¡Socorro! ¡No existo!

07/05/2025

4 min de lectura

¿Cómo puede una entidad material tener conciencia de sí misma?

El neurocientífico Sam Harris me resulta considerablemente más interesante que la mayoría de sus colegas "nuevos ateos". A pesar de mis desacuerdos básicos en muchos aspectos, a menudo me interesan sus enfoques sobre diversos temas y periódicamente estoy de acuerdo con lo que dice. El último tiempo, Harris habló extensamente sobre el tema de la conciencia. Dice que estudió y practicó meditación oriental con el propósito de revelar que el "yo" en verdad no existe.

¿Por qué hace esto el Dr. Harris? Porque es un materialista que cree que la realidad física es la única realidad, y el problema de la conciencia hace mucho que es una espina molesta para la perspectiva materialista. Él quiere explicar cómo es posible que todos tengamos una sensación singular de nuestro ser.

No es un objetivo sencillo considerando que se ha reconocido ampliamente que nadie tiene la menor idea de cómo una entidad material puede llegar a tener conciencia de sí misma. Esta rareza es reconocida abiertamente por la mayoría de los grandes pensadores sobre el tema. Famosamente, fue descrito por el filósofo y científico cognitivo David Chalmers como "el problema difícil". Él escribió:

Es innegable que algunos organismos son sujetos de experiencia. Pero la pregunta respecto a cómo es que estos sistemas son sujetos de experiencia es desconcertante. ¿Por qué cuando nuestros sistemas cognitivos se involucran en el procesamiento de información visual y auditiva, tenemos experiencias visuales y auditivas (la cualidad del azul profundo, la sensación de Do mayor)? ¿Cómo podemos explicar que hay algo que se asemeja a tener una imagen mental o a experimentar una emoción? Está ampliamente aceptado que la experiencia surge de una base física, pero no tenemos una buena explicación respecto a por qué y cómo surge. ¿Por qué el procesamiento físico debería dar lugar a una rica vida interior? Objetivamente, parece irracional que deba hacerlo, pero sin embargo así ocurre. (El énfasis fue añadido)

Este problema también fue explorado en la obra clásica del filósofo neoyorquino Thomas Nagel, “What Is It Like to Be a Bat?" (¿Qué se siente al ser un murciélago?), que tuvo la intención de ser una refutación al reduccionismo, la idea de que un sistema complejo es simplemente una suma de sus partes. El reduccionismo sostiene que todos los procesos mentales podrían ser descritos completamente si pudieran describirse todos los procesos físicos en el cerebro. Por lo tanto, el "problema difícil" es que no hay ninguna razón para esperar que el murciélago experimente "la condición de murciélago", pero sin embargo parece obvio que lo hace.

Si el cerebro (nuestro o de cualquier animal) es sólo una máquina (un conjunto de componentes físicos que obedecen las leyes de la física como una computadora o una calculadora), todo lo que debería estar haciendo es ejecutar su programa (cómo llegó a existir el programa es otro tema). Presumiblemente, la calculadora no tiene experiencia de calculadora. Entonces, ¿Por qué deberíamos ser diferentes? Sin embargo, claramente lo somos. He aquí el "problema difícil".

Si el cerebro (nuestro o de cualquier animal) es sólo una máquina (un conjunto de componentes físicos que obedecen las leyes de la física como una computadora o una calculadora), todo lo que debería estar haciendo es ejecutar su programa.

El Dr. Harris tiene una solución: nuestra conciencia y la experiencia de nuestro "yo" son simplemente una ilusión. Como dijo en una entrevista al New York Times:

"La sensación de ser un sujeto dentro de tu cabeza, un lugar de conciencia detrás de tus ojos, un pensador además del flujo de pensamientos [no es real]. Esta forma de subjetividad no sobrevive al escrutinio. Si realmente buscas lo que llamas 'yo', este sentimiento desaparecerá".

Él lo ilustra con una imagen:

Su pensamiento es que así como en verdad aquí no hay un cuadrado, sino sólo la ilusión de uno, también es ilusorio el sentimiento que tenemos del "yo". No estoy seguro de que haya una gran correlación entre una ilusión óptica (que no tiene conciencia de sí misma y, por lo tanto, no tiene una experiencia que negar), y la conciencia universal de uno mismo que todos tenemos y que él trata de explicar. Además, no me incomoda en absoluto replicar que el cuadrado sí existe, pero que simplemente existe de una manera diferente a como lo hacen los círculos negros. En el mismo sentido en que los judíos afirmarían que el alma (o cualquier entidad espiritual) no se puede medir, sino que sólo se deduce de lo que sí puede medirse, lo mismo ocurre con el cuadrado.

No estoy seguro de que haya una gran correlación entre una ilusión óptica y la conciencia universal de uno mismo que todos tenemos y que él trata de explicar.

Harris sostiene que el objetivo de los místicos es eliminar el "yo" de nuestra conciencia, que es la ficción que nos impide percibir la verdadera realidad. (De acuerdo con Harris): no hay un "yo" verdadero. Esto se alinea muy bien con el budismo, y posiblemente parte de lo que atrae a esta clase de exploración es que el budismo no tiene un concepto de Dios.

Algunas preguntas respecto a este enfoque:

  1. ¿Quién o qué llega a darse cuenta cuando se da cuenta que no hay un "yo"? ¿La ilusión?
  2. Si no hay un "yo", ¿cómo se recuerda este entendimiento, ya que la memoria presumiblemente sería una función del "yo"?
  3. ¿Cuál es el objetivo general de esta exploración? ¿Qué es lo que "yo" espero ganar al descubrir que en realidad no existo?
  4. ¿Cómo sabemos que lo que en realidad es ilusorio es la desaparición del sentido de un "yo"?

Todo este intento de llegar a un entendimiento tan paradójico y contrario a la lógica respecto a que no hay un "yo" ni un ser verdadero, puede parecer completamente subjetivo y carecer del estándar de rigor científico que los "nuevos ateos" declaran representar. ¿Cómo esperamos poner a prueba esta idea? Al comentar sobre este problema, Harris reconoce que "Cualquier cosa que estudiemos, estamos obligados a tomar con seriedad los reportes subjetivos, sabiendo siempre que a veces son falsos o incompletos".

Quizás lo que el profesor Harris y los místicos orientales dicen es algo parecido a lo que enseña el judaísmo: que la destrucción del ego (una percepción distorsionada del yo) liberará nuestras mentes (o almas) para poder percibir la "Mente Universal" o la Conciencia Infinita que algunos llaman Dios. Es difícil decir, tal como lo hace Harris, que si las personas sólo pensaran lo suficiente en ello, llegarían a comprender que su sentido más básico de conciencia en verdad no está allí. La ventaja de este enfoque es que elude convenientemente la conclusión a la que muchos podrían llegar: que nuestro sentido del yo, omnipresente y universal, es bastante real, y que, dado que no existe una base física explicable para ello, debe haber una base metafísica.

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