Una carta abierta a Rachel Goldberg-Polin

Hace unos días, yo, junto a miles de personas en todo el mundo, observamos lo que esperábamos y rezábamos que nunca llegara a suceder.

Mientras estabas en el podio [dando tu eulogía a Hersh], con tu voz cargada de una emoción que parecía casi demasiado inmensa para contenerse, me conmovió profundamente escucharte comenzar con la cualidad más esencial del pueblo judío: la gratitud.

Expresaste una gratitud tan profunda a Dios por el privilegio de ser la madre de Hersh. Explicaste cómo te sentiste profundamente bendecida por haber tenido la oportunidad de criar, amar y guiar a un alma tan extraordinaria como Hersh. Incluso en los momentos más difíciles, optaste por la gratitud y sentiste la presencia y la guía de Dios, reconociendo la bendición inconmensurable de tener a Hersh en tu vida.

Tu capacidad para encontrar luz incluso en la oscuridad más profunda es lo que nos ha dado tanta fuerza durante este tiempo horrible.

Una vez más, al final de esta despedida desgarradora, volviste a la gratitud, agradeciendo a todos los que te habían sostenido a ti y a tu familia durante este duro período. Aquellos que cuidaron de ustedes, que rezaron por ustedes, que cocinaron para ustedes y que los apoyaron.

Dijiste: "Lo siento tanto porque nosotros no les hemos dado nada, y ustedes ya nos han dado profunda y completamente todo".

Rachel, durante los últimos 332 días, has sido un pilar de fuerza, un faro de esperanza y una voz que ha cargado con el peso de todo el pueblo judío. Has sido la fortaleza que el pueblo judío necesitaba para sobrevivir. Tu resiliencia, tu compromiso inquebrantable con tu hijo Hersh y con todos los rehenes, y tu incansable defensa fueron los salvavidas a los que muchos se aferraron en medio de la tormenta de desesperación. Nos diste un sentido de unidad, un propósito compartido y, sobre todo, la fuerza para resistir.

Rachel, verdaderamente, tú nos diste todo.

Ahora es nuestro turno de devolverte esa fuerza a ti, a Jon y a tu familia.

Y lo haremos. Estaremos contigo, tal como tú estuviste con nosotros.

Y ahora tenemos el legado de Hersh como nuestra luz, nuestro apoyo y nuestra guía. El legado de Hersh no es solo una tragedia, sino una fuerza duradera, una esperanza inquebrantable y una unidad que perdurará por generaciones.

Su memoria será nuestra guía, nuestra inspiración mientras avanzamos. En las palabras que citó Jon, "Su memoria será una revolución". Una que ponga fin a esta miseria en la que nos encontramos. Una revolución en la que nos unamos como pueblo, como una gran familia, para amarnos unos a otros y traer paz al mundo.

Cada vez que te veía hablar, no podía evitar pensar en nuestra matriarca Rajel, cuyos gritos por sus hijos resuenan a través del tiempo. Como Rajel, nuestra matriarca, que lloró por sus hijos y se negó a ser consolada, tú hiciste todo lo posible para proteger y salvar a Hersh.

Ahora es el momento de que Hersh asuma ese rol. Necesitamos que él llore allí arriba incesantemente por el pueblo judío como tú lloraste por él. Necesitamos que él interceda por nosotros en el reino celestial. Que haga retumbar los cielos para traernos paz y unidad. Que te dé a ti, a tu familia y al pueblo judío fortaleza.

Sé que el recuerdo de Hersh nos ayudará a todos a mantenernos fuertes y a sobrevivir.