea lo que realmente deseas.
Con esta nueva claridad, podemos mirar hacia el año que termina y examinar errores y obstáculos que necesitamos enfrentar para poder realinearnos de acuerdo con nuestros sueños y aspiraciones, para poder volverlos realidad. De eso se trata Iom Kipur, y por eso viene después de Rosh Hashaná.
En definitiva, ahora es el momento de obtener claridad, recalibrarnos y entrar a Rosh Hashaná con el entusiasmo necesario para trabajar apasionadamente para alcanzar nuestras metas soñadas en el nuevo año. Todo el crecimiento potencial que podemos alcanzar este año se determina en este día. Este es el juicio que Dios efectúa en Rosh Hashaná.
Por lo tanto, en los próximos días dedica un poco de tiempo para pensar en las siguientes preguntas:
¡Shaná Tová! Que todos seamos bendecidos con un año de buena salud, alegría, sabiduría y claridad.
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