Desafiar la muerte con la vida

02/09/2022

3 min de lectura

Haazinu (Deuteronomio 32 )

En "La negación de la muerte", el libro que ganó el premio Pulitzer en 1973, el antropólogo Ernest Becker argumenta que subconscientemente todos estamos tan aterrorizados de la muerte que todo lo que hacemos, incluso sin tener consciencia de ello, es tratar de negar de alguna manera el hecho de que un día moriremos.

Basado en el trabajo de Becker, los psicólogos Jeff Greenberg, Sheldon Solomon y Tom Pyszczynski formularon lo que ellos denominaron la teoría de la gestión del terror (terror management theory). Su objetivo era demostrar a través de la investigación que cuando sutil o explícitamente nos recuerdan conceptos relacionados con la muerte, nos comportamos de una forma diferente. Se efectuaron cientos de estudios sobre la gestión del terror, muchos cerca de casas funerarias y cementerios. Uno de los principales resultados de esos estudios es que cuando nos recuerdan la muerte, logramos controlar la ansiedad que llega con ese "terror" pensando y comportándonos de maneras que construyen nuestra autoestima y que nos alientan a invertir en nuestro sistema de valores.

Cuando Moshé profetizó sobre los eventuales malos actos de los hijos de Israel y los castigos que sobrevendrían, él lamentó que "si hubieran sido sabios, hubiesen esclarecido esto, hubieran discernido hasta el final (iavinu ajaritam)" (Devarim 32:29). El entendimiento básico de los versículos es que si los hijos de Israel hubieran tenido consciencia y comprendido los pesados costos de sus actos, hubiesen elegido más sabiamente cómo comportarse.

Rav Simja Zisel Ziv, conocido como el Alter de Kelm, agrega un nivel de interpretación adicional en su obra "Jojmá uMusar" (1:35). El "final" (ajaritam) sobre el que deberían haber reflexionado, es el destino final de todos los seres humanos, es decir, la muerte. Como recomienda Rabí Eliezer (Talmud, Shabat 153a), debemos arrepentirnos cada día, porque nadie sabe si mañana será su último día de vida. Rav Ziv nos implora que constantemente tengamos conciencia de nuestra muerte. Esto puede elevar nuestro nivel de conciencia respecto a nuestros actos y motivarnos a vivir una vida basada en nuestros valores más importantes.

En un cautivante discurso con motivo de la publicación del Majzor Koren de Sucot, Rav Jonathan Sacks sugirió que este es el mensaje principal de Eclesiastés. La palabra más prominente en esta obra sagrada es hével, la cual Rav Sacks traduce no como fútil o vano, como hacemos la mayoría, sino como un soplo de aliento superficial y fugaz. El tema constante en el libro es que en este mundo podemos llegar a lograr y a acumular mucho. Pero, en definitiva, estamos sólo a un soplo de la muerte.

La primera persona que murió en el Tanaj fue Hével, a quien lo mató su hermano Cain. El nombre de Cain viene de la palabra que alude a la adquisición. Muchos buscan adquirir bienes para calmar la ansiedad ante la fragilidad de la vida. Pero el Rey Salomón nos dice que las adquisiciones materiales no son el camino para confrontar la ansiedad existencial. La verdadera forma de derrotar el terror que surge ante la conciencia de la muerte es la simjá, al vivir el momento, al tener consciencia completa del presente y disfrutar lo que tenemos y lo que podemos experimentar acá y ahora, a pesar de que el momento presente sea algo pasajero.

Rav Sacks aseguró que esto también es acorde con el mensaje de Sucot. Por definición, una sucá es una estructura temporal. La simjá de Sucot es alegrarse en lo temporario y en la inseguridad.

Al confrontar la inevitabilidad de la muerte, debemos responder maximizando nuestro tiempo, viviendo una vida guiada por la Torá y las mitzvot y viviendo conscientemente el momento presente, disfrutando la simjá que nos brinda vivir en el presente.

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