Tú eres el personaje principal en la historia de Pésaj

17/04/2024

4 min de lectura

El Séder de Pésaj consiste en crear tu propia historia, ahora mismo, utilizando los acontecimientos de la historia como tu vocabulario.

En su autobiografía, "El largo camino hacia la libertad", el activista contra el apartheid, Nelson Mandela, cuenta cómo él y sus compañeros de prisión utilizaban la narración de historias para levantarse el ánimo frente a la crueldad y la opresión. Desde los recuerdos de su infancia, donde aprendió el valor del trabajo duro y la cooperación, hasta los relatos de la cultura y la historia africana, que inspiraron un sentimiento de orgullo e identidad entre los presos, él usó el poder de una historia para modelar su experiencia del presente.

Mandela se estaba nutriendo de algo esencial de la naturaleza de la experiencia humana. El campo de la psicología narrativa sostiene que las historias son fundamentales para la forma en que entendemos el mundo. Situamos los acontecimientos de nuestra vida dentro de una narrativa, y esa narración se convierte en la lente a través de la cual interpretamos nuestras experiencias. Literalmente podemos cambiar el curso de nuestra vida cambiando las historias que nos contamos a nosotros mismos.

Pero las historias no son sólo herramientas para modelar nuestro yo individual. Como comprendió Mandela, también son un poderoso vínculo que nos une en familias, comunidades y sociedades. El legendario cineasta Steven Spielberg probablemente experimenta este fenómeno con más regularidad que la mayoría de las personas:

"Para mí, lo más asombroso es que cada persona que viene a ver una película, no necesariamente una de mis películas, viene con todo un conjunto de experiencias singulares a cuestas, pero mediante una cuidadosa manipulación y una buena narración, puedes conseguir que todo el mundo aplauda al mismo tiempo, y con suerte que también rían al mismo tiempo y que tengan miedo al mismo tiempo".

Spielberg comprendió que de alguna manera, a pesar de nuestras evidentes diferencias, las historias tienen el poder de atravesar todo y tocar un elemento compartido de nuestra experiencia. De alguna manera, todos pueden encontrarse a sí mismos en una buena historia.

Pero, ¿por qué? ¿Qué hace que las historias sean tan atractivas? ¿Qué les confiere su poder especial para transformar hechos secos en una conmovedora lección moral?

Estas preguntas me inquietaban hasta que encontré una curiosa cita de la filósofa Hannah Arendt; "Contar historias revela el significado sin cometer el error de definirlo".

Al organizar acontecimientos aislados en una narración, el proceso de contar historias muestra cómo hay un significado subyacente que los une. Pero una historia no es una máxima ni un proverbio. Es participativa. Deja espacio para el descubrimiento y la interpretación.

El judaísmo defiende la importancia de contar historias, pero en ningún lugar es más evidente este elemento participativo que en el Séder de Pésaj. Los Sabios judíos enseñan que en cada generación debemos considerarnos como si hubiéramos salido personalmente de Egipto. Esta exigencia parece poco realista, hasta que recordamos la naturaleza única del Séder.

A menudo, cuando hablamos o leemos sobre historia, intentamos transportarnos hacia atrás en el tiempo, habitar un mundo pasado. Pero en Pésaj, nos encontramos con los acontecimientos del pasado, en nuestros propios términos. El pasado debe ser transportado para encontrarnos y lo conseguimos convirtiéndonos en narradores activos. No nos limitamos a relatar los acontecimientos, sino que planteamos preguntas sobre ellos y buscamos respuestas novedosas.

Pero esto sólo puede funcionar cuando las preguntas son nuestras, y cuando las respuestas resuenan con nuestra propia y profunda experiencia. Nos encontramos en la historia, no porque la historia defina su propio significado, como reconoció Arendt. La historia revela la presencia de un significado que debemos descubrir nosotros mismos, dentro de nuestro contexto y perspectiva singular.

Diferentes experiencias de Pésaj

Piénsalo: cada uno tiene una idea determinada de lo que significan los términos "libertad" y "esclavitud", y llevamos con nosotros ese significado al Séder de Pésaj. Esto contextualiza nuestra lectura de la historia y le imprime una resonancia emocional que puede ser exclusiva de nuestra generación.

En contraste, imaginemos cómo pudo haber experimentado esta historia una familia judía que vivió en la Rusia soviética o en la Alemania nazi. Recitando la Hagadá de Pésaj en secreto, vivían atemorizados por un gobierno empeñado en erradicar su práctica religiosa. O podemos retroceder aún más en el tiempo e imaginar a una familia judía viviendo en Norteamérica durante la época de la Guerra Civil. El hecho de residir en el Norte o en el Sur podría haber influido profundamente en su experiencia del Séder.

Aunque cada una de estas generaciones recitó las mismas palabras, cada una narró una historia diferente. Al igual que las historias de Mandela en la prisión de Robben Island, nuestras narrativas personales se convierten en las lentes a través de las cuales interpretamos el pasado para encontrar significado en el presente. El Séder de Pésaj no se trata de relatar la historia de otras personas, sino de crear tu propia historia, ahora mismo, usando los eventos de la historia como nuestro vocabulario.

Los acontecimientos de Pésaj nos ofrecen un vocabulario particularmente rico en este sentido. La historia está impregnada de ideales como la esperanza y la resiliencia, pero quizás nuestra singular concepción de la libertad sea lo que más ha contribuido para unir a los judíos a lo largo de la historia. Mientras que muchas naciones desearon liberarse de algo, los esclavos judíos en Egipto querían liberarse para algo. Su libertad era para hacer realidad un ideal: una nación que representara la justicia, la compasión y todas las elevadas esperanzas de Dios para la humanidad. Como repitió muchas veces Moshé ante el Faraón, los judíos salían de Egipto no para escapar del trabajo duro, sino para comenzar una nueva misión espiritual en el desierto.

El pueblo judío ha pasado la mayor parte de su historia disperso entre diversas lenguas y culturas, pero cuando compartimos el proceso de autodescubrimiento que es el Séder de Pésaj, nos encontramos unidos por esta especial comprensión de la libertad. Nuestra libertad es una oportunidad, un medio hacia un futuro mejor. Cuando empezamos a elaborar nuestras propias historias en la noche de Pésaj, compartimos una visión exclusivamente judía de lo que podría ser ese futuro.

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