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Una mañana en la escuela, mi mundo perfecto se derrumbó cuando encontré un pequeño bulto en mi cuello.
A los 16 años sabía lo que significaba "perfecto". Después de todo, había leído la definición en la Enciclopedia Encarta, y simplemente describía mi mundo perfecto y simple.
¿Por qué mi vida era perfecta?, Tenia un grupo grande de amigos, y nunca conocí el significado de la palabra soledad. Era editora en el diario de la escuela, una posición muy requerida. Mi hermana mayor se había casado y yo había heredado el cargo de "dar órdenes" a los otros chicos en la casa. Mi escuela estaba preparando una gran producción que yo desesperadamente quería protagonizar, (sabía que mis posibilidades eran buenas). Vivía en un maravilloso cuento de hadas. Todos pensaban que mi vida era ideal, y yo también lo pensaba. Eso fue hace cinco años atrás.
Y luego una mañana, mi mundo perfecto se derrumbó mientras yo estaba sentada en mi sala de clases, en el penúltimo año de escuela, y encontré un pequeño bulto en mi cuello. De repente me encontraba en un mundo nuevo y frío, lleno de exámenes y escáneres y murmullos acerca del cáncer. Ya no era la princesa judía de mi propio palacio; estaba aprisionada por una nueva realidad, a años luz de donde me encontraba solo un día antes.
Mi vida perfecta ya no era tan perfecta. Tumores se esparcían por mi cuerpo. Yo estaba asustada por la quimioterapia y la perdida de cabello, y alterada por la falta de dignidad y la baja autoestima.
¿Cómo puede ser que lo haya tenido todo, y luego, en una sola y aterradora mañana, todo era nada?
Todo lo que pensaba que era importante ya no lo era. Estaba demasiado débil para ir a la escuela, o incluso para tener amigos que me vinieran a visitar. Estaba demasiado deprimida para sonreír o sociabilizar. Renuncié a mi trabajo en el diario del colegio, y mi hermana mayor prácticamente volvió a vivir a mi casa, haciéndose cargo de todo mientras mis padres estaban ocupados conmigo. Mis aspiraciones de protagonizar la obra del colegio se esfumaron en la oscuridad de mi pasado perfecto.
Habían noches en las que me quedaba despierta llorando, no queriendo aceptar esta cruel broma del destino, esta jugarreta que "Alguien" estaba jugando conmigo. ¿Cómo puede ser que lo haya tenido todo, y luego, en una sola y aterradora mañana, todo era nada?
Lo que mas me dolía era la nueva percepción de mí misma como imperfecta. Los comentarios de la gente y sus expresiones dejaban en claro que yo no era como ellos, pero yo lo sabía en mi interior incluso sin que ellos lo demostraran.
Tantas cosas me preocupaban durante ese tiempo. ¿Qué pasaría con mi salud en el futuro? ¿Alguna vez volvería a estar realmente bien? ¿Qué pasaría con la posibilidad de tener hijos? ¿Que pasaría cuando llegara el momento de salir en citas y shidujim? ¿Quién querría salir con una niña dañada "no-perfecta" como yo?
Después del dolor llegó la rabia. Una cosa es si yo hubiera arruinado mi propia vida. Otra bien distinta, era que la hubieran arruinado por mí y que yo no tuviera nada que ver al respecto. Estaba dolida y furiosa con "El" que había hecho esto. Tenía un millón de preguntas y ninguna respuesta.
Y luego un día, como que me abofeteé a mí misma. Era un golpe muy necesario, como si alguien me hubiera pinchado para que me despertara de un sueño autoinducido. Eliminé las telarañas mentales de remordimiento y autocompasión y descubrí que, aunque las circunstancias eran las mismas, yo ya no era la misma.
Tomé una decisión conciente para dejar de medir todo con la vara de la falsa perfección. Tomé mi diccionario de la escuela, taché algunas definiciones y agregué una definición personal.
“Perfecto, es un estado mental”, escribí, presionando el lápiz duramente en contra del delgado papel del libro. “Las fallas son algo que nosotros percibimos, alguien puede ver perfectamente algo defectuoso como algo verdaderamente bueno”.
Fue una definición extraña, inmadura tal vez, pero cambió el significado de mi existencia.
Fue un extraño y nuevo "perfecto".
Lentamente, llegué a entender que un "día perfecto" podía ser un día en el que me divirtiera con mis enfermeras. Una "tarde perfecta" era una en la que tenía las fuerzas suficientes para salir al jardín. Todo estaba "perfecto" cuando tenía un día libre de quimioterapia para ir a la escuela. Tuve que comprar ropa nueva por haber bajado de peso debido a la quimioterapia, y bueno, eso también era "¡perfecto!".
Era un extraño y nuevo "perfecto", tan lejano a ese de los cuentos de hadas, pero maduré lo suficiente como para darme cuenta de que las hadas no son reales. Si yo insistía en vivir en el palacio, tenía que lidiar con los caballeros, con las hermanastras, con el dragón y con el Rey.
Mi Rey era Uno que tenía una visión mucho más amplia de lo que mi perfecta vida podía ser. Hubo una época en la que yo estaba feliz viviendo como una niña de escuela regular, pero cuando Lo busqué y Lo encontré a mi lado durante ese difícil período de mi vida, Él me dejó saborear un pequeño mordisco de una vida más perfecta que la que había soñado jamás. Una vez pensé que mi vida era como una tela, pero Dios me mostró que su plan era más como un tapiz. Yo era sólo un diminuto hilo en su imagen bordada.
Yo estaba cambiando y creciendo y evolucionando como persona. Tal vez las personas veían que yo no era perfecta, y tal vez no lo era. Todo lo que sabía era que Dios estaba creando una versión diferente de mí que sería perfecta para el plan que Él tenía para el resto de mi vida.
Remontándome a la época en la que tuve 16 años y una vida perfecta, yo sabía que era como sonreír ciegamente en la multitud. Estaba en un estado en el que disfrutaba cada minuto arriba del escenario, pero no tenía idea realmente de lo que estaba haciendo ahí. Cuando tuve que buscar por un nuevo significado de la palabra perfecto, de pronto vi los rostros en la audiencia, mirándome fijamente y preguntando cual sería mi próxima jugada. Me acerqué a Dios y encontré que Él ya había tomado mi mano. Él estaba a mi lado en el escenario, aplaudiendo orgulloso mientras yo actuaba en Su producción de mi vida.
Nunca pensé que necesitaría de Dios, cuando mi vida iba tan bien. Supongo que merecía ese llamado de atención, para poder encontrar una mejor manera de vivir y reconocer Su presencia cada día.
Los otros niños con los que hice la quimioterapia pensaban que sus vidas estaban arruinadas para siempre mientras que yo sabía que la mía estaba recién comenzando.
Es a través de estas rasgaduras y de estas lágrimas que la poderosa luz de Dios brilla con más fuerza.
Ese comienzo me llevó a conocer al hombre que se convertiría en mi esposo en algún lugar del nuevo camino de mi vida. La divina providencia lo trajo justo hasta la puerta de mi casa. Literalmente. Conocí a mi esposo cuando tenía 16 años, yo todavía buscaba un nuevo significado para la palabra "perfección". Él se unió a mi búsqueda mientras me llevaba a las citas con los doctores, y juntos descubrimos que podíamos crear nuestro nuevo mundo perfecto.
Y lo hicimos. Nos dimos cuenta de que estar sanos y felices era más perfecto e importante que cualquier otra cosa. Entendimos que si otras personas no querían ver lo que era nuestra versión de la realidad, estaba simplemente bien, porque significaba más para nosotros. Aprendimos que cada uno de nosotros había tenido problemas en el pasado; cada uno tenía su propia armadura que lo protegía del resto del mundo, pero eso nos hacia perfectos el uno para el otro.
El día en que supimos que podíamos tener hijos sanos fue el día más perfecto de nuestras vidas… ¡hasta el día en que nació! Cuando lo tuve en mis brazos y besé su pequeña cara, supe enseguida que nada me podía llevar a algo más perfecto que eso. Vivir con él cada día, verlo sonreír y crecer ha agregado muchos días perfectos a mi vida.
Hoy en día, la tela de mi vida todavía tiene algunas rasgaduras y lágrimas, como todos nosotros. Pero con el tiempo he descubierto que es a través de ellas que la poderosa luz Divina brilla con más fuerza. Él es el que entrelaza todos los hilos y Él es quien determina los parámetros de calidad. Entonces, mientras mi vida igual no parezca 100% perfecta, eso está bien. Hoy día todo esta realmente perfecto para mí.
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