Matrimonio
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Porque necesitan escucharlo todo el tiempo.
Amo a mis hijos. Y estoy 100% segura de que ellos saben que yo los quiero.
Después de todo lavo su ropa, les cocino, paso mis vacaciones entreteniéndolos y dedico todo mi tiempo libre a preocuparme por ellos. ¿Cómo podrían no saber que los quiero? Sólo por ser parte de mi hogar, mis hijos deberían saber de forma natural que yo los amo.
Excepto por el hecho de que existe una tendencia a dar por sentada la rutina.
Ellos no necesariamente perciben las cenas que cocino para ellos como una señal de amor, porque se supone que las madres tienen que cocinar la cena. Ellos saben que su padre trabaja duro para ganarse la vida, pero no son suficientemente maduros para darse cuenta de que él trabaja para poder alimentarlos y porque los ama. A fin de cuentas, ¿no trabajan todos los padres?
Queremos que nuestros hijos sepan que los queremos. Los niños que se sienten queridos son confiados y seguros, sin relación a sus logros. El amor de sus padres les da una base firme que les permite experimentar y probar cosas nuevas. Este amor les da confianza para intentar tener éxito, incluso cuando saben que pueden llegar a fallar.
Hay muchas formas de asegurar que tus hijos se sientan queridos. Demuestras tu amor al escucharlos con atención cuando te hablan; al reconocer sus logros y elogiarlos; al compartir con ellos tus experiencias; al incluirlos en tus actividades y llevarlos a pasear.
Pero la forma más fácil e infalible de lograr que tus hijos sepan que los amas es muy simple: ¡Decirlo!
Cuando los niños son pequeños, es fácil besarlos, abrazarlos y acurrucarse con ellos, pero a medida que crecen (especialmente cuando llegan a la adolescencia) muchos no aprecian que seamos “melosos”. Pero sin importar cuántos años tengan, siguen necesitando escucharte decir que los quieres.
Incluso si desvían la mirada cuando dices las palabras mágicas, en lo más profundo anhelan escucharlas: "te quiero". A pesar de sus desafiantes miradas adolescentes y de sus insolentes ocurrencias, necesitan saber que su madre y su padre real y verdaderamente los aman.
Convierte a la frase en parte de tu repertorio de rutina. No dejes que tus hijos salgan de la casa sin decírselos: “¡Que lo pases bien! ¡Te quiero!”
Premiamos a nuestros hijos por sus logros, cuando reciben una buena calificación en un examen o mantienen su habitación limpia por una semana. De vez en cuando, dales un premio “porque si”. Pero explícalo en detalle. “¿Sabes por qué te doy este chocolate? ¡Porque te quiero!”
Llévalos a pasear al zoológico: “¿Saben por qué los llevo de paseo? ¡Porque los quiero y me encanta pasar tiempo con ustedes!”
Convierte a estas palabras en parte de la rutina antes de irse a dormir. Después de bañarse, cepillarse los dientes y leerles un cuento, cuando todos estén bien tapados en la cama, apaga las luces y diles: “¡Buenas noches! ¡Los quiero!”
Decirles a nuestros hijos que los queremos los hace sentir queridos. Además, nos recuerda que los queremos. Así como nuestros hijos pueden no percibir que nuestra ajetreada rutina es una expresión de amor, también nosotros podemos estar demasiado ocupados y presionados para recordar por qué hacemos todo lo que hacemos.
¿Todas las horas que pasamos cocinando, limpiando, preocupándonos y educando? No es sólo estrés y presión, obligación y compromiso. Amamos a nuestros hijos y estamos felices de hacer todo eso por ellos.
Practica decirles a tus hijos que los quieres cuando las cosas están tranquilas, cuando hacen lo que deben hacer y se mantienen lejos de problemas, para que puedas decírselos incluso cuando te llaman a una reunión con el director de la escuela. Si tus hijos escuchan la frase suficientes veces cuando todo está tranquilo, lo creerán cuando lo digas en el momento en que estén en problemas.
¡Adelante! Hoy mismo, no esperes. ¡Diles a tus hijos que los amas! Cómprales algo. ¿Por qué? ¡Simplemente porque los quieres!
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