También nosotros pertenecemos a la realeza

3 min de lectura

Siempre soñé con ser una princesa. Hasta que entendí que ya lo era.

Aunque el casamiento del príncipe Harry y Meghan Markle ya pasó, el fervor de los medios de comunicación todavía no ha bajado. Por eso sigo encontrando muchos artículos respecto a “Cómo actuar como la realeza” y otros que me informan “lo que Meghan Markle deberá dejar de lado ahora que forma parte de la realeza”.

Me resultan fascinantes, no por Meghan, el príncipe Harry, la riqueza o la fama… Me interesan porque comprendí que como judía observante, hago muchas de esas cosas. Y también las hacen mis pares. Por ejemplo:

1. Cambió su carrera por la corona. La actriz dejó su rol en el show Suits porque entendió que no es correcto ni apropiado para un miembro de la familia real tener un lugar en Hollywood. Además de roles oficiales de gobierno, la realeza típicamente dedica su tiempo a obras filantrópicas y a defender diversas causas.

Si bien un judío observante por cierto puede tener una carrera (y la mayoría la tiene), su principal “ocupación” es servir a Dios y cumplir su rol como judío, esforzándose por ser una luz para las naciones.

2. Ella abandonó los medios sociales. Colocar selfies en Instagram y Facebook y escribir un blog sobre su estilo de vida estaba bien, hasta que Meghan se comprometió con el príncipe Harry. La realeza no muestra fotografías de su diseño interior, de su colección de zapatos ni de sus vacaciones. No es algo digno de gente de ese nivel. En cambio, la familia real tiene una cuenta en los medios sociales para toda la familia y eligen qué imágenes y qué comentarios compartir. (Si te interesa, puedes ver kensingtonroyal).

Como mujer ortodoxa, entiendo la bendición que la privacidad puede traer al hogar. Si bien puedo decidir compartir algunas fotos con las personas más cercanas y queridas, también trato de asegurarme de que todo lo que publico sobre mí misma y sobre mi familia sea digno de una hija del Rey.

3. Ella tiene que seguir nuevas reglas de moda. El nuevo estilo de vestimenta de Meghan es evitar en eventos oficiales pantalones y remeras sin mangas, minifaldas, pies descalzos, uñas pintadas de colores oscuros y escotes profundos. También se espera que use sombreros en los eventos más formales.

Muchas de estas reglas de moda las siguen también los judíos observantes. Como deseo ser refinada y representar de forma positiva a mi pueblo y a mi religión, yo trato de vestirme de una forma digna y recatada.

4. Libertad para ser comparada. En estos días todos el mundo habla de Meghan Markle y en qué se parece (o no) a su cuñada Kate Middleton o a su suegra, la princesa Diana. Por todos lados aparecen collages de fotos que comparan su vestido de novia, su pastel de boda, su sonrisa…

A cualquier lado que voy con mi familia, somos reconocidos como judíos observantes y enfrentamos una comparación. ¿Actuamos de la forma debida? ¿Somos buenos representantes del pueblo judío? ¿Hacemos un Kidush Hashem? Porque a pesar de lo mucho que yo lo detesto, el mundo a menudo ve a cada judío como el representante de todos los judíos…

5. Expresiones irritadas, malas actitudes y un agotamiento visible. Los años de experiencia que Meghan tiene como actriz son una gran ventaja cuando hay que mantener una sonrisa o una expresión neutra, ocultar el aburrimiento, el agotamiento o la irritación, todo lo que debe sentir en algún momento. Como han explicado los expertos sobre la familia real, la gente espera durante horas para llegar a ver a los duques y a las duquesas. La familia real siente que debe mostrarse al público siempre alegre e interesada.

Nuestros Sabios dicen que es importante recibir a cada persona con una sonrisa (Pirkei AVot 1:15). También dijeron que sonreír a otra persona es más dulce que darle leche (Talmud Ketuvot 111a). Nuestra sonrisa irradia luz y amor; cuando compartimos calidez con los demás les damos un regalo maravilloso.

6. Manifestaciones públicas de afecto. Cuando los duques y las duquesas están en público, oficialmente están trabajando, no es un momento para las expresiones físicas de afecto o para momentos íntimos.

Las relaciones físicas íntimas son sumamente importantes para el judaísmo, pero dentro del hogar. ¿Acaso cuando sales no dejas las cosas más valiosas en casa?

Finalmente, la nobleza no se trata de riquezas, joyas, comidas suntuosas o reconocimiento internacional. Se trata de usar el mundo físico para elevarse desde afuera hacia adentro. Esto es algo que todos podemos hacer, tengamos o no sangre azul.

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