Ciencia, religión y el retorno al judaísmo de un famoso cosmólogo

07/01/2024

7 min de lectura

El Dr. Brian Keating, uno de los cosmólogos más destacados de nuestra época, fue un monaguillo católico antes de descubrir el judaísmo.

El Dr. Brian Keating es una de las grandes luminarias de la cosmología moderna. Él tiene el don de tomar ideas extremadamente complejas y articularlas de una manera que las personas comunes y corrientes pueden digerirlas. Y lo hace con ingenio y humor. No sorprende que sus libros hayan sido leídos por muchas personas ni que tenga un robusto cuerpo de seguidores en las redes sociales. El Dr. Keating también es un judío orgulloso que descubrió su judaísmo en una etapa tardía de la vida. Tuve el honor de hacerle una entrevista para Aishlatino.com.

Adam Jacobs: Hay una declaración famosa del biólogo evolucionista Stephen J. Gould respecto a que la ciencia y al religión son "magisterios que no se superponen", es decir que la ciencia y la religión se dedican a campos diferentes y no debe existir conflicto mientras que no violen el espacio que le corresponde al otro. La religión puede tener algo que aportar al mundo, pero está en su propio ámbito y la ciencia en el suyo. ¿Está de acuerdo con este enfoque? ¿Cree que hay lugar para la colaboración o la exploración o no existe ningún punto de conexión entre estas dos áreas?

Brian Keating: Para mí no, yo no busco ciencia en la Torá. Para mí es absolutamente claro que la Torá no es un libro de ciencia. No es una referencia. No tiene nada que decir científicamente. Y por eso pienso que cada científico la necesita, porque hacer ciencia es la práctica de personas y las personas necesitan sabiduría. Practicar la ciencia (lo que en latín significa conocimiento) divorciada de la sabiduría es la máxima expresión de inutilidad, como si un excedente de conocimiento fuera equivalente a la sabiduría moral. Eso es una falacia.

Creo que la ciencia lucha con una crisis de significado, y que lo que hacemos es importante. Pero en la medida en que se la usa sólo para la tecnología o para adquirir conocimiento para su propio beneficio, entonces no tiene sentido. Pienso que para ser un ser humano completo es necesario tener tanto el conocimiento que sólo la ciencia puede proporcionar como el que puede proporcionar la Torá sobre el mundo natural. Sería como tener una sola hebra de ADN. Funcionalmente, es completamente inútil simplemente adquirir conocimiento sin ninguna sabiduría asociada que provenga de él o que conduzca a él.

Adam Jacobs: ¿Cómo descubrió sus raíces judías y cómo llegó a aceptarlas? ¿Hubo algún evento que catalizó el proceso?

Brian Keating: Tuve un camino bastante tortuoso hacia la observancia judía. Siempre supe que había nacido judío, lo que fuera que eso significara. Biológicamente hablando, mi madre es judía. Mi padre es judío, pero como muchos niños de los años setenta, experimenté el divorcio de mis padres. Viví con el segundo esposo de mi madre, mi padrastro, y él y mi madre nos adoptaron legalmente, cambiando nuestro apellido para que fuera igual al de ella cuando se volvió a casar. Ese fue un momento significativo en mi vida, porque en ese momento me volví religioso por primera vez en mi vida (esto implica practicar el catolicismo, no necesariamente creer). Fue la primera vez en mi vida que practiqué la religión. Antes de eso, ocasionalmente recibí cajas de autitos match box en la primera noche de Janucá,y tal vez pasamos una que otra comida de Pésaj. Eso fue todo lo que experimenté durante mis primeros siete años de vida.

Cuando era un niño, mi madre se casó con un irlandés católico y yo adopté los rituales y la práctica de la iglesia.

Inmediatamente después del casamiento de mi madre, me sumergí en el catolicismo, me convertí y fui confirmado y bautizado en el curso de unos pocos años en la iglesia católica de Chappaqua, en Nueva York. Siempre fui muy curioso y tuve una parte espiritual, incluso de niño, por lo que asumí los rituales y la práctica de la iglesia católica. Y la calidez no sólo de mi familia, mi familia adoptiva, sino también de la familia de mi padrastro, que era una enorme familia irlandesa católica con 10 hermanos y hermanas y millones de primos, abuelos y bisabuelos.

En contraste con mis parientes biológicos judíos, que nos rechazaron bastante después del matrimonio, ellos nos adoptaron en su familia y casi creíamos que éramos genéticamente sus hijos. Me encantaba la navidad y pascua, simplemente un gran espectáculo, la comida, las bebidas y todo lo demás. Decidí que quería aprender más y a los 12 años me convertí en monaguillo de la iglesia católica. No muchas juntas directivas de sinagogas ortodoxas tienen entre sus miembros a un ex monaguillo.

Después del 11 de setiembre, pensé que sería mejor que aprendiera por lo menos algo sobre por qué Israel está siempre en el centro del odio y la ira del mundo. Siempre tuve cierta inclinación hacia el judaísmo y muchos de mis amigos eran judíos. En ese momento salía con alguien que no era judía, pero sentí que era hora de despertar y aprender más al respecto. Al mismo tiempo, mi hermano mayor se había ido a vivir conmigo a California. Afortunadamente, él se mudó de Manhattan un año antes del 11 de setiembre. En Los Ángeles, en su bufete de abogados conoció a un judío ortodoxo.

Era una persona muy cálida, que lo apoyaba mucho. Mi hermano se involucró con la comunidad judía de Los Ángeles, que era muy diferente de la comunidad judía de la ciudad de Nueva York, donde él vivía y donde estudió en la Escuela de Leyes Cardozo. Allí tenía amigos que eran Rabinos, pero nunca lo habían invitado a una comida de Shabat. En los Ángeles, el primer día que llegó a su oficina comenzó a recibir invitaciones. La comunidad era muy cálida y acogedora.

A medida que mi hermano comenzó a aprender más, también yo aprendí más y conocí la misma clase de Rabinos y personas con quienes él tenía relación. Lentamente comencé a aprender y decidí leer la Torá. Nunca antes la había leído.

Comencé a tener relación con la comunidad local, asistía a los servicios de Shabat y aprendí por lo menos a pronunciar las palabras en hebreo. Incluso si no sabía el idioma, simplemente iba a los servicios, aprendía y participaba en las festividades, etc. Esto fue hace más de 20 años. Entonces decidí crecer, casarme y tener una familia siguiendo el modelo judío ortodoxo. Allí es donde estoy ahora, siempre tratando de aprender más y sin quedarme nunca satisfecho con mi conocimiento científico ni con mis estudios religiosos.

Adam Jacobs: ¿Por qué estudias Torá de forma regular? ¿Se lo recomiendas a los demás?

Brian Keating: Tienes que tener un cierto nivel de entendimiento, de lo contrario eres sólo un klutz formulando preguntas klutz. Pero hay demasiadas opiniones sobre la religión formuladas por científicos como Steven Weinberg y Lawrence Krauss que lo único que tienen para sustentar su razonamiento, sus declaraciones y su confianza (o arrogancia) es el hecho de haber hecho el bar mitzvá. Quiero decir, todo se reduce a eso.

Ellos se quedaron en un estado prematuro de atrofia permanente en virtud de su arrogancia, porque aprendieron a cantar algunas melodías sin sentido cuando tenían 13 años y tuvieron una mala experiencia, entonces de alguna manera decidieron que terminaron para siempre con el judaísmo.

Y universalmente, y esto fue lo que ocurrió con mi padre biológico y también con Lawrence Kraus, y probablemente con Carl Sagan y Stephen J. Gould y toda la línea de científicos, es que su bar mitzvá marcó la graduación de cualquier pensamiento de Torá para el resto de sus vidas. Y eso los dejó a ellos y a otros como ellos en un estado permanentemente atrofiado respecto a su entendimiento del judaísmo. Puede que sean muy inteligentes, y de hecho puede que existan falacias lógicas o errores científicos (aunque yo los he buscado pero realmente no pude encontrarlos, y es muy difícil encontrarlos), pero ellos nunca aceptarán la refutación de una ley física de un teorema matemático, nunca aceptaran la falsificación y que un niño de 12 años socave esa teoría.

Sin embargo, eso es lo que hacen con su entendimiento. Ellos se quedaron en un estado prematuro de atrofia permanente en virtud de su arrogancia, porque aprendieron a cantar algunas melodías sin sentido cuando tenían 13 años y tuvieron una mala experiencia, entonces de alguna manera decidieron que terminaron para siempre con el judaísmo. Fue un gran desafío hacer mi bar mitzvá hace un mes, a los 52 años. Así que puedo imaginar cómo es a los 13 años. Pero básicamente, verlos presentar objeciones completamente triviales que en realidad equivalen a excusas basadas en una comprensión mal formada y prematuramente desarrollada de la religión es casi ridículo, si no se usara a menudo en un formato hostil realmente despectivo.

Adam Jacobs: ¿Qué piensas sobre el incremento del antisemitismo tras lo ocurrido el 7 de octubre? ¿Cómo entiendes el apoyo a Hamás?

Brian Keating: Creo que tiene relación con la combinación del odio de la izquierda occidental hacia los Estados Unidos, que siempre va de la mano del odio hacia Israel. Irónicamente, los países más progresistas del mundo, Estados Unidos e Israel, son odiados por quienes se autodenominan progresistas. Creo que hay combinado un elemento de odio hacia uno mismo junto con el nihilismo que presencié por última vez antes del 11 de setiembre, pero no tanto como después del 7 de octubre.

Adam Jacobs: Como académico y judío, ¿qué opinas del alboroto entre Harvard y MIT y el presidente de Harvard?

Brian Keating: Escribí sobre ello muchas veces en Twitter y hablé en YouTube. Diré que hace mucho la academia es una forma de idolatría para la sociedad secular, lo que prevalece en especial entre los judíos liberales/seculares. Esta mentalidad a menudo hace que los jóvenes judíos se sientan fracasados porque sus padres valoran la universidad (en especial las universidades prestigiosas) como el sello de aprobación que indica que hicieron un fantástico trabajo. Descuidar sus cualidades de carácter y centrarse en los cinco miembros no profesores de un comité de admisiones es patético y digno de preocupación.

No me sorprendería que los presidentes éticamente comprometidos de estas universidades también sean investigados por otras faltas éticas que, lamentablemente, son más condenadas que su reacción imperdonable al antisemitismo rampante en sus campos universitarios desde muchos antes del 7 de octubre, pero que desde entonces creció enormemente.

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