Siete afirmaciones para un año con más paz

3 min de lectura

Cómo evitar las peleas dolorosas y los comentarios hirientes que dañan nuestras relaciones.

Al comenzar un nuevo año, deseamos evitar las discusiones dolorosas, los comentarios hirientes y los malos entendidos que dañaron nuestras relaciones en el pasado. Buscamos la forma de hacer las paces con la familia y los amigos y decidimos que las cosas serán diferentes. No es una tarea sencilla. Estas afirmaciones pueden ayudarnos a mantenernos enfocados en lo que es más importante.

1. Estoy dispuesto a invertir el tiempo y el esfuerzo necesario para tener relaciones más pacíficas.

Mejorar nuestras relaciones requiere un esfuerzo focalizado. Puede incluir leer libros o escuchar clases sobre el tema; discutir sobre un conflicto con una tercera parte objetiva o con un amigo confiable; aprender a escuchar para poder relacionarnos mejor con los demás. Investiga las diversas estrategias y comprométete a implementar la que te parezca más adecuada.

2. Puedo entender otra perspectiva sin llegar a aprobarla.

Cuando estamos convencidos de que tenemos razón, es muy tentador pensar que no es necesario entender la perspectiva del otro. Pero eso evita que nos abramos a ideas que pueden llevarnos a mejores resultados en los cuales todos salen ganando. Además, también es importante entender el componente emocional de un desacuerdo. Como escribió Stephen Covey en Los siete hábitos de la gente altamente efectiva: “Cuando escuchas a otra persona con empatía, le das a esa persona aire psicológico. Y luego de suplir esa necesidad tan vital, puedes focalizarte en influir y resolver los problemas”.

3. Reconozco que Dios puede traer a mi vida personas difíciles para ayudarme a crecer.

Podemos encontrarnos con individuos que de alguna forma nos dañen. Esas personas pueden ser mensajeros involuntarios para ayudarnos a reconocer nuestros defectos. Como escribió Rav Tzvi Freeman en su libro Bringing Heaven Down to Earth: “Debes saber que todo lo que te sucede viene de una sola Fuente… y aunque esa persona que te insultó o te dañó… tiene el libre albedrío de tomar su decisión de actuar mal, ese es SU problema. Que eso debía ocurrirte a TI, eso es algo entre tú y Dios”.

4. Me trataré a mí mismo con respeto y compasión.

Gran parte de la carga emocional que incrementa el conflicto puede provenir de nuestras propias inseguridades. Operamos desde un lugar de temor y autoprotección. Por ejemplo, si le respondo a un adversario con un aluvión de comentarios enojados y sarcásticos, eso se debe a que mi ego es demasiado frágil para admitir un error. La respuesta enojada de la otra persona puede ser sólo una forma no efectiva de acallar esas voces molestas.

5. Seré sensible hacia mi propio estado de ánimo y el de los demás.

Cuando nosotros o la otra parte está en un estado de ánimo negativo, es más probable que nuestras interacciones lleven a un encuentro a gritos. Recuerda detener una interacción cuando sientas hambre, enojo, soledad o cansancio.

Excepto por aquellas emergencias que no pueden posponerse, esperar hasta que ambas partes estén en un estado de ánimo positivo puede marcar la diferencia entre una discusión racional y una pelea acalorada. El mero hecho de tener consciencia del clima emocional puede ayudarnos a ser más cuidadosos durante una discusión.

6. Puedo trabajar para cambiar el futuro mientras acepto el presente.

Aceptar a una persona o una circunstancia no significa aprobarla ni ceder a tratar de que sea mejor. Rav Dr. Abraham J. Twerski trabajó durante décadas con alcohólicos y siente que su recuperación ofrece una guía que puede beneficiarnos a todos.

Un párrafo del “Gran Libro” de Alcohólicos Anónimos dice:

“La aceptación es la respuesta a TODOS mis problemas hoy. Cuando me siento molesto, es porque encuentro alguna persona, lugar, cosa o situación (algún hecho de mi vida) que me resulta inaceptable, y no puedo hallar serenidad hasta que acepte que esa persona, lugar, cosa o situación es exactamente como se supone que debe ser en este momento… A menos que acepte la vida en los términos de la vida, no podré ser feliz”.

7. Mis actos pueden crear un mundo más pacífico.

Es fácil sentirse frustrado por los problemas globales, ya sea el programa nuclear de Irán, el terrorismo o el antisemitismo, por nombrar unos pocos ejemplos. De nosotros depende dar cualquier paso práctico que sintamos que puede cambiar las cosas para mejor. Al mismo tiempo, necesitamos recordar que en definitiva nuestra verdadera protección viene de Dios.

No es fácil cambiar la forma en que nos relacionamos con los demás, pero la recompensa sin duda hace que valga la pena el esfuerzo.

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