Cuatro ideas judías de la película 'IntensaMente 2'

23/06/2024

3 min de lectura

La sabiduría judía respecto a enfrentar nuestras emociones y seguir adelante, incluso cuando no sabes qué tienes por delante.

En IntensaMente 2, la nueva secuela de la famosa película IntensaMente, Riley, la protagonista, llega a la adolescencia. Cuando está por entrar a su primer año de escuela secundaria, los cinco sentimientos de la primera película (Alegría, Tristeza, Enojo, Temor y Disgusto) se ven acompañados por Vergüenza, Aburrimiento, Envidia y Ansiedad. La película explora los valiosos roles que juegan las diferentes emociones navegando las experiencias y enfrentando los desafíos.

El conflicto en la película entre Alegría y Ansiedad muestra el valor que ambas emociones traen a nuestras vidas, y cómo todas las emociones son una parte vital de nuestras identidades.

Aquí hay cuatro ideas sorprendentemente judías de IntensaMente 2:

1. Puedes decidir quién eres

En la película, el sentido de 'yo' de Riley se quiebra y se reconstruye a medida que ella enfrenta los desafíos de crecer. La película nos enseña que nuestras creencias y nuestros recuerdos forman nuestro sentido del 'yo'. No se pueden cambiar los recuerdos, pero sí la forma de interpretarlos. La sabiduría judía nos enseña que no siempre puedes cambiar las cosas que te rodean, pero puedes cambiar quién eres y en qué quieres convertirte. Como escribió Rav Israel Salanter, el padre del movimiento de Musar o 'desarrollo personal': "Cuando era joven, quería cambiar el mundo. Me resultó difícil cambiar el mundo, así que traté de cambiar a mi país. Cuando descubrí que no podía cambiar a mi país, empecé a centrarme en mi ciudad. Y cuando no pude cambiar mi ciudad, intenté cambiar a mi familia. Ahora comprendo que lo único que puedo cambiar es a mí mismo".

No importa lo que te haya pasado, puedes elegir tus creencias y en qué eliges enfocarte cada día.

2. Puedes seguir adelante incluso cuando no sabes qué hay por delante

La única constante en la vida es el cambio. Con cada nueva transición y etapa de la vida, nos vemos obligados a enfrentar la incomodidad de la incertidumbre al no poder ver ni controlar lo que tenemos por delante. En la película, Riley lucha con su ansiedad al buscar un nuevo camino. No necesitas borrar la incertidumbre de tu vida para poder dar el siguiente paso hacia adelante. Y no tienes que aferrarte a quien eras antes sólo porque es lo único que conoces. Como enseñó Rav Nóaj Weinberg, el director y fundador de Aish: "No temas descubrir que tu 'yo real' es diferente a tu 'yo actual'".

3. No necesitas estar feliz todo el tiempo

Una de las lecciones más importantes en la película es que no necesitas estar feliz todo el tiempo (ni siquiera la mayor parte del tiempo). A lo largo de la película, Riley experimenta disgusto, enojo, tristeza, alegría, ansiedad, aburrimiento, miedo y ansiedad. La sabiduría judía enseña que hay un tiempo y un momento para cada una de estas emociones en tu vida. Como dijo el Rey Shlomó en Eclesiastés: "Todo tiene su tiempo y hay un momento para cada cosa bajo el cielo". Hay un tiempo para estar triste y un tiempo para la alegría. Un tiempo para la paz y un tiempo para la ira.

La felicidad no es ni debe ser el objetivo en cada situación en la que te encuentres. La ansiedad puede ayudarte a planificar el futuro y la ira puede ayudarte a defender lo que es justo. Cada emoción tiene un propósito y algo para enseñarte.

4. Eres una obra en progreso

Cuando Riley forma su nuevo sentido de sí misma, éste no es perfecto. Esto incluye: No soy suficientemente buena. Soy una buena persona. Soy egoísta. Tengo miedo. Necesito pertenecer. Estoy emocionada. Su sentido del 'yo' es una obra en constante progreso. La sabiduría judía enseña que nunca debemos renunciar a nosotros mismos ni a los demás. Cada nueva experiencia y cada nueva persona que conoces puede cambiar tus creencias y tu sentido de ti mismo. Cada día puedes aprender algo nuevo. Puedes cambiar aquello en lo que decidas enfocarte. Nunca estás estancado. Como escribió el Rey Shlomó: "Siete veces cae la persona recta y vuelve a levantarse". Dios nos dio a cada uno muchos sentimientos únicos y valiosos como herramientas para ayudarnos a crecer y cambiar.

Siempre habrá un niño interior que recuerde lo que fue despedirse de la infancia. El judaísmo nos enseña a aferrarnos a ese niño que llevamos dentro, lleno de asombro y maravilla. Como escribió el Baal Shem Tov, el fundador del Movimiento Jasídico: "El mundo es nuevo para nosotros cada mañana, y cada persona debe creer que renace cada día". Porque a los ojos de Dios, siempre serás Su hijo, aprendiendo a sentir más y a crecer más cada día.

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