Superman contra los nazis

08/07/2022

5 min de lectura

Cuando los creadores judíos del Hombre de Acero lucharon en la vida real con los nazis.

Probablemente Superman sea el personaje ficticio más famoso del mundo. Desde Australia a Argelia y a Alaska, desde niños pequeños a ancianos, la mayoría de las personas saben quién es Superman. Sin embargo, lo que la mayoría no sabe es que se trata de un personaje judío.

Creado en 1930 por Jerry Siegel y Joe Shuster, dos estudiantes judíos de secundaria en Cleveland, el hombre de acero o el Defensor de los Oprimidos, como fue conocido al principio, fue una reacción al ascenso del nazismo en Europa y del antisemitismo en casa.

Jerry Siegel y Joe Shuster, 1942.

Tan original como era el primer superhéroe, Siegel y Shuster se inspiraron en una variedad de fuentes en su cultura, incluyendo la fe y el folklore judío. Para el origen del personaje se inspiraron en la historia de Moshé, un bebé que se salvó al ser colocado en una pequeña canasta que quedó a la deriva, rumbo a lo desconocido, criado por personas de otra cultura y en la adultez se convirtió en un salvador poderoso y hacedor de milagros. Le dieron a su personaje la fuerza y el deseo de verdad y justicia de Sansón, el fuerte juez de la Biblia. Lo convirtieron en un indestructible defensor de los inocentes, como el golem de Praga. Y lo enviaron a luchar contra los nazis, en cómics y en la vida real.

En sus libros de historietas, Superman sirvió como una figura básica de propaganda para los intereses judíos, promoviendo el rearme de los británicos, la intervención en la guerra, el asilo para los refugiados y el nuevo trato. Pero más que nada, permitió la catarsis de pegarles a los nazis en la cara.

Aunque a menudo se habla sobre la fuerza del personaje, poco se ha dicho respecto a cuán efectivo fue para provocar la ira de los nazis y cómo se convirtió en un feudo personal.

En la edición del 27 de febrero de 1940 de la popular revista Look, Superman declaró abiertamente la guerra contra Hitler y Stalin (quienes en ese momento todavía eran aliados). Esto fue casi dos años antes de Pearl Harbor y de que Estados Unidos entrara a la guerra.

Superman: Me gustaría propinar una bofetada estrictamente no aria en tu mandíbula, pero no hay tiempo para eso. Vendrás conmigo a visitar a uno de tus amigos.
Hitler: ¡Bájame! ¡Me haces daño!

En la historia especialmente encargada de dos páginas “How Superman Would End the War” (Cómo Superman pondría fin a la guerra), él pasa la Línea Sigfrido, anuda cañones nazis, rompe barricadas de concreto y aplasta al Luftwaffe. En poco tiempo llega al refugio de Hitler. Levanta al Führer por el cuello y declara: "Me gustaría propinar una bofetada estrictamente no aria en tu mandíbula, pero no hay tiempo para eso". Entonces vuela a Rusia para atrapar a Stalin y arrastra a los dictadores por el pescuezo a Ginebra, para que los juzguen por sus crímenes de guerra.

La elección de palabras de Superman es notable. Él proclama que es “estrictamente no ario” a pesar de representar el ideal de la fisionomía aria: complexión ancha, mandíbula cuadrada, nariz pequeña y puntiaguda y profundos ojos azules. Sin embargo, para Siegel y Shuster era importante dejar claro que su héroe era algo diferente. No era uno de ellos sino uno de nosotros.

La historia fue impresa en tonos de rojo, blanco y gris, por lo que parece que Superman tenía las piernas descubiertas. Esto sólo incrementó la ignominia de Hitler al ser abofeteado por un hombre en calzoncillos.

Era una profunda expresión de deseo, pero Superman sólo era un personaje de caricaturas infantiles. No tenía ningún peso. Excepto para los nazis.

El 25 de abril, Das Schwarze Korps (los cuerpos negros), el periódico oficial de la SS, publicó una página completa acusando a Superman de ser una conspiración para lavarles el cerebro a los niños estadounidenses con valores judíos falsos, como la compasión por los débiles y la defensa de los inocentes:

Jerry Siegel, un tipo circuncidado intelectual y físicamente que tiene su sede en Nueva York… dio publicidad al sentido de justicia de Superman, muy adecuado para ser imitado por la juventud estadounidense… que vive en una atmosfera tan envenenada que ni siquiera nota el veneno que traga cada día.

Varios recuentos atribuyen el articulo directamente a Josef Goebbels y una popular historia en la prensa de la época también afirmó que Goebbels tuvo una rabieta sobre Superman en medio de una reunión del Reichstag. De cualquier forma, el artículo fue ampliamente comentado en los Estados Unidos.

El German American Bund también le envió a Joe Shuster cartas con mensajes de odio y organizó protestas frente a las oficinas de Comics en Washington. Siegel y Shuster no respondieron públicamente. En cambio, hicieron lo que mejor sabían hacer: golpear en la ficción.

En Superman #25, apareció la maravillosa parodia Geezer, un popular héroe de historietas con los mismos poderes que el Superman “real”, vestido con un disfraz naranja con las piernas descubiertas (una referencia a su descoloración en Look) que logró enfurecer a los nazis.

El artista de libros de historietas, Henry Jones, es un exagerado doble de Shuster: bajo, escuálido, nariz puntiaguda, con lentes y distraído, también adecuado con el estereotipo judío en general.

Furiosos porque los cómics Geezer habían convertido a Hitler en “el hazmerreír del mundo”, los nazis intentan asesinar a Jones con diferentes estrategias, pero Superman arruina todos sus planes. Pero cuando Jones es secuestrado por agentes nazis, no es Superman quien llega al rescate, sino que se presenta vestido como Geezer, logrando justicia, vindicación y un insulto final al mismo tiempo.

En una encantadora manifestación de mímesis, Superman encarnó los deseos de sus creadores, tomando aquí el lugar de su propia imitación en cómics para proteger al suplente de Shuster, en una historia que respondió al artículo de la SS en reacción a la historia en Looks. El arte imitó la vida, imitó al arte y regresó nuevamente.

La guerra personal de los dos jóvenes judíos con la presunta raza superior no terminó allí. Superman siguió peleando y humillando a los nazis es sus cómics, mientras que en el mundo real su popularidad creció tanto que el gobierno de los Estados Unidos lo utilizó para promover con gran éxito el reclutamiento, donaciones de sangre, campañas de recolección de papel y metal y ventas de estampillas y bonos de guerra.

Una vez que los Estados Unidos se unieron a la guerra, con 8 millones de soldados leyendo cómics de forma regular, en esencia Superman se convirtió en parte del equipo reglamentario. Tanques, jeeps, botes y aviones fueron nombrados en su honor y decorados con su imagen. Todo un escuadrón de bombarderos de la fuerza aérea adoptó a Superman como su insignia oficial.

Con los soldados norteamericanos llevando sus cómics en los bolsillos y su imagen en sus vehículos, Superman, y a través de él Siegel y Shuster, estaban justo ahí, en la línea de combate, luchando contra los nazis.

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