Janucá y la capacidad de tener esperanza cuando sientes que todo está perdido

07/12/2023

4 min de lectura

Janucá y el poder de ver más allá de lo que 'es' y vislumbrar en cambio lo que 'será'.

A medida que los rehenes han sido liberados, hemos aprendido la forma inhumana y bárbara en que fueron tratados. Ciento cincuenta todavía están siendo mantenidos cautivos. Nuestros soldados siguen en el frente, luchando por sus vidas y nuestras vidas. El enorme aumento del antisemitismo en todo el mundo es alarmante, aterrador y profundamente preocupante.

Cuando consideramos la realidad justo frente a nosotros, es difícil no desesperar o sentirnos desalentados. Israel está rodeada de enemigos que buscan su desaparición. Los judíos en todo el mundo son el blanco de un creciente antisemitismo y desdén. Ver a persona tras persona defendiendo, excusando y glorificando a Hamás, acusando a Israel de matar a su propio pueblo, simpatizando con terroristas, puede hacerte sentir desesperanzado y hacer que la situación parezca irremediable.

¿Cómo podemos encontrar esperanza cuando nos sentimos tan desesperanzados?

Por una parte, podemos encontrar fuerza en la festividad de Janucá. Existe una ley que es única de Janucá. Quien no puede encender las velas por sí mismo, pero ve las velas encendidas por otra persona, de todas maneras recita la segunda bendición "quien realizó milagros para nuestros padres en aquellos días...". Esto es algo único de Janucá. Cuando ves a alguien ponerse tefilín, tomar un lulav o tocar el shofar, no recitas una bendición. Solo en Janucá recitas una bendición cuando ves a alguien más realizando la mitzvá. ¿Por qué?

La festividad de la visión

La fiesta de Janucá está definida por nuestro sentido de la vista, y por ende recitamos después de encender la menorá: "Las velas son sagradas, no tenemos permiso para beneficiarnos de su luz, sino que su propósito es simplemente ser contempladas". Janucá es la festividad de la visión.

Las diferentes festividades judías corresponden con nuestros diferentes sentidos. En Purim, nuestra audición se agudiza mientras escuchamos el Libro de Ester. En Pésaj, nuestro sentido del gusto se agudiza cuando comemos matzá y marror. En Janucá, evaluamos nuestro sentido de la vista, probando cuán bien vemos.

Nuestros ojos pueden ser un inconveniente. A menudo sentimos que "ver es creer". Si puedo percibirlo y observarlo, es cierto. Si no puedo, no es real. Siguiendo esta regla, hemos descartado y desestimado las verdades y realidades más preciosas en nuestras vidas. Hay ideas, sentimientos, pensamientos y sueños que son auténticos y genuinos, a pesar de que no se pueden ver u observar.

Los sabios judíos describen al imperio griego y la influencia helenista como jóshej, 'oscuridad'. Al exponer los versículos iniciales de la historia de la creación en Génesis, el Midrash Rabá dice que el versículo "la oscuridad estaba sobre la faz del abismo" se refiere al exilio griego que ocurrió durante la historia de Janucá. Además, los sabios rabínicos enseñaron que "oscurecer nuestros ojos" era el objetivo de nuestros opresores griegos. Querían hacernos creer que algo solo es verdadero si podemos verlo. Adoraban al cuerpo, lo estético, todo lo visible. Nuestros enemigos proclamaban que uno debe mirar los hechos y enfrentar la realidad.

Los judíos están aquí hoy solo porque a lo largo de la historia, nos hemos negado a ver solo la superficie y en su lugar hemos empleado una capacidad de ver más allá, de soñar con lo que podría ser. Uno puede vivir con los ojos abiertos, tener una visión perfecta y aún estar envuelto en la oscuridad. Por otro lado, puede estar completamente oscuro a su alrededor y, sin embargo, una persona puede ver absolutamente claro.

Durante la historia de Janucá, los hasmoneos no solo vieron la realidad física: sus pocos números, un ejército débil y una tarea imposible. Vieron la poderosa mano de Dios, vieron la obligación de luchar y vieron la protección divina que los acompañaría.

Los judíos hemos tenido éxito en mantener la esperanza y el optimismo porque elegimos usar nuestra imaginación en lugar de nuestra observación.

A los judíos se nos ha encomendado como pueblo no simplemente mirar lo que tenemos en frente. Si lo hubiéramos hecho, nos habríamos dado por vencidos hace mucho tiempo. Hemos enfrentado probabilidades imposibles, hemos enfrentado desafíos imposibles. Sin embargo, hemos tenido éxito en mantener nuestra esperanza y nuestro optimismo porque elegimos tener visión en lugar de vista, imaginación en lugar de observación.

¿Qué hubiera pasado si Moshé hubiese mirado el poderoso imperio egipcio y nunca hubiera desafiado al Faraón para que dejara ir a su pueblo? ¿Qué hubiera pasado si los macabeos solo hubieran considerado los hechos y nunca se hubiesen rebelado contra los opresores griegos? ¿Qué hubiera pasado si en 1948 y 1967 los valientes hombres y mujeres de Israel hubieran simplemente aceptado las posibilidades imposibles de superar a las muchas naciones que buscaban destruirlos?

El pueblo de la eternidad será victorioso

Hay un mensaje que ha sido pegado por todo Israel en este momento, colgado en vallas publicitarias, publicado en autobuses, mostrado en pegatinas para automóviles. Se ha convertido en nuestro lema de esta guerra: עם הנצח ינצח, 'el pueblo de la eternidad será victorioso'. Nosotros no miramos las probabilidades, los números y las posibilidades; no nos intimidan ni asustan las predicciones de los expertos ni los planes de actores perniciosos. Somos el pueblo de la eternidad, vemos de manera diferente que otros, creemos en lo que será, no en lo que es.

Los residentes de las ciudades del sur que fueron diezmados y luego desplazados no se han dado por vencidos, no se han rendido, no están abandonando sus puestos ni mudándose a un entorno más cómodo o seguro. Han jurado regresar, expandirse, construir y establecerse aún más. Son miembros del am ha-nétzaj, el 'pueblo eterno' que no acepta lo que es, sino que cree en lo que podría ser, que no solo ve lo que está en la superficie, sino que tiene una visión más profunda, un enfoque en vivir vidas de virtud y el triunfo de los valores judíos.

Si miras la superficie, hay mucho que temer en este momento. Pero durante las últimas casi ocho semanas, si miras un poco más de cerca, si usas tus "gafas de Janucá", reconocerás que hemos tenido el mérito de ver cosas que nuestro pueblo nunca vio antes. Nuestra visión de ser un pueblo unido se está cumpliendo, el sueño de un despertar espiritual está teniendo lugar, la esperanza de un resurgimiento de la conexión con nuestra tierra natal por parte de los judíos de todo el mundo está sucediendo.

Cuando enciendas tu menorá en Janucá, tómate el tiempo para contemplar las velas. Utiliza la luz para disipar toda la oscuridad. Permítele iluminar tu vida, sentir en lo más profundo de tu ser que "el pueblo de la eternidad prevalecerá".

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