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El sistema del judaísmo para proteger tu riqueza y asegurarte el retorno de tu inversión.
Bitcoin, oro, fondos mutuos, transferencia electrónica de fondos, bonos, propiedades… ¿En dónde debemos invertir nuestro dinero? Queremos que nuestro dinero crezca más rápido que la inflación… ¡y que esté seguro!
Sin descontar los méritos individuales de ninguna de estas opciones de inversión, o la importancia de la diversificación entre las clases de acciones, considero que ninguna de ellas, de forma individual o dentro de un portafolio bien diversificado, se acerca a la inversión prescrita por el judaísmo, algo sobre la cual no habló ningún gurú de la economía: el maaser – el diezmo.
Durante años suscribí a las reglas normativas de finanzas personales de que hay cuatro formas de distribuir nuestro dinero: ahorrar, invertir, gastar y dar. La última (dar) ocupa ese lugar porque es de lo que uno se preocupa después de todo lo demás. Si hay dinero extra, entonces por supuesto damos. O por lo menos eso era lo que yo pensaba
Hasta la última recesión, cuando mi vida financiera recibió un gran golpe, yo asumía que era una persona bastante generosa. Sólo entonces comencé a entender que el judaísmo invierte este paradigma financiero. Los judíos dan primero.
La mitzvá de maaser, o diezmo, nos exige dar el 10% de nuestros ingresos (después de restar los impuestos) a aquellos que lo necesiten, sin importar de qué otra manera lo distribuyamos. ¡Lo primero que debemos hacer es dar! Entra dinero, sale el 10%. Si bien esto asegura que seamos caritativos sin importar nuestro nivel de ingreso, llegué a entender que esta mitzvá trata tanto sobre la entrega como sobre la matemática de la inversión y la perspicacia financiera.
Cuando el Talmud analiza el versículo de la Torá “Aser teaser” – “separarás un décimo” (1), explica: “Da un décimo para que puedas volverte rico” (2). Esto me produjo curiosidad.
El Talmud narra muchas historias que muestran cómo aquellos que son estrictos respecto a separar maaser se vuelven ricos y cómo aquellos que no lo son pierden su riqueza. No hay nada fortuito sobre las ganancias o las pérdidas, y la matemática es bastante precisa. Como advertía Rabán Gamliel: “No separes el diezmo de forma aproximada, adivinándolo…” (3)
Si el diezmo se separa después de distribuir todo lo demás, es muy poco probable que mi contribución termine siendo un preciso 10%. Ahorros e inversiones aparte, ¡obviamente sé cómo ocuparme de esos gastos! Además, la mayoría sobreestimamos cuánto damos (y también tendemos a subestimar cuánto gastamos) y cuando hacemos los cálculos, asombrosamente podemos llegar a darnos cuenta de que no llegamos ni cerca a dar el 10% de nuestro ingreso anual.
Esta inversión presupone una sociedad de 90-10 con Dios, la Fuente de todo el dinero. En esta sociedad nosotros recibimos el 90% y Dios recibe el 10%. ¡Y nuestro 90% es una garantía avalada por Dios mismo! Él dice: “¡Ponme a prueba en esto!” (4) De hecho, esta es la única mitzvá en la que está permitido poner a prueba a Dios. ¡Hablando de ganancias seguras!
Pero hay una advertencia. En el momento en que evadimos nuestra obligación de “administradores de riqueza”, los roles de la sociedad se intercambian. Entonces nuestro Socio (Dios) se queda con el 90% y nosotros recibimos el 10%. El Talmud explica que cuando no damos el diezmo de nuestras ganancias, entonces recibiremos sólo el diezmo. Ese es un riesgo que no estoy dispuesta a tomar.
El Talmud narra la historia de un hombre rico que era dueño de un campo. Este campo producía cada año mil kor (piénsalo en toneladas). Cada año, siguiente el precepto de la Torá del diezmo, separaba 100 kor como diezmo. En su lecho de muerte, llamó a su hijo para darle sus últimas instrucciones. “Hijo mío, debes saber que el campo que heredarás produce mil kor cada año. Asegúrate de separar 100 kor como yo hice durante toda mi vida”. El hombre rico falleció.
Ahora su hijo era el dueño del campo. Como su padre le había dicho, rindió 1000 kor. Diligentemente, el hijo separó 100 kor. Pero el segundo año, el diezmo le resultó una carga pesada. “Es demasiado”, pensó. Y no separó el diezmo. Al año siguiente el campo produjo sólo 100 kor. Él pensó erróneamente que estaba ahorrando dinero, y miren lo que ocurrió.
La Mishná afirma que “maaser es una cerca”. (5) Porque, de hecho, dar maaser protege nuestra riqueza.
Implementar el sistema del judaísmo para proteger tu riqueza y asegurarte el retorno de tu inversión es bastante simple. Aquí hay algunos pasos a tener en cuenta:
Entonces, ¿realmente importa si inviertes en Bitcoin, propiedades, oro o fondos indexados? Sí, pero sólo si antes estás invirtiendo en la única inversión que garantiza retorno: maaser. Todo lo que hagas con tu dinero después de eso, sin duda será bendecido.
Notas:
(1) Devarim 14:22
(2) Taanit 9a
(3) Avot 1:16
(4) Taanit 9a
(5) Pirkei Avot 3:17
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