Una guía espiritual para la teshuvá

4 min de lectura

11 pasos esenciales para regresar a tu yo verdadero.

1. Estar en el aquí y ahora

La teshuvá (arrepentimiento) es un mecanismo milagroso que fue creado incluso antes de la creación del mundo1 y que está siempre a nuestra disposición cuando decidimos enfrentar los errores del pasado. Irónicamente, el primer paso para la teshuvá es acceder al infinito PRESENTE y desde este punto ser capaces de volver hacia atrás, borrar y transformar lo que sea que hayamos hecho. Al estar en el presente nos conectamos con la presencia infinita de Dios y desde allí cualquier cosa es posible.2

2. Observar la distancia entre tu potencial y tu yo actual

Antes de poder embarcarnos en convertirnos en todo lo que estamos destinados a ser, tenemos que entender con exactitud dónde estamos en relación con nosotros mismos, con Dios y con el mundo. Esa es la forma en que funciona un GPS: necesitas un destino (esto es tu yo verdadero) y un punto de partida (esto es tu yo actual, en este momento). Luego sólo se trata de dar cada paso, tiempo, motivación y ayuda Divina.

3. Dejar de identificarte con tu ego

El ego es la parte del yo que se ve a sí mismo como un ser físico separado y diferente de toda la creación. Aunque esto es cierto en cierta medida (porque nuestros cuerpos están separados), no es la verdad completa, ya que nuestras almas están entrelazadas en la matriz de toda la vida. La clave es liberarnos de nuestra identificación con este aspecto de nuestras psiques que nos limita, nos restringe y nos define en patrones rígidos de compromiso y comportamiento y en cambio acercarnos a los demás teniendo consciencia de nuestra conexión intrínseca. Dejar atrás la ilusión del ego nos permitirá hacer teshuvá, reconectarnos con otras personas y con Dios y vivir de acuerdo con nuestro máximo potencial.

4. Prepararse para estar en transición.

Una vez que nos liberamos del apego a nuestro ego y a aquellas cosas que pensamos que nunca podríamos cambiar, tenemos que estar dispuestos a estar en transición. Poder pasar elegantemente hacia lo nuevo implica saber que habrá una disolución de lo viejo. Esto puede asustar si no sabes que la transición forma parte del proceso de renacimiento y renovación, tal como una semilla pierde su forma para generar un nuevo árbol. Para poder superar la transición, tenemos que aceptar el espacio vacío que precede a la nueva forma de ser y mantenernos conectados con nuestro yo superior para estar seguros de estar yendo en la dirección correcta.

5. Convertir tu pecado/dolor/oscuridad en una fuerza redentora.

Cuando hacemos teshuvá sincera, no sólo hacemos borrón y cuenta nueva eliminando la negatividad del pasado, sino que también convertimos nuestros errores en una poderosa fuerza positiva. Esto se debe a que hacer teshuvá por amor implica encontrar la esencia positiva incluso cuando hemos tropezado y redirigir esa energía hacia Dios.

6. Quitar la negatividad a través de la confesión.

No es suficiente hacer teshuvá sólo en la mente; debemos utilizar el poder de la articulación y la confesión.3 Escuchar nuestra propia voz intensifica nuestros sentimientos y expresar algo en palabras da comienzo al proceso de remover el pecado de nuestra conciencia interna. Nos queda claro que nuestras iniquidades no forman parte de nuestra esencia y que podemos alejarlas.

7. Mantenerse conectado con tu bien esencial.

Tener consciencia de que tenemos un eje bueno indestructible nos da fuerzas para enfrentar cualquier cosa que necesitemos rectificar. Nunca nadie llega a alejarse demasiado como para no tener el regalo de la teshuvá. Nuestras almas son rayos de luz que brillan desde la Fuente misma de la luz a través de nuestras vidas y de nuestras personalidades. Para poder regresar a nuestro mejor yo desde el amor, tenemos que recordar amarnos a nosotros mismos a lo largo del camino. Merecemos ese amor en virtud de quiénes somos al nivel más profundo.

8. Confiar en la fuerza del perdón.

Perdón interpersonal

Suelen decir: “olvida y perdona”. Olvidar es completamente diferente a perdonar. Olvidar es no mirar los problemas y enterrarlos en lo más profundo de nuestra psiquis. Perdonar es reconocer la ofensa y el dolor y a pesar de eso darle al otro nada menos que el regalo del perdón. En verdad imitamos a Dios cuando somos capaces de perdonar al otro, porque Dios siempre nos perdona. Al negarnos a perdonar a quienes que nos han dañado y nos piden perdón, elegimos preservar para siempre su energía toxica y su poder sobre nosotros.

Perdón de Dios

La parte más importante de la teshuvá es confiar en el perdón de Dios y seguir adelante con alegría. Entonces también podemos perdonarnos y reparar lo que se quebró en nuestras almas.

9. Tomar responsabilidad por tu vida

Al hacer teshuvá asumimos con increíble coraje la responsabilidad por nuestras vidas. Tomar responsabilidad personal es lo que realmente nos da fuerza para llegar a ser lo mejor que podemos ser. La teshuvá es el camino a la libertad y asegura que no dependamos de la cadena de emociones y caprichos de otros (¡o de las nuestras!). La esencia de la teshuvá es saber que aunque no podemos controlar lo que ocurre o cómo nos tratan, siempre podemos controlar cómo respondemos. Cuando reconocemos que con nuestras elecciones y nuestros actos creamos nuestra propia experiencia, estamos listos para crear la vida que queremos.

10. Liberarse de la culpa y retener la vergüenza sana.

La diferencia entre emociones sanas e insanas es que las emociones sanas nos llevan a actuar, mientras que las insanas no traen ningún resultado productivo. La culpa NO es una emoción judía. El arrepentimiento sí lo es y es también la poderosa emoción que nos avisa cuando nos alejamos del camino. Una vez que recibimos esa información, podemos volver en teshuvá y liberarnos de la culpa. Sin embargo, la culpa nos debilita porque no viene de nuestro yo más elevado, sino de una voz que escuchamos en nuestra cabeza que se esfuerza por convencernos de que no importa lo que hagamos, nunca seremos suficientemente buenos.

Por el contrario, la culpa saludable es nuestra consciencia y ella es una de las características que definen al judío. Es nuestra disposición a presentarnos y asumir responsabilidad por todo lo que somos. Para poder escuchar a esta consciencia es necesario despejar un poco del desorden que tenemos en nuestra mente y escuchar lo que nos dice la pequeña voz de nuestra alma. Esto es sentir una vergüenza sana y utilizarla para motivarnos a regresar a nuestro yo verdadero y a Dios.

11. Mantenerse alegre todo el camino.

La teshuvá restaura un sentimiento de ligereza y alegría, nos sentimos energizados y completamente vivos en el contexto de las relaciones restauradas. La teshuvá es la alegría de encontrar un objeto perdido: tu yo verdadero.


1. Bereshit Rabá, Zohar.

2. El Midrash dice que la palabra “veatá” se refiere a la teshuvá. “Y ahora”, es decir que venimos al presente para corregir el pasado.

3. Llamado “Vidui”.

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