Sinaí para no-judíos

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¿Qué hace que la entrega de la Torá sea tan universalmente necesaria y relevante?

No sólo los judíos deberían celebrar la festividad de Shavuot.

No tienes que ser judío, ni que ser religioso, para reconocer que lo que ocurrió en el Monte Sinaí fue uno de los momentos más importantes en la historia de la civilización.

Incluso la elección de la ubicación particular en la cual fueron entregados los 10 Mandamientos tiene el objetivo de enfatizar la universalidad de su mensaje. ¿Por qué es, preguntan los comentaristas bíblicos, que Dios eligió transmitir Su código moral en una montaña en el desierto en lugar de esperar a que los judíos entraran a la tierra sagrada de Israel? Precisamente por esta razón: Israel es la tierra para los judíos, el desierto no es de nadie – y por lo tanto le pertenece a todos.

Las palabras de Dios no estaban dirigidas a un sólo pueblo; estaban dirigidas a todo el mundo porque representan la clave para la supervivencia universal.

¿Qué hace que el mensaje de Sinaí sea tan universalmente necesario y relevante?

En pocas palabras, es la idea de la ley, el concepto de "haz esto" y "no hagas eso". Es la noción de que algunas cosas están bien y otras mal. Es el rechazo al relativismo cultural que ve algo bueno en absolutamente todo sin importar lo aborrecible que sea porque "quién puede decir que lo que creemos es más correcto que lo que creen ellos".

En el léxico liberal no faltan excusas. Para alguien una persona puede ser un terrorista y para otro un luchador por la libertad. La gente roba porque es pobre. La gente asesina porque se siente privada, como resultado de la forma en que la vida los ha maltratado. La gente hace todo tipo de cosas malas y nosotros tenemos que ser justos antes de juzgarlos para determinar si recibieron suficiente amor cuando eran niños, si la culpa es de ellos o de la defectuosa sociedad.

La letra de Gee Officer Krupke en West Side Story captura brillantemente el sabor de esta defectuosa filosofía:

Querido benévolo Sargento Krupke,
Usted tiene que entender,
Es nuestra crianza
La que nos hace perder el control.
Nuestras madres son todas drogadictas,
Nuestros padres son todos borrachos.
Santo Moisés, ¡por supuesto que somos criminales!

Dios tiene más fe en la humanidad que aquellos que afirman que las personas deben ser perdonadas más allá de todo porque no pueden evitar ser malvadas.

Todos tienen una razón para lo que hacen. Hitler encontró una manera de justificar el genocidio como una forma de dar lugar a una raza superior. Y el relativismo cultural tiene que admitir que es posible que haya estado en lo correcto. Y hasta donde sabemos – como se atrevieron a decir algunos prominentes sicólogos – el fracaso de su madre para amamantarlo lo suficiente puede haber causado sentimientos de carencia de amor que por supuesto produjeron un odio a sí mismo, que se manifestó en la necesidad de asesinar a seis millones de judíos.

“Razones” para cometer el mal no es lo mismo que “justificaciones”.

Se espera de nosotros que acatemos las leyes de Dios a cualquier costo, porque sin ellas la sociedad no puede sobrevivir.

La gente pobre no necesariamente tiene que recurrir al crimen. Hay cantidades de ejemplos de personas que a pesar de haber tenido una infancia extremadamente difícil, hasta con abusos de todo tipo, llegaron a ser de las personas más exitosas e influyentes del mundo. Sin importar qué tan grandes sean las desventajas, tenemos garantizado el libre albedrío y la oportunidad de tomar nuestras propias decisiones en la vida.

Y desde la cima del Sinaí Dios le enseñó al mundo que hay verdades absolutas, que hay reglas que se espera que acatemos sin importar nuestras excusas, porque sin ellas la sociedad no puede sobrevivir.

"No matarás" – no importa si crees que no aplica a ti.

"No cometerás adulterio" – incluso si tu esposa no te entiende, si la otra es más hermosa, etc., y a pesar de que pienses: "¿quién va a salir lastimado, si nadie se va a enterar?".

"No robarás" – incluso si con tu nueva riqueza te convirtieras en un gran filántropo y tuvieras tu nombre puesto en edificios y dedicatorias.

El Decálogo tiene sólo 172 palabras. Ninguna de ellas es "excepto". Todas las órdenes son claras y directas. Tienen su raíz en la verdad y representan las palabras del Creador del mundo.

El poder de ellas yace en su fuente Divina. Sin ellas y su fuerza moral, el mundo hubiera perecido hace mucho tiempo.

La heroína de Shavuot es Rut, y leemos su libro en esta festividad. ¿Por qué fue elegida para este honor?

A pesar de no haber nacido judía, ella encontró el camino a la verdad de que la Torá entregada en el desierto estaba dirigida a toda la humanidad. Y es por eso que se convirtió en ancestro del Rey David, de quien saldrá el Mesías – quien finalmente conducirá al mundo a aceptar el regalo entregado en Sinaí, que estaba dirigido a todos desde siempre.

¿No es esa razón suficiente para que todos se regocijen en esta festividad?

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