Geografía
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La Inquisición buscó exponer a los judíos que se habían convertido al cristianismo pero que secretamente continuaban siendo judíos.
En el capítulo 45, cuando hablamos sobre las Cruzadas, cubrimos la guerra de la Iglesia en contra de los musulmanes en Medio Oriente. Ahora veremos la guerra de la Iglesia en contra de los musulmanes en Europa. Esta guerra fue intermitente y duró bastante tiempo, desde el momento en que los moros musulmanes arribaron a España en el año 711. A los cristianos les llevó mucho tiempo vencerlos. El primer baluarte musulmán en caer fue Toledo, en 1085, y el último fue Granada, en 1492.
A medida que la reconquista cristiana fue ganando ímpetu, los judíos comenzaron a sufrir persecuciones cada vez más duras en esos territorios.
Sedientos de venganza contra los musulmanes, los cristianos españoles pusieron a los judíos en la misma bolsa, categorizándolos como “infieles”.
Por ejemplo, en la Barcelona del siglo XIV, toda la comunidad judía fue asesinada por una muchedumbre violenta. Al principio, los judíos fueron protegidos por algunos cristianos, quienes los presionaron para convertirse. Pero quienes no quisieron convertirse, no recibieron protección.
El Profesor B. Netanyahu cita —en su obra de 1.400 páginas titulada The Origins of the Inquisition (Los orígenes de la inquisición)— el relato de un testigo ocular de la época:
“Quienes se rehusaron a aceptar el bautismo fueron asesinados de inmediato y sus cuerpos, desparramados por las calles y las plazas, ofrecían un espectáculo horrendo” (p. 159).
¿Cuántos judíos se convirtieron en esas conversiones forzadas en masa que acompañaron la conquista cristiana de España? Las estimaciones oscilan entre decenas de miles y 600.000 (ver The Origins of the Inquisition, p. 1095.)
Muchos de entre quienes se convirtieron sólo lo hicieron de forma externa, continuando con la práctica de su judaísmo en secreto. Con el tiempo, los cristianos se dieron cuenta de estas conversiones falsas y decidieron erradicar a los herejes.
La inquisición sobre la que vamos a hablar ahora es específicamente la Inquisición española, la cual comenzó oficialmente con la bula papal que fue emitida por el Papa Sexto IV el 1 de noviembre de 1478.
(Debemos notar, sin embargo, que la primera inquisición ocurrió en 1233 después de la orden del Papa Gregorio IX de combatir a un grupo de cristianos franceses herejes llamados ‘albigenses’. Esta primera inquisición fue relativamente suave y no sentenció a muerte a las personas por ley. La Inquisición española, que fue dirigida en contra de los judíos “herejes”, fue diferente).
A diferencia de su versión anterior, la Inquisición Española buscó castigar a los judíos que se habían convertido al cristianismo pero que no eran realmente “sinceros” en sus conversiones.
Esta situación fue bastante irónica: primero le dices a las personas que tienen que convertirse o morir y luego, cuando se convierten, decides matarlas de todas formas porque sus conversiones no fueron "sinceras".
Hubo otra razón para la Inquisición, la cual poco tenía que ver con la sinceridad de las conversiones. Una vez que los judíos se convirtieron al cristianismo, obtuvieron un acceso directo a la política, a la economía y obviamente prosperaron de gran manera, lo cual generó a su vez una gran hostilidad por parte de los cristianos. Este es un patrón que hemos visto a lo largo de toda la historia judía desde la esclavitud de los israelitas en Egipto.
Los cristianos comenzaron a llamar a los judíos convertidos "los nuevos cristianos" para distinguirlos de los "viejos cristianos", es decir, de ellos mismos. Los judíos conversos al cristianismo eran derogatoriamente llamados "conversos" o, peor aún, "marranos", que significa "cerdos".
La acusación básica era que estos judíos no eran conversos reales al cristianismo, ya que practicaban el judaísmo clandestinamente. Y eso efectivamente solía ser lo que ocurría. Había grandes cantidades de judíos que aparentaban ser cristianos pero que continuaban en secreto con la práctica del judaísmo.
Hasta hoy en día existen comunidades cristianas que tienen claras raíces judías que datan de ese tiempo. En todo el continente americano hay personas que descienden de colonos españoles o portugueses que tienen costumbres extrañas que no pueden explicar. Por ejemplo, a pesar de ser católicos, el viernes por la noche van al ático a prender velas. Desconocen el origen de la costumbre, pero de todas formas lo hacen. Es claro que estas personas descienden de los judíos que simularon ser cristianos pero que continuaron practicando los rituales judíos de manera clandestina.
El objetivo de la Inquisición fue encontrar a esta gente, torturarla hasta que admitiera su crimen y luego matarla.
Todo niño sudamericano ha escuchado sobre el Rey Fernando y la Reina Isabel; son los monarcas que apoyaron a Cristóbal Colón en su descubrimiento de América. Sin embargo, hay algunas cosas que la mayoría de la gente no sabe sobre ellos.
El matrimonio de Fernando V e Isabel I, en 1469, unificó España, posibilitando en cierta medida la victoria final sobre los musulmanes. Antes de su reinado, España era un grupo de provincias, siendo las dos principales Aragón y Castilla. Cuando Fernando de Aragón se casó con Isabel de Castilla, estas dos provincias se unieron en matrimonio, formando un poderoso reino.
Isabel era una ferviente cristiana y, en 1478, le pidió permiso al Papa para organizar una Inquisición que erradicaría la herejía del mundo cristiano. El Papa accedió, emitiendo el 1 de noviembre de 1478 una bula papal llamada Exigit Sincere Devotionis. Fernando e Isabel le dieron seguimiento a la bula papal con un decreto real el 27 de setiembre de 1480.
Uno pensaría que liberar al cristianismo de herejes implicaría atacar también a otros grupos, y no sólo a los falsos judíos. Sin embargo, el decreto real no mencionaba a nadie más. Escribe el Profesor B. Netanyahu (p. 3):
El decreto real declaró explícitamente que la Inquisición fue instituida para buscar y castigar a los conversos judíos que transgredían el cristianismo adhiriendo secretamente a las creencias judías y realizando ritos y ceremonias. Ningún otro grupo fue mencionado, ningún otro propósito fue indicado... un hecho que, en sí mismo, sugiere una relación cercana entre la creación de la Inquisición y la vida judía en España. Otros hechos también atestiguan esa relación.
Si bien los primeros inquisidores pusieron manos a la obra pocos meses después de que fue emitido el decreto, no fue sino hasta 1483 —cuando Tomás de Torquemada, un monje dominicano español, fue designado Gran Inquisidor— que la Inquisición se ganó su reputación sanguinaria. Torquemada, quien era descendiente de judíos conversos al cristianismo poco tiempo atrás, superó con su brutalidad a los peores antisemitas.
(Uno de los detalles más fascinantes y deprimentes de este drama es la gran cantidad de importantes personalidades cristianas de la historia que o bien tenían ascendencia judía o bien eran judíos de acuerdo a la ley judía. Además de Torquemada, la sangre judía también corría por las venas de:
Rey Fernando V.
Reina Isabel I.
Diego de Raza, el Gran Inquisidor después de Torquemada.
Hernando de Talavera, el confesor personal de Isabel (su madre era conversa).
Pedro de la Caballería y Alonso de Cabrera (ambos conversos), quienes ayudaron a arreglar la boda entre Fernando e Isabel.
Gabriel Sánchez (converso), jefe del tesoro de Aragón.
Luis de Santangel (converso), Ministro de presupuesto de Fernando (Sánchez y Santangel fueron responsables de financiar el viaje de Cristóbal Colon, también de ascendencia judía) (1)).
¿Cómo funcionaba la Inquisición?
Los judíos conversos eran arrestados y acusados de no ser verdaderos cristianos. Ellos ni siquiera sabían quién los estaba acusando, puesto que la evidencia era presentada en su contra en secreto. Entonces eran torturados hasta que confesaban ser herejes y, después de confesar, eran asesinados. La forma más común de muerte era ser quemado en la estaca, pero si estaban dispuestos a besar la cruz les perdonaban el horrible dolor ocasionado por el fuego y, en lugar de eso, eran estrangulados.
El punto principal es que no importaba si se arrepentían o no: morían de todos modos.
¿Qué pasaba si alguien se rehusaba a confesar incluso ante la tortura? O peor aún, ¿qué pasaba si alguien admitía de inmediato practicar el judaísmo en secreto, pero, incluso al ser torturado, se rehusaba a validar el cristianismo? Si sobrevivía a las horrendas torturas, era quemado en la estaca en una ceremonia llamada "auto da fe", que significa "acto de fe".
Esto continuó hasta 1834, cuando la Inquisición fue finalmente abolida; para ese entonces, incluso los españoles le temían a su poder. El campo de operaciones de la Inquisición se había esparcido a los cristianos herejes, a las sectas protestantes, a las brujas e incluso a quienes leían los libros equivocados. La Inquisición logró llegar incluso a territorios que iban más allá del Imperio Español. Si los judíos conversos huían a países más amigables, entonces la Inquisición los podía seguir hasta lugares tan lejanos como Brasil, en donde la última persona fue quemada en la estaca en el siglo XIX.
El año 1492 marcó la caída de Granada, la última fortaleza musulmana en la Península Ibérica, llevando a su fin al dominio musulmán sobre España, que duró cerca de 800 años. España volvió a ser un país completamente cristiano.
Poco después de eso, Fernando e Isabel decidieron expulsar a todos los judíos de España. Esta vez, en el edicto de expulsión, los monarcas no sólo apuntaron a los judíos conversos al cristianismo, sino también a los judíos que nunca se habían convertido. ¿Por qué? La razón principal que se declara en el Edicto de Expulsión, firmado el 31 de marzo de 1492, era evitar que los judíos atrajeran de nuevo a los conversos. Otro factor que seguramente tuvo un rol importante (además del antisemitismo) fue que se necesitaba el dinero judío para reconstruir el reino después de la costosa guerra en contra de los musulmanes. En lugar de exprimir lentamente el dinero de los judíos por medio de impuestos, era más fácil expulsarlos de una vez y confiscar la riqueza y propiedades que dejaran detrás.
El Edicto de Expulsión declaró:
Dado que se nos ha informado que en esos reinos hay algunos cristianos malos que se judaizaron y abandonaron nuestra sagrada fe católica, la causa principal de lo ocurrido fue la comunicación de los judíos con los cristianos… ordenamos a dichos judíos, de entre todas las ciudades, pueblos y lugares de nuestros reinos y dominios, que se separen en juderías (guetos) y que se ubiquen aparte… esperando que la separación remedie este mal… Pero nos informan que ni siquiera eso, ni tampoco la ejecución de algunos de estos judíos… ha sido suficiente como un remedio completo.
Por lo tanto, nosotros… hemos decidido ordenar a todos los judíos y judías que renuncien a nuestros reinos y que nunca vuelvan… para el final del mes de julio próximo, del presente año 1492… si no hacen y ejecutan esto, y se encuentra que residen en reinos exteriores… incurrirán en la pena de muerte… Asimismo otorgamos permiso y autoridad a dichos judíos… a exportar su riqueza y propiedades… siempre y cuando no saquen oro, plata, dinero u otros artículos prohibidos por las leyes del reino.
Obviamente los judíos trataron de que se revirtiera el edicto. El actor principal del drama fue Don Isaac Abravanel, un gran erudito de Torá y rabino. Don Isaac fue una de las grandes personalidades judías de esa época y había servido como el tesorero de España, por lo que era el judío más poderoso del país. Intentó fuertemente que se rescindiera la orden de expulsión, ofreciéndoles en un momento a los monarcas la suma de 300.000 ducados como indulto.
De hecho, casi logró que los monarcas rescindieran el edicto, pero su casi éxito encendió la ira del Gran Inquisidor, Tomás de Torquemada.
De acuerdo a la leyenda, Torquemada (que tenía una enorme influencia en la Reina Isabel, ya que era su confesor) entró cuando Abravanel estaba alegando su causa. Enfurecido, le tiró la cruz a la Reina, golpeándola en la cabeza, y gritó: "Judas vendió a su maestro (Jesús) por 30 piezas de plata. ¡Ahora quieres venderlo de nuevo!".
Así fue como perdió Don Isaac Abravanel. Sin embargo, él era tan importante para los monarcas que le dieron un permiso especial para quedarse, e incluso accedieron a que se quedaran otros nueve judíos para que pudiera rezar con un minián. Pero él se rehusó. De hecho, se convirtió en el líder de los judíos de España mientras se dirigían al exilio.
Los seis meses que pasaron entre la emisión del edicto y la expulsión fueron catastróficos para la comunidad judía. Después de haber vivido en España durante siglos, ahora les estaban diciendo que debían dejar todo e irse. ¿Adónde irían? Y para empeorar las cosas, tenían que liquidar todas sus propiedades, pero no podían llevarse la mayoría de sus riquezas. Fueron forzados a vender cantidades inmensas de inmuebles, bienes personales y otros elementos valiosos a una fracción de su precio real. En breve, la mayoría de los judíos perdió virtualmente todo.
¿En qué día fue enviada a exilio la comunidad judía? El 2 de agosto de 1492 (la fecha original era el 31 de julio, pero Torquemada la extendió un par de días). Esta fecha fue, casualmente, el 9 de av, la misma fecha de la destrucción del Primer y Segundo Templo de Jerusalem (y de muchos otros desastres que ya hemos analizado). En ese día los judíos de España (entre 150.000 y 200.000) fueron obligados a abandonar sus posesiones y huir. El restante (unos 60.000, aunque no se sabe exactamente cuántos) permaneció, accediendo a convertirse.
El día posterior a la expulsión, el 3 de agosto de 1492, Cristóbal Colón partió en su famoso viaje de descubrimiento. Su diario comienza:
En el mismo mes en que Sus Majestades emitieron el edicto de que todos los judíos debían ser expulsados del reino y de sus territorios, en el mismo mes, me dieron la orden de comenzar, con suficientes hombres, mi expedición de descubrimiento de las Indias.
A mucha gente le gusta especular que Colón tenía ascendencia judía, y hay bastantes razones para pensar así (2). He aquí algunos ejemplos:
A pesar de haber nacido en Génova, Italia, su lenguaje principal era el español de Castilla. Muchos judíos habían sido forzados a abandonar Castilla unos cien años antes de su nacimiento y algunos fueron a Génova (a propósito, el español de Castilla del siglo XIV es el "idish" de la judería española, conocido como ladino).
Cuando escribía, Colón hacía marcas extrañas en la página que se parecen a las que ponen los judíos religiosos en la parte de arriba de la página hasta hoy en día: una abreviación de besiata dishmaia, que significa con la ayuda de Dios en arameo.
En sus escritos habla mucho sobre Sión.
Se sabe que en su tripulación tenía al menos cinco judíos, incluyendo su doctor, su navegador y su traductor.
Colón contrató al traductor, Louis de Torres (que se había convertido al cristianismo el día previo a la partida) porque hablaba doce idiomas, incluyendo hebreo. Colón estaba seguro de que se toparía con hebreo parlantes; pensó que se dirigía al Lejano Oriente y esperaba encontrar a al menos una de las diez tribus perdidas. Por eso necesitaba un traductor de hebreo.
Es más, es indiscutible que el viaje de Colón a América tuvo un vínculo espiritual con la expulsión. Justo en el momento en que una de las principales comunidades judías de la Europa Medieval estaba siendo destruida, Dios estaba abriendo las puertas de lo que eventualmente se convertiría en el mayor refugio de los judíos de la diáspora en la historia: Estados Unidos. Este es otro patrón fantástico que vemos en la historia: Dios anticipando la cura a la enfermedad.
A propósito, el viaje de Colón no fue financiado por Isabel vendiendo sus joyas, como se suele pensar. Los financiadores principales fueron dos oficiales de la corte (ambos conversos judíos): Louis de Santangel, canciller de la casa real, y Gabriel Sánchez, tesorero de Aragón.
La primera carta que Colón envió desde el Nuevo Mundo no fue a Fernando e Isabela, sino a Santangel y Sánchez agradeciéndoles por su apoyo y contándoles lo que había hallado.
El viaje de Colón es un hito en la Era de la Exploración, cuando muchos descubrimientos abrieron el Nuevo Mundo. Mientras que no se cree que algún otro personaje haya sido judío, los descubrimientos fueron hechos en gran medida gracias a invenciones o mejoras de invenciones existentes que fueron realizadas por judíos.
Por ejemplo, la herramienta principal de los navegantes (el cuadrante y el globo astral usado en ese tiempo) fueron inventos judíos. De hecho, el tipo de cuadrante usado en ese período era llamado La vara de Yaakov; había sido inventado por Rabí Levi Ben Gershon, conocido también como Gershónides.
El famoso atlas que usaban Colón y los otros exploradores era conocido como el Atlas Catalón. Fue una creación de la familia Cresca, judíos de Mallorca, España. El Atlas Catalón no sólo era considerado la mejor y más importante colección de mapas de su tiempo, sino que no había nada que compitiera con él. En ese entonces los judíos tenían prácticamente un monopolio en la producción de mapas, ya que obtenían información de los mercaderes judíos de todo el mundo.
Mientras Colón estaba de viaje descubriendo América, ¿qué ocurría con los judíos que acababan de ser expulsados de España?
La mayoría cruzó la frontera hacia Portugal, pero su estadía allí duró poco. Cinco años después, Portugal les hizo la misma oferta que España les había hecho antes: convertirse o morir. (Sin embargo, en lugar de expulsarlos y experimentar una pérdida masiva de valiosos judíos, el Rey de Portugal primero secuestró y bautizó por la fuerza a todos los niños judíos para luego organizar una conversión en masa y por la fuerza de virtualmente toda la población judía. Después prohibió que estos “nuevos cristianos” emigraran).
Miles de judíos que huyeron de España fueron a Turquía, que históricamente había sido amistosa con los judíos. Abriéndoles las puertas, Bayezid II, Sultán del Imperio Turco Otomano, declaró: “Me dicen que Fernando de España es un hombre sabio, pero es un tonto, porque toma su tesoro y me lo envía todo a mí”.
¿Cómo afectó el movimiento de los judíos a esos países? España, que al haber descubierto y colonizado el Nuevo Mundo debería haber sido el país más rico del planeta, a menos de cien años de la expulsión estaba en bancarrota. Por el otro lado, Turquía prosperó. El Imperio Otomano se convirtió en uno de los mayores poderes del mundo. Los dos sultanes siguientes, Selim I y Suleimán I, expandieron el imperio llegando hasta Viena, en Austria.
(A propósito, fue Suleimán, conocido como Suleimán el magnífico, quien reconstruyó en 1536 los muros de Jerusalem, los mismos muros que vemos hoy y que definen a la Ciudad Vieja).
En el capítulo 4 de esta serie dijimos que Dios les había dado a Abraham y a sus descendientes una bendición especial:
“Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan, y por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra” (Génesis 12:3).
Dios le dijo a Abraham que él y sus descendientes (los judíos) estarían bajo Su protección. Las naciones y los pueblos que fueran buenos con los judíos estarían bien. Los imperios y los pueblos que fueran malos con los judíos estarían mal. Según las palabras de Thomas Newton, el obispo de Bristol (1704-1782):
La preservación de los judíos es en realidad uno de los actos más indicativos e ilustres de la providencia Divina… y qué si no un poder sobrenatural podría haberlos preservado de manera que ninguna otra nación sobre la tierra ha sido preservada. Tampoco es la providencia de Dios menos destacable en la destrucción de sus enemigos que en su preservación [de los judíos]… Vemos que todos los grandes imperios, los cuales subyugaron y oprimieron al pueblo de Dios en su momento, terminaron en las ruinas… Y si ese ha sido el destino fatal de los enemigos y opresores del pueblo judío, que sirva como advertencia para todos los que, en cualquier momento u ocasión, estén a favor de elevar un clamor y una persecución en su contra.
Este es uno de los grandiosos patrones en la historia que hemos visto y que continuaremos viendo en los próximos capítulos. Puedes literalmente seguir la elevación y la caída de muchos de los países e imperios del Medio Oriente y de Occidente de acuerdo a la manera en que trataron a los judíos.
Y sorprendentemente, uno de esos países fue Polonia.
Notas:
1) Para una descripción más detallada de la ascendencia judía de esas personalidades, ver: James Reston Jr., The Dogs of God – Columbus, the Inquisition, and the Defeat of the Moors, (Doubleday, 2005), p. 17, p. 30. Jane Frances Amler, Christopher Columbus's Jewish Roots, (Aronson Inc., 1993), pp. 78-83. Tantos judíos vivieron en España durante tanto tiempo y tantos de ellos fueron conversos que es muy probable que casi toda la población actual de España (que pueda trazar su ascendencia hasta la España de hace unos 500 años o más) tenga algo de sangre judía en sus venas.
2) Ver también: M. Hirsh Goldberg: The Jewish Connection. (Scarborough House, 1993), pp. 110-113.
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