Mis padres nunca nos dijeron que eran judíos

27/06/2024

5 min de lectura

Una mujer adulta educada como cristiana descubre que sus padres eran sobrevivientes del Holocausto.

Imagínate crecer en una familia presbiteriana, ser bautizada en la iglesia, usar una cruz de oro, celebrar las festividades cristianas, que un pastor oficie tu boda… y luego, de adulta, enterarte que en realidad tus padres eran judíos.

En 1994, la investigación de Orlene Allen Gallop sobre su familia la llevó a descubrir que sus padres ocultaron sus raíces judías y se llevaron el secreto a la tumba. La consultora de 69 años recuerda el cambio sísmico que experimentó en su libro Hiding in Plain Sight (Two Ems Press, Madison, CT 2021).

Cuando su madre, Eleonor, que había nacido en Europa, agonizaba enferma de Alzheimer, el centro asistencial necesitaba prueba de su fecha de nacimiento. Al no tener un certificado de nacimiento, Orlene se contactó por correo con el Departamento de Estadísticas Vitales de Nueva York para conseguir una copia del certificado de matrimonio de sus padres.

Cuando lo recibió, no pudo creer lo que vio. El documento estaba firmado por un rabino, Zeidel Epstein.

“Recuerdo que pensé: ‘Dios mío, ¡en verdad eran judíos!'”, compartió Orlene con AishLatino. “Eso respondía a muchas preguntas sin respuesta sobre su pasado”.

Los padres de Orlene, Dr. Larry Allen y Eleonore Brahm, 1949

Orlene descubriría que Larry y Eleonore Allen no sólo eran judíos, sino que habían escapado del Holocausto, donde murió la mayor parte de su familia junto con otros millones de personas. Después de eso, ellos sellaron firmemente sus corazones y dejaron ese mundo atrás.

Estadounidenses orgullosos acosados por la vieja patria

Eleonor Brahm se casó con Larry Allen en 1949, cuando ella tenía 20 años y él 34. Él había cambiado su nombre eslavo, Ladislav Adler, al servir en el ejército británico después de escapar de Checoslovaquia en 1939.

Orlene creció escuchando que su madre había nacido y crecido en Francia. “Más tarde nos enteramos que nació en Alemania. Nunca lo reveló. Pero creo que pasó la mayor parte de su infancia en Francia”.

Los Allen se conocieron en París y llegaron por separado a los Estados Unidos, país que adoptaron como su patria. Después de casarse en los Estados Unidos, tuvieron dos hijas: Susan y Orlene.

El trabajo de Larry como radiólogo con la Administración de Veteranos llevó a la familia por todo el país hasta que terminaron en Washington D.C, a fines de la década de 1950. Allí las niñas fueron bautizadas en una iglesia presbiterana. El pastor, amigo cercano de la familia, ofició más tarde en sus bodas en la iglesia.

Orlene Allen Gallops

A fines de los años 60 la familia se mudó a Forest Hills, que resultó ser un barrio judío. Las personas tenían apellidos como Epstein y Goldstein. A Orlene le sorprendía que nadie iba a la escuela en las fiestas judías. “Le decía a mi madre: 'No quiero ir a la escuela porque no va a haber nadie’. Ella me respondía: ‘Tú tienes que ir porque no eres judía’”.

A pesar de las protestas de su madre, en la escuela secundaria Orlene aprendió mucho sobre las festividades judías. Fue al Séder de Pésaj de una amiga y le encantó.

En retrospectiva, Orlene puede ver que “había muchos indicios de que éramos judíos, pero nunca nos dijeron que lo éramos”. Por ejemplo, su madre les decía que no tomaran leche cuando comían un sándwich de salami. Su padre decía: “No existe algo como el hijo de Dios”, a pesar de que las niñas estudiaban en la escuela dominical de la iglesia.

Orlene recuerda sentimientos conflictivos por los mensajes mezclados. Cuando ella y su hermana cuestionaban a sus padres, ellos les decían: “A veces es mejor no preguntar demasiado. Miren hacia adelante, no hacia atrás”. Los Allen nunca regresaron a Europa; Larry decía que podían encarcelarlo o dispararle si lo hacía.

Descifrar la verdad

La verdad comenzó a revelarse cuando recibieron el certificado de matrimonio de los Allen en 1994, poco antes de que Eleonore falleciera, cinco años después del fallecimiento de su esposo.

Orlene, una madre que criaba sola a su hija y estaba completando un posgrado, todavía no tenía los recursos de Internet como para hacer la clase de investigación que está disponible hoy en día.

Sin embargo, buscó a un rabino en West Hartford, Connecticut, armada con el certificado de matrimonio de sus padres y los registros de la escuela de medicina de su padre en Bratislava, que habían encontrado en su caja fuerte y que también confirmaban que él era judío. El rabino le dijo: "No cabe duda que sus padres eran judíos. En 1949 un rabino no hubiera casado a dos personas si una de ellas no era judía”.

¿Por qué no nos dijeron?

La mente de Orlene comenzó a girar. ¿Por qué no nos dijeron? ¿Quién eran mi familia? Incluso si se convirtieron al cristianismo, ¿por qué no compartieron con nosotras esa información cuando crecimos? ¡Nunca salió en la conversación!”

Orlene cree que las respuestas se basan en el miedo. Sus padres, extremadamente protectores, probablemente tenían un intenso deseo de proteger a sus hijas de su dolorosa historia, tanto como de los prejuicios y la discriminación.

Una copia de la lista de deportación en la cual aparece el abuelo de Orlene (Oskar Abraham-Brahm), el tercer nombre en la lista. Cortesía del Museo del Holocausto de los Estados Unidos

Ahora, siendo una abuela de tres nietos, Orlene no guarda ningún rencor por el secreto. Más bien siente tristeza por lo que sus padres experimentaron, creyendo que tenían que renunciar a quienes eran y descartar su fe.

“Siempre me siento agradecida de haber sido su hija. Siempre supe cuánto me querían. Cuando entraba o salía de la casa, mi madre me besaba. Fui criada en una atmósfera de amor. Era obvio que ellos estaban enamorados”.

Recibir una pista

Cuando Orlene se jubiló hace 10 años, su investigación familiar cobró impulso. Con el aliento de su esposo John, ella investigó en JewishGen.org y YadVashem.org y viajó al Museo Conmemorativo del Holocausto de los Estados Unidos y a Praga. Tristemente, con sólo dos excepciones (tías paternas en los Estados Unidos y Eslovaquia), las familias de Eleonor y Larry perecieron en el Holocausto.

La investigación también llevó a Orlene y su hermana, Susan, a Vancouver para conocer a Judith, la hijastra de la tía Blanche. “Ella tenía una caja llena de fotografías y documentos que encontró en la casa de mi tía en Florida cuando ella falleció. Ese fue el descubrimiento más maravilloso”, dice Orlene.

La tía Blanche Donath y su esposo Zoltan. Fecha desconocida.

“El dolor de saber que mi tía Blanche había sobrevivido a cuatro campos de concentración y que perdió a su esposo, Zoltan, que fue asesinado por los nazis, fue amortiguado por saber que ella encontró el amor de un hombre (el padre de Judith) y sus hijos”.

Después de años de investigación, Orlene ahora dedica su energía a educar sobre el Holocausto. Ella habla con niños de escuela primaria, clubes de lectura y grupos de bibliotecas para asegurarse que las personas nunca lo olviden.

¿Se siente conectada al judaísmo de otras formas? Orlene reflexiona: “En Eslovaquia conocí una mujer que me preguntó qué sentía respecto a ser judía, porque si tu madre es judía, tú eres judío. Le dije: ‘Estoy orgullosa de ser la hija de mi madre y siento angustia por lo que ella experimentó. Estoy feliz de que sobreviviera y encontrara amor y felicidad con mi papá’.

“Después de publicar mi libro hace dos años, quise aprender más sobre el judaísmo. Aún siento el conflicto entre lo que aprendí en la iglesia y las enseñanzas del judaísmo. Pero creo que el conflicto es una forma de crecimiento y de formular preguntas. Esa es la forma en que aprendemos”.


El libro de Orlene está disponible en Amazon

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