¿Tu teléfono celular puede matarte?

19/09/2024

6 min de lectura

El enfoque judío respecto a la evaluación de riesgo.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la radiación de los teléfonos celulares puede causar cáncer a los humanos. Según la ley judía, ¿esto significa que llegó el momento de deshacernos de nuestros celulares?

Cada día enfrentamos una miríada de peligros potenciales para la salud, algunos seguros y otros cuestionables. Conducimos autos, hacemos deporte, comemos comida chatarra y hablamos por celular. Algunas actividades, como el embarazo y el parto, son habituales, pero sin duda presentan un componente de riesgo significativo. Es imposible evitar algún riesgo en nuestra vida cotidiana. ¿Pero cuánto riesgo nos permite correr la Torá?

Desde una perspectiva secular, la autonomía dicta que uno puede arriesgarse tanto como desee (mientras nadie más esté en peligro y la sociedad no tenga que cuidar a los huérfanos creados por su comportamiento arriesgado). Pero la Torá nos ordena cuidar nuestra salud porque el individuo no es dueño de su cuerpo.

La Torá tiene varios mandamientos relacionados a la seguridad personal. Por ejemplo, uno debe ser proactivo para eliminar los riesgos prevenibles, como construir una baranda alrededor de cualquier tejado plano para evitar que alguien se caiga y construir una valla alrededor de una piscina.(1) Además de eliminar los peligros, la Torá nos ordena en dos ocasiones proteger nuestra salud, seguridad y bienestar.(2) Por ejemplo, el Talmud prohíbe caminar cerca de un muro inestable, por temor a que se derrumbe y lesione al transeúnte.

Sin embargo, las actividades peligrosas que involucran riesgos aceptados por la población en general están permitidas y, por lo tanto, existe un componente subjetivo a la hora de evaluar cuánto riesgo es aceptable. El Talmud pregunta en varios lugares por qué están permitidos ciertos actos potencialmente peligrosos. Responde que la persona no necesita evitar pequeños riesgos que el resto de la sociedad normal acepta sin excesiva preocupación. Por ejemplo, dado que viajar en automóvil presenta un elemento de peligro, podríamos pensar que debería estar prohibido. Sin embargo, manejar un auto es un riesgo aceptado por la sociedad y la mayoría de la gente no le da demasiada importancia. Por lo tanto, conducir, con las precauciones normales (como ponerse cinturón de seguridad y usar la señal intermitente) está permitido por la ley judía, a pesar del pequeño riesgo inherente. La base de esta norma es que si bien no podemos correr riesgos al azar, sí podemos realizar nuestras actividades cotidianas con la garantía de tener protección Celestial.(3)

El judaísmo reconoce la necesidad de ganarse la vida como un segundo factor atenuante a la hora de permitir un comportamiento arriesgado.(4) Hay muchos trabajos peligrosos que deben realizarse, y si se toman las precauciones adecuadas, está permitido realizarlos a pesar del riesgo que entrañan.

El grado de riesgo aceptable en la ley judía está directamente relacionado con el significado del beneficio que se puede obtener.

Una tercera justificación para asumir un riesgo es más altruista. Intentar salvar la vida o la salud de otra persona o de uno mismo es otra justificación legal para correr riesgos.(5) Aunque casi nunca estamos obligados ni siquiera a entrar en una situación cuestionablemente peligrosa para salvar la vida de otra persona,(6) el judaísmo claramente nos alienta a asumir un pequeño grado de riesgo para ayudar a salvar al prójimo. Esta es la justificación de actividades tan invasivas como la donación en vida de un riñón(7) y tan mundanas como tratar de salvar a una víctima que se ahoga si sabemos nadar.(8)

El grado de riesgo que uno puede asumir se relaciona con varios criterios. Por ejemplo, el grado de riesgo aceptable en la ley judía está directamente relacionado con el significado del beneficio que se puede obtener. Sólo se pueden aceptar pequeños riesgos teóricos como parte de las actividades rutinarias de la vida diaria. La forma de determinar cuán pequeño debe ser un riesgo para considerarlo aceptable es una norma social general, no una norma estadística objetiva. Para ganarse la vida, se acepta un grado mayor de riesgo. Aunque la mayoría de las personas no aceptarían personalmente el riesgo de pintar un puente o bucear para buscar perlas, la exigencia de tener ingresos es una necesidad acuciante que justifica un riesgo mayor. No obstante, se deben tomar todas las precauciones razonables y no se puede realizar una actividad que conlleve una expectativa elevada de lesiones graves o de muerte. Incluso salvar la vida de otro sólo justifica tomar un riesgo limitado, debido al principio de que la propia vida tiene prioridad sobre la vida del prójimo.(9)

Pero hay otra consideración que debemos tener en cuenta antes de considerar deshacernos de nuestros teléfonos móviles. No todos los riesgos son iguales. Maimónides establece una interesante distinción al describir la gravedad de las distintas clases de riesgo en su monumental tratado legal, Mishné Torá.

Él describe una clase de riesgo que es el resultado de un comportamiento poco saludable a largo plazo, como comer ciertos alimentos poco saludables.(10) Aunque Maimónides recomienda enfáticamente no comer nunca esos alimentos, no los declara prohibidos. En otra sección, Maimónides trae una lista de actos que están prohibidos por ser peligrosos, como beber agua que quedó descubierta (por miedo a que la haya envenenado una serpiente), independientemente de cuántas personas hayan bebido previamente el agua sin peligro. Esta última categoría está prohibida a pesar de que la probabilidad de un resultado peligroso sea remota.(11)

La razón por la cual las dos clases de riesgo se tratan de forma diferente gira en torno a la distinción entre un riesgo preexistente y un riesgo que aumenta con el tiempo. Un riesgo que ya está presente, incluso si el riesgo es muy pequeño, suele estar prohibido por la ley judía. Por lo tanto, está prohibido comer un alimento que tenga una pequeña posibilidad de estar envenenado, porque existe la posibilidad de que el veneno ya esté presente. Esto es similar a jugar a la ruleta rusa: aunque sólo una de cada diez mil recámaras contenga una bala, la presencia de una bala en el arma asustaría a cualquier persona que valore su vida.

Pero una actividad o situación en la que sólo existe un riesgo estadístico de peligro, como comer alimentos poco saludables o participar repetitivamente en actividades estresantes que pueden causar una discapacidad con el tiempo,(12) no está prohibido, porque el riesgo es acumulativo, sin que ningún elemento o acción individual contenga un peligro significativo. Esto es intuitivo, ya que incluso una persona muy consciente de la salud puede estar dispuesta en raras ocasiones a comer un bife grasoso, porque cree legítimamente que el peligro de este alimento se relaciona con la cantidad y la frecuencia de la ingesta y que un solo bife poco sano no es peligroso. Si come alimentos poco sanos con moderación, el riesgo es pequeño y aceptable.

Aunque los teléfonos celulares pueden presentar un riesgo mayor de sufrir tumores cerebrales, es poco probable que la ley judía prohíba su uso.

Por lo tanto, la ley judía prohíbe jugar a la ruleta rusa debido al peligro presente pero sólo desaconseja la comida poco saludable, porque ninguna porción de carne individual presenta un peligro.

Ahora pongamos en perspectiva nuestros teléfonos móviles. Aunque los teléfonos celulares pueden presentar un riesgo mayor de sufrir tumores cerebrales, es poco probable que la ley judía prohíba su uso. El uso de los celulares es omnipresente y los riesgos teóricos son aceptados por la inmensa mayoría de la sociedad.(13) Además, no existe un peligro preexistente, ya que ninguna llamada individual representa una amenaza significativa. No es el uso del celular lo que es peligroso, sino que el problema es el uso excesivo del móvil cerca del oído.

Aunque el judaísmo tiene gran interés en proteger la vida y la salud, es poco probable que los juristas judíos prohíban el uso de los teléfonos celulares, sino que fomenten su uso prudente. Es recomendable reducir la exposición a la radiación manteniendo el teléfono lo más lejos posible del cuerpo(14) (preferiblemente usando auriculares con cable o un altavoz para disminuir la exposición a la radiación), limitando la duración de las llamadas telefónicas(15) y minimizando el uso en lugares con señales débiles, donde el teléfono aumenta la radiación en su intento de conectarse con la torre. Este comportamiento responde al valor judío de fomentar un estilo de vida normal con un enfoque sensato del riesgo.


Notas:

  1. Deuteronomio 22:8 y Maimónides, Mishné Torá, Hiljot Rotzeaj 11:1 y 11:4
  2. Deuteronomio 4:9 y 4:15
  3. El concepto deriva de la declaración en el libro de Salmos (116:6): "Dios protege a los simples". (Shabat 129b; Ievamot 71b, Ver también Avodá Zará 30b, Nidá 31a y 45a; Ketuvot 39a; Ievamot 12b)
  4. Baba Metzía 112a
  5. Levítico 19:16
  6. Un soldado en el campo de batalla es una excepción particular
  7. Ver donación de órganos en vida http://www.aish.com/ci/sam/48954401.html.
  8. Shulján Aruj, Oraj Jaim 329:8 y Mishná Berurá 329:19. Ver http://www.daneisenberg.com/selfendangerment.html?1056519346030asp.
  9. Baba Metzía 62 a La base para los principios fundamentales que guían cuánto riesgo uno puede tomar para salvar a otro se discute en la responsa del siglo XVI de Rav David ben Salomón ibn Avi Zimra (Radbaz). El Radbaz establece que la persona está obligada a arriesgarse por lo menos un poco para salvar a quien está en peligro, pero si el grado de peligro se acerca al 50%, la persona es un piadoso tonto por arriesgar su vida. Ver Responsa Radbaz, Volumen 3:627 (1052( y 5:318 (1582)
  10. Maimónides, Mishné Torá Hiljot Deot 4:9
  11. Maimónides, Mishné Torá, Hiljot Rotzeaj 11:5 y 14. Ver Shulján Aruj, Ioré Deá capítulo 116:5
  12. Obsérvese que si el lanzador fuera un jugador de beisbol profesional, puede haber más lugar a asumir ese riesgo, ya que es un componente de su profesión.
  13. Esto usa el concepto de "Dios protege a los simples" que ya mencionamos
  14. Los manuales del usuario del IPhone de Apple y Blackberry Bold recomiendan mantener los aparatos por lo menos a cierta distancia del cuerpo al usarlos.
  15. "Un estudio realizado por investigadores de los Institutos Nacionales de Salud reveló que la radiación emitida tras sólo 50 minutos en un teléfono celular aumenta la actividad de las células cerebrales. Aún se desconocen los efectos de la estimulación artificial de la actividad cerebral". OMS: "Cell phone use can increase possible cancer risk", por Danielle Dellorto, CNN, 31 de mayo del 2011
Haz clic aquí para comentar sobre este artículo
guest
0 Comments
Más reciente
Más antiguo Más votado
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.