Fundamentos
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Yo pensaba que Dios estaba ignorándome porque no estaba contestando mis plegarias. Entonces un día, recibí una inesperada respuesta.
A veces cuando miro donde estoy en mi vida, no estoy del todo fascinada. Entonces le rezo a Dios, usando las palabras del tradicional libro de rezos y agregando las mías propias también.
Puedo pasarme días, meses, e incluso años rogándole a Dios por lo que quiero. Grito y espero su respuesta. Pero mi vida continúa como está y yo no veo, no escucho, las respuestas a mis plegarias. ¿Dónde está Dios?
En el verano del 2002 me mudé a Los Ángeles para avanzar en mi carrera en el mundo del espectáculo – soy una actriz, comediante, escritora y, lo que me era más importante para mi en ese momento – una compositora. Ya había escrito más de 100 canciones y no había podido publicarlas. Estaba buscando mi gran oportunidad (¡e intentando evitar el trabajar como mesera!).
Al mismo tiempo estaba profundizando mi exploración del judaísmo y los dos mundos no podían ser más distantes. Entonces conocí a alguien que parecía ser la respuesta a mis sueños – los de mi carrera. Un hombre judío, observante, felizmente casado, quien era un representante artístico. Mis dos mundos combinados perfectamente.
Lo conocí un viernes por la noche en el servicio de la sinagoga y me sugirió que fuera a visitar y a ayudar a su esposa al día siguiente, ya que ella estaría sola en la casa. Él se olvido de mencionar que ella era la madre de ¡trillizos de tres años!
Mientras caminaba sofocada por el calor, me iba imaginando el fresco de la casa, la calma de una bella mesa de Shabat, el placentero afecto de la dueña de la casa, y esperaba con ganas construir esta nueva relación.
Conseguí la relación que quería, pero con una apariencia inesperada. Cuando se abrió la puerta, me sorprendió ver caos en vez de calma, juguetes y restos del desayuno en vez de una mesa de Shabat preparada y una más que agotada madre. Los trillizos habían estado levantados desde las 7:00 a.m., me explicó, y finalmente estaban durmiendo su siesta.
En vez de sentarnos tranquilamente y conversar, me apreste para ayudar a limpiar la casa y preparar las cosas antes de que lleguen sus invitados.
Aproximadamente cinco minutos después, justo cuando estábamos comenzando con las labores, una de las niñas comenzó a llorar. Suspirando, la madre me miró, y me explicó que si una se despertaba, despertaría a las otras y estarían todas cansadas y de mal humor, y todo el día sería terrible.
"Probablemente está todo bien", dijo ella. "Sólo tenemos que ir a escuchar atrás de la puerta".
"Ella probablemente llorará y me llamará", ella explicó, "y luego se quedará en silencio y escuchará para saber si hay alguien afuera de su habitación. Si nos escucha, ella no dejará de llorar hasta que entremos a sacarla. Pero si somos silenciosas, se calmará pronto y volverá a dormir. Si no se calma, sabremos que algo le pasa y entraremos a buscarla".
Entonces nos fuimos en puntillas por el pasillo y escuchamos. Todo ocurrió tal cual lo describió.
Vi a esta madre sentada sobre un pequeño banquillo afuera de la habitación de sus hijos, escuchando a su bebé llorar al otro lado de la puerta, y vi una imagen de coraje y fuerza. Vi una madre quien, a pesar de tener una tonelada de trabajo que hacer, dejaría todo para asegurarse de que su hija estaba bien. Vi una madre que se sentaría a escuchar a su hija llorar y sabría que era mejor no ir a buscarla. Vi una madre que entendía exactamente lo que su hija necesitaba.
Se exactamente donde está Él. Está justo detrás de mi puerta, escuchando cada palabra, cada llanto. Pero Él no entrará a buscarme hasta que sea el momento.
Y me pregunté por la pequeña niña ahí dentro llorando. Estaría ella pensando: "¿Dónde está mamá?".
Y entonces lo supe. Cuando me siento infeliz al mirar mi vida, y llamo a Dios para que me rescate, no necesito preguntarme "¿Dónde está Dios?". Se exactamente donde está Él. Está justo detrás de mi puerta, escuchando. Él escucha cada palabra, cada llanto. Pero Él no entrará a buscarme hasta que sea el momento apropiado para que yo salga. Hasta ese momento Él estará en silencio para que yo pueda dejar de llorar y contentarme con el lugar en que estoy. Porque eso es exactamente lo que necesito.
Buscando mi Alma Gemela
Este conocimiento me ha permitido lidiar con uno de los grandes desafíos de mi vida en este momento: la búsqueda de mi alma gemela. Ya han pasado algunos años, y he estado buscando por todos lados. Junto con mis plegarias diarias, he viajado por el mundo, he contactado montones de casamenteras, me he reunido con muchas personas que podrían conocer a mi hombre, e incluso he intentado las citas por Internet.
Mis experiencias me han dado sabiduría, aventuras para contarles a mis nietos y un montón de buenos chistes para mis rutinas cómicas. Pero, aún no he encontrado mi alma gemela.
Mis amigas me preguntan a veces, "Ayelet, ¿Por qué nunca estás preocupada o deprimida? ¿Nunca te enojas con Dios por lo que estás pasando?".
Y la verdad es que siento paz en mi corazón. Tengo la mayor de las confianzas de saber que ocurrirá en el momento apropiado.
Sí, quiero casarme y comenzar una familia. Pero también quiero que sea en el momento apropiado, en el lugar apropiado, y con la persona correcta.
Así es que continúo buscando mi alma gemela, y continúo rezando. Se que si aún no lo he encontrado, entonces no es el momento correcto. Y donde estoy es exactamente donde tengo que estar.
Cuando mi alma gemela y yo estemos listos, se que Dios estará ahí, afuera de la puerta, escuchando. Y Él entrará a buscarnos.
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