El estigma del trastorno de estrés postraumático en el ejército israelí

08/07/2024

5 min de lectura

Los soldados israelíes sufren en silencio, rodeados de vergüenza y bochorno. Debemos eliminar el estigma.

Desde el 7 de octubre, mis visitas a Israel han incluido algo que nunca antes había hecho: pasar tiempo en el hospital Tel HaShomer visitando soldados heridos. Cada vez llegamos para brindar inspiración, llevar energía positiva, regalos, amor, apoyo e infinita gratitud. Y al final del día, somos nosotros los que terminamos recibiendo inspiración en vez, asombrados por la fuerza y determinación de los jóvenes, algunos de los cuales incluso perdieron miembros, que luchan con sus heridas de batalla que dejarán cicatrices eternas.

Además de los soldados de las FDI que hay en mi familia y de nuestra comunidad, en las visitas de estos últimos nueve meses he entablado relación con muchos soldados heroicos. Un reservista que estaba lleno de vida, energía, amor, tenacidad y fe cuando lo conocí, alguien con quien canté y bailé en su base, me llamó para decirme que está sufriendo. Desde hace un par de meses llora descontroladamente, tiene ataques de pánico y se siente lleno de una ira y una rabia inusitadas. No duerme ni come adecuadamente. Tiene problemas en el trabajo y en su vida personal. En el brit de su hijo, mientras sostenía al bebé en sus brazos, de repente se sintió transportado a sus obligaciones al comienzo de la guerra y se estremeció al sentir que sostenía un cadáver y no a su hijo recién nacido y vivo.

Fui a visitarlo a Tel HaShomer, donde lo internaron en la guardia psiquiátrica con un diagnóstico de trastorno de estrés postraumático (TEPT). El TEPT afecta a innumerables veteranos de guerra. Cuando lo vi, era una sombra de la persona que yo había conocido. Sufría por su condición, pero también por la profunda vergüenza que sentía. No había compartido con otros, ni siquiera con las personas más cercanas, dónde estaba o por qué. La unidad en la que se encuentra está repleta de soldados que sufren TEPT, la mayoría de ellos enfrentando su situación con mucha vergüenza. Muchos acudieron al alcohol o a las drogas para acallar el dolor y el vacío. El TEPT no sólo afecta a la persona diagnosticada, sino también a su cónyuge, a sus hijos y a toda su familia.

Le pregunté: Que Dios no lo permita, pero si tuvieras una lesión en un miembro o en un órgano, si en esta guerra te hubieran disparado o te hubiesen herido físicamente, ¿no se lo contarías a nadie? ¿Sentirías vergüenza por estar hospitalizado o recuperándote? Serías un héroe de nuestro pueblo, merecerías un apoyo infinito y una gratitud ilimitada…

¿Por qué debe ser diferente sólo porque tus heridas son invisibles? Ellas no son tu culpa. No deben ser una fuente de vergüenza, ni hacer que merezcas menos amor, apoyo, cuidado o reconocimiento. No te sientas obligado a contarlo a otras personas, pero si te beneficiarías del amor y del apoyo y la única razón por la que lo evitas es por miedo al estigma, te suplico que lo reconsideres.

Me respondió que lamentablemente no es la forma en que otros lo ven por el momento, así que siente que no tiene más opción que mantenerlo de esta forma.

Llamé a su esposa, a quien también llegamos a conocer. Ella está en su hogar cuidando sola a sus pequeños hijos. Le supliqué que me deje arreglar con su comunidad para que le envíen comidas, ayuda con los niños, para que la apoyen mientras él se recupera de una herida que sufrió luchando en la guerra del pueblo judío. ¿Acaso no es exactamente eso lo que hacemos si un soldado heroico resulta herido físicamente, y su familia necesita ayuda mientras él se recupera en el hospital? Ella agradeció mi preocupación pero dijo que tristemente no es la forma en que los demás lo entienden y que no tiene más opción que enfrentar esto de forma privada.

Se me quebró el corazón, no sólo por lo que viven enfrentando su trauma, sus heridas, sino por cómo su dolor y agonía se ven incrementados por la soledad en la que lo experimentan.

Los números de TEPT

Mi joven amigo está lejos de ser el único. En los dos meses siguientes al 7 de octubre, una alarmante cifra de 8.000 soldados reportó experimentar trauma. Recientemente, investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalem, la Universidad de Columbia, el Centro de Salud Mental Shalvata en Hod HaSharon, y la organización Effective Altruism, publicaron un estudio que predice que 520.000 personas (el 5,3 por ciento de la población israelí) puede llegar a desarrollar TEPT como resultado del 7 de octubre y la guerra subsiguiente.

El profesor Yair Bar Jaim, director del Centro Nacional de Estrés Traumático y Resiliencia de la Universidad de Tel Aviv, cree que un número más realista es 30.000 nuevos casos de TEPT entre los israelíes como consecuencia de los ataques terroristas del 7 de octubre y la guerra.

Históricamente, los soldados israelíes tuvieron niveles mucho más bajos de TEPT que otros países. De acuerdo con el Departamento de Asuntos de Veteranos de los Estados Unidos, el 30 por ciento de los veteranos de Vietnam tuvieron TEPT en algún momento de sus vidas. Alrededor de un 20 por ciento de los veteranos que sirvieron en las operaciones Libertad Iraquí o Libertad Duradera padecen de TEPT. Se han sugerido diversas razones para esta diferencia, como el hecho de que Israel tiene un ejército civil, que todo el país está expuesto al terror, la visibilidad de los soldados en la sociedad de forma regular, etc.

Debemos trabajar para eliminar el estigma de las enfermedades mentales y emocionales y crear una cultura y condiciones en las cuales no haya vergüenza y en las que la comunidad responda con amor y apoyo.

Cualquiera sea el número verdadero de casos de TEPT en Israel como resultado del 7 de octubre y la guerra, es alarmante y será necesario tremendo apoyo y tratamientos. Cuando comenzó la guerra, la comunidad judía respondió rápida y generosamente para ayudar a nuestros valientes soldados con equipos y suministros. Pero lo que se necesitará a continuación no puede meterse en una bolsa de lona ni servirse en un asado.

Eliminar el estigma

En Israel y en el extranjero debemos reconocer que las heridas invisibles son tan reales como las físicas. Debemos trabajar para eliminar el estigma de las enfermedades mentales y emocionales y crear una cultura y condiciones en las cuales no haya vergüenza y en las que la comunidad responda con amor y apoyo.

Mi amigo de Tel HaShomer me dijo: "Una persona como yo que sufre TEPT no quiere que la gente la mire y la trate con lástima y no quiere que le pregunten todo el tiempo cómo está y por qué parece molesto o por qué no sonríe. Sólo hay que entender que está pasando por un mal momento y estar ahí si te necesita".

Se debe conceder licencia paga en el trabajo a quienes se recuperan de TEPT o de enfermedades mentales, igual que la reciben quienes sufrieron heridas físicas. Hay que enviarles comida, ayuda con los niños y ayuda económica a quienes tienen heridas invisibles, igual que a las familias de los soldados que fueron heridos físicamente. Se deben recaudar contribuciones masivas para proporcionar tratamiento y apoyo a quienes se recuperan de TEPT. Debemos ser sensibles a esta afección tan real y no minimizarla utilizando el término para describir lo que se siente al quedarse en un embotellamiento de tránsito o cuando en el restaurante se equivocan con tu pedido.

Dado que Israel lucha la guerra más larga de su historia, el riesgo de la fatiga es real y preocupante. En lo que hace a la salud mental y el bienestar de nuestros soldados, de nuestros hermanos y hermanas, puede que estemos sólo al principio. Que mi querido amigo, a quien realmente aprecio, junto con todos los que precisan curación física, mental y emocional tengan una recuperación rápida, indolora y completa.

Haz clic aquí para comentar sobre este artículo
guest
0 Comments
Más reciente
Más antiguo Más votado
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.