Un horrible asesinato

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Esperemos que la investigación policial revele que los que están detrás de este horrible crimen no son judíos.

Si hay una cosa que hemos experimentado como nación esta semana, es el agudo dolor del terrible asesinato de un ser querido. Si el joven de 16 años Mohammad Abu Khdeir fue efectivamente asesinado por un judío que buscaba venganza —que es lo que sospecha la policía pese a que aún no hay nada confirmado—, sería un horrendo crimen que los judíos de todas las líneas condenan enérgicamente. Una barbaridad como esa no tiene lugar en nuestra nación.

Como dijo Yishai Frankel, el tío de Naftalí, en un canal de televisión israelí: “Cualquier acto de venganza, de cualquier tipo, es completamente inapropiado y está absolutamente mal. Asesinato es asesinato. Uno no debería diferenciar entre sangre y sangre, si es árabe o judío”.

La policía aún no sabe qué es lo que ocurrió y no debemos apresurarnos a sacar conclusiones. Hay muchos rumores circulando; podría haber sido un ajuste de cuentas. Sería sumamente estremecedor si efectivamente fueron judíos los que hicieron esto.

Es importante notar las reacciones inmediatas que hubo ante el asesinato en Israel. El Primer Ministro Netanyahu expresó conmoción e indignación, y le solicitó a la policía que apure la investigación del “horrible asesinato”. Los líderes de todas las gamas del espectro político denunciaron el asesinato y los ciudadanos expresaron incredulidad de que un judío pudiera cometer un crimen como este. Nadie salió a bailar en las calles, ni a repartir golosinas o a celebrar. Solamente había conmoción e indignación por el horrible acto.

Ahora, compara esto con la reacción que hubo en las calles por el asesinato de Naftalí, Gilad y Eyal. En lugar de conmoción y horror, hubo celebración y los asesinos fueron elevados al nivel de héroes nacionales.

Las últimas semanas, la nación judía se unió en plegaria, fe, amor, y cumplimiento adicional de mitzvot, mostrando el corazón y el alma de la nación. Esto es quien somos en realidad. Somos un pueblo que santifica la vida. Más vale que nos cuidemos de no bajar al nivel de barbaridad que se ve tan a menudo entre quienes santifican a la muerte.

Esperemos que la investigación policial revele que los que están detrás de este horrible crimen no son judíos.

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