El Maharal de Praga, uno de los más grandes eruditos de Torá de todos los tiempos

03/06/2024

6 min de lectura

La grandeza y la sabiduría de Rav Iehudá ben Betzalel Loew supera con creces la dudosa historia del Golem

Una criatura tipo Frankenstein, hecha de barro, a la que un anciano rabino medieval le da vida a través de una serie de conjuros y misteriosos rituales. Al despertar, la criatura provoca tanto miedo como asombro. Después de evitar una catástrofe política destruyendo a un malvado tirano, el Golem repentinamente se vuelve contra su creador y arrasa con la ciudad sembrando caos y destrucción. En un desenlace agridulce, el rabino finalmente confronta a su creación, regresándolo al polvo del cual fue formado. 

Por alguna razón, esta historia me cautivó cuando era un adolescente y me invitó a aprender más sobre judaísmo. Sin importar si la leyenda se fundamenta en hechos históricos, una cosa es segura: el anciano rabino de la historia, Rav Iehudá ben Betzalel Loew, más conocido como el Maharal de Praga, fue un salvador del pueblo judío en la vida real y uno de los más grandes eruditos de Torá de todos los tiempos.

Estatua del Maharal de Praga por Ladislav Šaloun en el Nuevo Municipio de Praga

Libelo de sangre

El Maharal estaba destinado a ser una leyenda desde su nacimiento. Él nació en Posen, una ciudad en la actual Polonia, alrededor del año 1512. En la noche del Séder de Pésaj, su madre comenzó con dolores de parto y los invitados salieron a buscar una partera. En ese mismo tiempo, una amenaza caminaba por el barrio judío arrastrando un saco con el cadáver de un niño. Su plan era dejarlo en un lugar que causara problemas para los judíos.

Los líbelos de sangre, abundaban en el siglo XVI, acusando a los judíos de conductas barbáricas. Decían que los judíos secuestraban niños cristianos para hornear matzá para Pésaj con su sangre. El moral ritual de pogromos contra los judíos estaba planeado para esa noche del Séder en Posen.

Cuando los invitados salieron corriendo de la casa para buscar una partera, el conspirador pensó que lo estaban persiguiéndolo, soltó el macabro saco y escapó. El Maharal ya estaba evitando calamidades, dando inicio a su prestigio como hacedor de milagros y protector de las comunidades.

Un destacado erudito 

Aunque fui a visitar el ático de la Sinagoga en Praga, donde hasta la actualidad muchos habitantes locales creen en la historia del Golem del Maharal, aparentemente se trata sólo de eso: una historia. Sin embargo, esto tiene poca importancia cuando se pone junto a la verdadera grandeza y sabiduría de Rav Iehudá ben Betzalel Loew.

La antigua Nueva Sinagoga en Praga

El Maharal fue celebrado más allá del mundo judío. Aclamado por sus conocimientos de matemáticas y astronomía, tuvo influencia en muchos científicos de la época. Tycho Brahe, el astrónomo más importante, le presentó al emperador Rodolfo II. De acuerdo con la leyenda, el emperador visitaba al Maharal en medio de la noche para discutir de política y ciencia. También tuvo una audiencia oficial con el emperador, que estaba fascinado por la Cábala. Estos amigos en altas posiciones agregaban al poder del Rav para proteger a sus comunidades de la persecución. Él fue la mente judía brillante del siglo XVI y dejó para la posteridad volúmenes sobre ley, filosofía y ética judía.

El Maharal revolucionó el estudio del Talmud. De acuerdo con el Maharal, cada detalle en la Torá y en el Talmud, hasta la metáfora más oscura, es exacto:

No se debe llegar a conclusiones en base a apresuradas primeras impresiones. No cabe duda respecto a que las palabras de los Rabinos son enseñanzas de gran profundidad, que no fueron dichas como opiniones personales, una "aproximación" o simplemente su propia intuición. Por el contrario, cada palabra refleja profunda sabiduría y verdad, dicha con convincente precisión (sabida a través de transmisión de revelación Divina) y requiere profundo análisis y entendimiento, en vez de reacciones superficiales.

Al mismo tiempo, con respecto al Midrash en particular, el Maharal escribió:

La mayoría de las palabras de los Sabios tomaron la forma de metáfora y las analogías de los sabios… a menos que ellos enuncien que una historia en particular no es una metáfora, debe asumirse que es una metáfora. Por lo tanto, no deberíamos sorprendernos de encontrar en las palabras de los Sabios cosas que parecen ser ilógicas y lejos de ser sensatas.

El “León de Iehudá” en la tumba del Maharal

A este enfoque diverso e intuitivo hacia el estudio de Torá se debe que muchas corrientes del judaísmo sintieran la influencia del Maharal. Desde Rav Kook, el primer Gran Rabino del estado de Israel, quien dijo que él fue padre tanto de los jasidim como de los movimientos mitnagdim del Gaón de Vilna; hasta Rav Shneur Zalman de Liadi, fundador de Jabad (él mismo un descendiente directo del Maharal), quien basó gran parte de su obra, el Tanya, en las enseñanzas del Maharal. Grandes sabios contemporáneos como Rav Salomón Luria (Maharshal), Rav Meir (Maharam) y otros lo elogiaron como: "El pilar de hierro que sostiene a Israel", "Nuestro aliento de vida" y "La maravilla de la época".

Revelar lo oculto

¿Qué tan grande místico fue? Rav Itzjak Hutner, el famoso Rosh Ieshivá de Jaim Berlín, definió la esencia de las enseñanzas del Maharal como: “Lo oculto en el lenguaje de lo revelado”. Con esto, quiso decir que el Maharal explicó ideas de la Cabalá en lenguaje no cabalista, creando profundas obras que aun así eran ampliamente accesibles para los estudiosos "laicos" (quizás otro eco de su proteico jasidismo).

La primera edición de "Tiferet Israel", Venecia 1599

Como señal de su devoción, Rav Hutner puso el nombre de la obra principal del Maharal, Gur Arié, a una sucursal de su Ieshivá. Esta obra, cuyo nombre significa “cachorro de león”, es un súper comentario en cinco volúmenes sobre el comentario de Rashi a la Torá. No deja de intrigar que la esposa del Maharal, supuestamente una brillante estudiosa del Talmud por propio derecho, estudiaba con su esposo cinco horas al día y tuvo un rol instrumental en la edición de "Gur Arié".

Luego siguieron otras obras maestras, incluyendo un comentario sobre Pirkei Avot titulado Derej Jaim, el camino de la vida, que explora los fundamentos filosóficos de este trascendental tratado sobre ética judía y Netivot Olam, que detalla 33 "caminos" para la autotrascendencia. Más extraordinario aún es que no hay evidencia de que el Maharal haya recibido educación formal y se cree que fue autodidacta.

Una enseñanza extraordinaria –y algunos consultan su copia de Tiferet Israel con una mezcla de incredulidad e indignación– involucra su oposición a la codificación de la ley judía en obras monumentales como Mishné Torá de Maimónides y el Shulján Aruj de Iosef Caro.

Por supuesto, sabemos que las resoluciones halájicas reales en el Talmud son indeterminadas. La posición del Maharal era que las autoridades halájicas de su época se habían vuelto demasiado dependientes de las codificaciones existentes y estaban descuidando la (por cierto tremendamente difícil, tensa y técnicamente demandante) tarea de excavar ellos mismos la halajá de las fuentes escritas de la Torá Oral. De hecho, citando la singularidad de cada caso individual, llegó tan lejos como para argumentar que sería mejor que ellos llegaran a conclusiones erradas a través de su propio esfuerzo antes que confiar en los esfuerzos de otros.

La lápida del Maharal en el antiguo cementerio judío, Praga

Su ascenso a la prominencia no fue sencillo. El Maharal fue pasado por alto para la elección de Gran Rabino de Praga en 1584, en favor de su cuñado, que tenía una tendencia filosófica más conservadora y no era propenso a criticar a los líderes comunitarios. Después de servir a su comunidad natal en Posen, el Maharal regresó a vivir en Praga en 1588, para reemplazar a su cuñado. Duró poco. Ese mismo año regresó a vivir en Posen porque fue electo como Gran Rabino de Polonia. En esa época compuso muchas de sus grandes obras.

Se dice que era descendiente directo del Rey David. Los descendientes del Maharal incluyen a maestros jasídicos como Rabí Najman de Breslov, el Baal Shem Tov y el famoso violinista Iehudi Menuhin, entre otras lumbreras.

Hacia el final de su vida, el Maharal regresó a Praga, donde falleció en 1609. Tanto su tumba en el antiguo cementerio como la sinagoga que presidió siguen siendo una atracción turística. La verdadera genialidad del creador del Golem no se extiende más allá del mundo de las ieshivot, pero su relevancia trasciende a aquellos que conocen sus obras.

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estela dorfman
estela dorfman
21 días hace

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