Los 4 elementos de nuestro mundo interior: Tierra, aire, fuego y agua

29/02/2024

4 min de lectura

La tradición judía compara los bloques básicos de nuestro mundo interior con los cuatro elementos fundamentales de la creación.

Los 4 elementos de la naturaleza: Tierra, Aire, Fuego y Agua

Explorar los 4 elementos —tierra, aire, fuego y agua— es sumergirse en los fundamentos de nuestro mundo interior y de la naturaleza misma. Estos componentes no solo representan las condiciones físicas de la materia, sino que también simbolizan las profundidades de nuestra existencia y espiritualidad. Al comprender qué representan estos elementos y cómo se relacionan con los estados de la materia, podemos obtener una perspectiva más amplia de nosotros mismos y del universo que nos rodea.

Los cuatro elementos de la naturaleza y nuestro mundo interior

El judaísmo compara al ser humano con una escalera que tiene la base en la tierra y la parte superior llega a los cielos.(1) Cada peldaño de la escalera representa un reino diferente que existe en nuestro interior, cada uno más elevado y más oculto que el que le precede. Este mundo interior en hebreo es llamado nuestro néfesh, a lo que comúnmente nos referimos como nuestra "fuerza vital".

Dado que cada uno de estos reinos internos posee su propio carácter, necesidades e impulsos, no es raro sentirnos confundidos, como si dentro nuestro vivieran diferentes personalidades. En el mismo día podemos sentirnos completamente satisfechos y absolutamente desconformes con nuestra vida; podemos sentir que somos capaces de conquistar el mundo y también sentirnos absolutamente indefensos; podemos sentirnos inspirados y completamente desgastados, etc.

Nuestra misión es llegar a dominar cada uno de estos reinos, usándolos como un escalón que nos permita llegar a uno más elevado. A través de este proceso, lograremos una versión más perfeccionada y elevada de nosotros mismos. Y si realmente queremos llegar a ser amos de nosotros mismos, debemos entender cómo operar estas diversas facultades internas y cómo se supone que podemos llegar a armonizar entre todas las partes de esta máquina.

La tradición judía compara los bloques básicos de nuestro mundo interior con los cuatro elementos fundamentales de la naturaleza: tierra, aire, fuego y agua. Estos cuatro elementos reflejan los cuatro estados de toda la materia existente: sólido, plasma, gaseoso y líquido.

En esta serie estudiaremos cómo estos cuatro estados de la materia reflejan nuestro mundo interior. Para comenzar, veamos una descripción general de cada nivel y en los cuatro artículos siguientes entraremos en detalle respecto a las diversas luchas que tienen lugar en cada uno de estos dominios.

Tierra: el elemento del cuerpo físico

La tierra es el elemento conectado con nuestro cuerpo físico. En este nivel, nuestra consciencia está más que nada conectada con nuestras necesidades corporales, y nuestro principal instinto es el de supervivencia y de satisfacer las necesidades básicas que mantienen a nuestro cuerpo en funcionamiento, tal como la necesidad de comida, refugio, seguridad y reproducción. Cuando estamos sintonizados con este plano de conciencia, las únicas partes activas de nuestro cerebro son aquellas necesarias para sostener a nuestro cuerpo y mantenernos vivos. Nos enfocamos en el mundo y sus recursos e incluso en otras personas, en términos de lo que ellas pueden proveernos.

Este nivel corresponde a la tierra porque así como la tierra tiene más forma y menos movimiento, esta parte de nuestra consciencia anhela seguridad, estabilidad y consistencia, y se ocupa de nuestro cuerpo físico, que es la parte más densa del ser humano.

Agua: el elemento de la emoción y el placer

El agua es el elemento que corresponde a las emociones y a los deseos. En este nivel, comenzamos a ver más allá de la mera supervivencia y buscamos formas de obtener placer de este viaje en el cual nos encontramos. Aquí comenzamos a experimentar emociones sofisticadas como amor, temor y esperanza, así como sensualidad y antojos. Las interacciones humanas se vuelven menos transaccionales, menos egocéntricas y más orientadas hacia la compañía por razones emocionales.

El movimiento y la fuerza vital del agua es simbólica del placer y la emoción que se encuentra en este nivel. Así como el agua puede ser salvaje y correr apresurada, a veces también nuestras emociones pueden abrumarnos. Sin embargo, cuando experimentamos emociones saludables, ellas son como aguas calmas. Lo mismo ocurre con nuestro deseo de placer. A veces nuestros antojos son furiosos e intensos como las olas más fuertes, y a veces son muy sutiles, como un lago con marea baja.

Aire: el elemento del intelecto y la comunicación

El aire es el elemento conectado con nuestro intelecto y con nuestra habilidad de comunicarnos. Aquí es donde buscamos sabiduría, conocimiento, entendimiento e información para desarrollar las perspectivas y la dirección de nuestra vida. Esto no está motivado por el placer y la emoción, sino por la lógica y la sensibilidad. Los sentimientos son reemplazados por ideas, intuición y creatividad. En este nivel, las relaciones humanas se centran alrededor de visiones compartidas y creencias comunes, y aquí es donde nuestros sentimientos y pensamientos son concretados al punto en que podemos procesarlos, articularlos y comunicarlos.

Así como puede haber un viento fuerte o una brisa calma, también aquí hay subniveles donde los pensamientos pueden estar dispersos, salvajes y distraídos, o pueden ser tranquilos y alegres. Cuando el viento es fuerte, tendemos a hablar mucho, pero cuando el viento está en calma, experimentamos menos necesidad de hablar, o sentimos la necesidad de decir sólo lo necesario.

Fuego: el elemento de la fuerza de voluntad y la conciencia personal

El fuego es el elemento espiritual conectado con la fuerza de voluntad, la autoestima y la motivación. Aquí se encuentran las raíces de nuestro anhelo de desarrollarnos y llegar a la grandeza. En este nivel, queremos sentir que realmente importamos. Los sentimientos y los pensamientos son reemplazados por un anhelo e impulso interno. En nuestras relaciones, sentimos una responsabilidad por los demás como si fueran una extensión de nosotros mismos.

Este nivel corresponde al fuego. El elemento fuego es el que menos forma tiene, tal como la voluntad es la que menos se detecta de todos los demás niveles. Así como el fuego sube, también este nivel se trata del anhelo interior de llegar cada vez más arriba. Y así como el fuego destruye, esta es la parte de nosotros mismos que ponemos en funcionamiento cuando intentamos superar obstáculos o eliminar cualquier cosa que bloquee nuestro camino.

En los siguientes artículos nos sumergiremos en cada uno de los elementos y explicaremos las luchas que tienen lugar en cada reino y las herramientas necesarias para lograr el dominio de cada una de estas áreas:

Tierra: Superar la pereza y la mentalidad de escasez

Agua: el anhelo de conexión

Aire: el intelecto inquisitivo

Fuego: Cómo tener autoestima y confianza para vivir sin miedo


Basado en el libro "Four Elements of an Empowered Life A Guidebook to Discovering Your Inner World And Purpose"

Notas:

  1. Ver Alshij sobre Génesis 28:12
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Sandra
Sandra
2 días hace

¡Excelente artículo! Y los artículos que amplían en detalle el artículo general, son realmente buenos. Muchas gracias.

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