Una Verdadera Luminaria

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El pueblo judío ha perdido un gran líder, y yo, he perdido un mentor.

El jueves a la mañana falleció el rabino Noaj Weinberg, fundador y rector de Aish HaTorah. El pueblo judío ha perdido un verdadero líder y visionario. Uno no puede siquiera comenzar a describir el impacto y la influencia que rab Noaj zt'l ha tenido sobre el pueblo judío. Yo sólo quiero compartir con ustedes algunos de mis sentimientos personales, experiencias y enseñanzas que aprendí de mi Rebe.

Llegué a Aish HaTorah en julio de 1979. En esa época, Aish no era la organización mundial que es ahora, y el movimiento de Baalei Teshuvá estaba recién comenzando. Aish era una Ieshivá para quienes venían de entornos con poca o ninguna afiliación judía y deseaban aprender más sobre judaísmo tradicional de la Torá. La institución recién estaba comenzando a brotar en Jerusalem en ese momento. Había 75 estudiantes, un grupo muy ecléctico, la mayoría de ellos reclutados para Aish por el rabino Meir Shuster, quien se acercaba a mochileros en su camino hacia o desde India o las islas griegas. Yo era una rareza, yo había llegado a Aish por mi cuenta después de terminar la secundaria.

El rabino Weinberg acostumbraba enseñar dos clases por día en aquel entonces. "Los 48 caminos hacia la sabiduría", que se convirtieron en su clase insignia, y "Pruebas de Dios y de la Torá". Adicionalmente él daba una charla los jueves a la noche, o shmuz. Fue durante esas clases que él me hizo comprender a mí y a mis compañeros estudiantes que la vida tiene un sistema y que no estamos abandonados a la deriva mientras intentamos entender las cosas por nuestra cuenta a través de caminos mucho más costosos y dolorosos. Había Torat Jaim, instrucciones para la vida y, como todo, cuanto más entendías el manual más te beneficiabas del producto, siendo el producto la vida misma. La Torá era un regalo vivo de Dios que se aplicaba a la vida diaria y no un manuscrito antiguo y pasado de moda que no tenía nada que decir en nuestra era.

Rab Noaj era capaz de relacionar nuestra Torá con la actualidad y tenía el don de tomar conceptos grandiosos y convertirlos en slogans o frases contundentes. Él enseñaba que Dios nos ama y que nos creó para que obtengamos el mayor placer de la vida, que Él no necesita nada de nosotros, que todo es por nuestro propio beneficio, y que hay cinco niveles de placer. Él enseñaba que una esposa feliz es una vida feliz, que la definición de amor es el placer de ver las virtudes del otro. Él advertía que si no sabes por que estás dispuesto a morir, entonces no sabes por que estás viviendo, y que uno debe luchar constantemente para saber la verdad, "¡claridad o muerte!". Puedo seguir y seguir, pero tú puedes conocer personalmente mucha de su sabiduría en www.aishlatino.com.

 

Cuando él te miraba con atención por sobre sus anteojos, sentías que él estaba mirando la esencia de tu alma.

 

A pesar de su grandeza, rab Weinberg fue uno de los individuos más sensatos que alguna vez conocí. Esto no es para decir que él no tenía objetivos elevados, de hecho toda su vida fue dedicada a crear un renacimiento judío, pero él nunca se sintió más grande que otra persona. Él era un verdadero anav, un hombre humilde que reconocía y vivía con el hecho de que cada persona fue creada betzélem Elokim, a imagen y semejanza de Dios, que cada persona tiene el potencial supremo para conseguir cosas grandiosas, y que por lo tanto, cada persona merecía un tremendo respeto. Él tenía un gran sentido de felicidad y alegría, sin embargo nunca estaba contento con lo que conseguía y siempre se empujaba a si mismo y a sus estudiantes para lograr más. Por un lado él tenía un cálido brillo encantador en sus ojos, pero cuando te miraba con atención por sobre sus anteojos, sentías que él estaba mirando la esencia de tu alma y de tu ser.

Como ya he escrito antes, los objetivos de rab Noaj no eran menos que un renacimiento absoluto del pueblo judío. Él siempre hablaba de la responsabilidad de crear una revolución para traer a todo judío de vuelta a una apreciación y concientización de la grandeza de nuestro pueblo, de nuestra historia y de nuestra Torá. Consciente de que no podía hacer esto solo, él trataba constantemente de facultar a cada judío que conocía o con el que hablaba para que haga su parte por Am Israel. Una y otra vez lo escuché decir que no tienes que ser un rabino para enseñar. Toda persona, sin importar su nivel de conocimiento y compromiso con el judaísmo, tiene la obligación de compartir lo que sabe con quien sea que conoce. Él reconoció que los movimientos nunca son creados por unos pocos amigos que sienten que pueden hacerlo todo, sino por los esfuerzos de ciertas personas que crean una masa crítica que puede de a poco cambiar a muchos otros. Él nunca diría esto de sí mismo, pero rab Noaj era esa cierta persona.

El pueblo judío ha perdido una verdadera luminaria y un líder y yo he perdido un mentor. Pero todos estamos consolados por el hecho de que las decenas de miles de estudiantes de rab Weinberg, sus enseñanzas y su tremendo impacto en tantas vidas vivirán por siempre.

Baruj Daián HaEmet, Bendito es el Juez Verdadero, y que pueda la neshamá de rab Noaj ser envuelta en los lazos de la vida eterna.

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