Si tratamos a las personas como son, las hacemos peor. Si tratamos a las personas como deberían ser, las ayudamos a convertirse en lo que son capaces de convertirse.
Si un problema no tiene solución, probablemente no se trata de un problema, sino de un hecho, el cual no debemos resolver sino que debemos aprender a vivir con él.
El matrimonio no es una novela romántica, ni tampoco una película de Hollywood. El matrimonio no es algo que pueda ser observado por personas externas, sino algo que sólo puede ser vivido por los participantes.