Usar una kipá en Francia

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Se les ha aconsejado a los judíos en Francia que dejen de utilizar kipot en público y oculten su judaísmo. ¿Deberían hacerlo o no?

¿Utilizar una kipá o no?

El debate está agitando actualmente a la comunidad judía de Francia. A raíz de los horribles ataques en contra de judíos que vestían kipot, algunos funcionarios están aconsejándole a los judíos franceses no utilizarlas en público.

Esa es la posición de Tzvi Ammar, presidente de la sucursal de Marsella del grupo religioso judío the Consistoire. Los judíos deben “quitarse la kipá durante estos tiempos difíciles”, aconsejó, ya que “la preservación de la vida es algo sagrado”.

Algunos funcionarios, como Michele Teboul, director de la sucursal de Marsella del grupo judío CRIF, han instado a un compromiso, recomendando que los hombres judíos “vistan un sombrero sobre sus kipot, dependiendo de la situación”.

El Gran Rabino de Francia, el rabino Haim Korsia, no está de acuerdo, e insta a los judíos franceses a que sigan utilizando abiertamente sus kipot. “De otra manera, estaremos colocando parte de la responsabilidad sobre la víctima”, le dijo a la Associated Press. “¿Cuál es el límite?... alguien que va por la calle el sábado a la mañana camino a la sinagoga, ¿no es visiblemente judío? El problema no terminaría nunca. ¿Y luego, a otros no se les permitirá llevar un pendiente en forma de cruz (cristiana) por la calle, o llevar tal o cual signo religioso?”, preguntó. “En algún momento, tenemos que defender el modelo de nuestra sociedad y ese modelo es el de una sociedad abierta que permite la libertad de la práctica religiosa”.

Sin embargo, tomando en cuenta los últimos acontecimientos, no es alarmista considerar que el acto de usar una kipá es peligroso hoy en día en Francia, y en otros países también. El 11 de enero de 2016, Binyamin Amsalem fue atacado por un adolescente blandiendo un machete que intentó matar a judíos que salían de una sinagoga en la ciudad francesa de Marsella después del rezo matutino. El joven le dijo a la policía que estaba actuando “en nombre de ISIS”.

El ataque aterrorizó aún más a la comunidad judía de Marsella, que ya estaba en alerta después de un intento de asesinato en noviembre de 2015, cuando tres hombres apuñalaron un maestro que vestía una kipá frente a una escuela judía.

En 2015, el periodista sueco Petter Ljunggren se puso una kipá y se filmó a sí mismo caminando por las calles de Malmö, una ciudad sueca con altos niveles de antisemitismo. En el lapso de una hora fue insultado, amenazado, y atacado con una lluvia de huevos. Finalmente desistió, sin terminar su recorrido. Similares “caminatas con kipá” por las calles de Manchester, Roma, Copenhague, París y Milán también dieron lugar a insultos, amenazas e incluso ataques.

Y no es sólo en ciudades europeas donde llevar una kipá puede ser peligroso. Mi hijo volvió a casa después de visitar un parque de atracciones en el área de Chicago con sus amigos —todos vistiendo kipot— y estaba aterrorizado; dos grupos de asistentes les gritaron insultos antisemitas a él y a sus amigos, y unos adolescentes los rodearon y les preguntaron por qué él y sus amigos no estaban en campos de concentración.

No mucho tiempo después de aquel incidente, mi hijo menor — que también llevaba una kipá— fue hostigado mientras caminaba conmigo por las calles de Chicago en 2015. Una mujer indigente comenzó a gritarle que lo odiaba. Mi hijo se puso pálido y comenzó a temblar de miedo. Lo agarré de la mano y salimos rápidamente de ahí, mientras los terribles insultos de la mujer hacían eco a lo largo de la calle. Más de un año después, mi hijo aún está perturbado por el incidente.

Cuando los judíos corren peligro sólo por expresar su identidad judía, cada judío se enfrenta a una elección. Una opción es retirarse: abandonar la práctica judía y reducir al mínimo nuestra identidad. O la opción contraria: celebrar nuestra herencia precisamente cuando es más amenazada y abrazar con más fuerza lo que algunos quieren que abandonemos.

Hay un viejo refrán en idish: Siz shver tsu zayn un yid, ‘es difícil ser judío’. Este solía ser un refrán muy común, y en estos tiempos oscuros uno puede sentir la tentación de decirlo de nuevo. Sin embargo, la mejor respuesta ante el sentimiento de siz shver tsu zayn un yid, vino del gran sabio del siglo 20, el rabino Moshé Feinstein.

Si deseas criar niños con una fuerte identidad y que amen ser judíos —dijo el rabino Feinstein— ni se te ocurra decirles que es difícil ser judío. Haz hincapié en lo hermoso que es ser judío. Muéstrales lo significativo y gratificante que es el judaísmo. Celebra el judaísmo. Deléitate en él. Sólo al apreciar la belleza y la alegría que conlleva el hecho de ser judío, seremos capaces de crecer en nuestro judaísmo y elevar a las futuras generaciones para que lo valoren también. Y con ese orgullo podremos enfrentar las amenazas y el miedo, y vestir nuestras kipot con orgullo en las calles.

A Sophie Taieb, una mujer judía francesa, y a su amiga no judía, Kerima Mendes, se les ocurrió uno brillante idea: #TousAvecUneKippa (Todo el mundo con una kipá). Como muestra de solidaridad y apoyo, alentaron a todos los franceses, y a todo el mundo en general, a que vistieran una kipá, el pasado viernes. “Si todos visten una”, Taieb explicó a la BBC, “entonces los judíos dejan de ser un posible blanco de ataque”.

La adversidad puede debilitar o puede fortalecer. Cada uno de nosotros tiene que tomar la decisión de cómo responder.

Si bien puede haber momentos en los que la seguridad debe dictar nuestro modo de proceder, cada uno tiene el derecho de tener su propia visión de mundo y actuar de acuerdo a ella. El judaísmo no es una carga señores, es un privilegio.

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