El horroroso atentado en Nevé Iaakov, Jerusalem

30/01/2023

3 min de lectura

En las casas en duelo de las familias Mizrahi y Natan, toda una nación se une en luto tras el trágico tiroteo en las afueras de la sinagoga.

Eli Mizrahi (48) y su esposa Natalie (45) llegaron el viernes 27 de febrero al barrio de Nevé Iaakov, en Jerusalem, para pasar el Shabat con Shimón, el padre anciano de Eli. Como a Shimón cada vez le resulta más difícil arreglárselas por sí mismo, Eli y Natalie lo estaban visitando más a menudo para brindarle comida y compañía.

Durante la cena de Shabat, al oír los disparos desde la dirección de la sinagoga Ateret Abraham, al otro lado de la calle, Eli bajó los dos pisos de escaleras desde el departamento de Shimón para ofrecer primeros auxilios. Contra las súplicas de Shimón para que no lo hiciera, Natalie siguió a su esposo con el falso argumento de que el ataque ya había terminado.

Minutos más tarde, los cuerpos de Eli y de su esposa Natalie yacían inertes en la calle. Sus almas ascendieron al cielo en un abrazo eterno, un matrimonio que duró sólo dos años en esta dimensión, una historia de amor y heroísmo que tendrá eco a lo largo de la historia judía.

EIi y Natalie Mizrahi

Aunque nunca antes había estado en Nevé Iaakov, el domingo a la mañana me sentí inspirado para ir a presentar mis condolencias a las familias, y milagrosamente, sin darme cuenta, bajé del autobús exactamente en la escena del ataque. Después de encender una vela en la escena de la tragedia y ofrecer mis plegarias personales en la sinagoga Ateret Abraham, cruce la calle para una visita de shivá en el hogar de los Mizrahi.

Al cruzar por la puerta abierta de par en par de la familia Mizrahi, me sorprendió el silencio. Es tradicional que al entrar a una casa de luto no se habla ni se ofrecen condolencias a menos que primero los mismos deudos te dirijan la palabra. Nunca antes había esperado tanto hasta que me hablaran en una shivá. Estuve sentado durante algunos minutos que parecieron ser horas en una silla al lado de Shimón. Las lágrimas caían por mi rostro y permití que el silencio dolorido de la familia llenara mi corazón. Una de las otras visitas del barrio quebró el silencio y se dirigió a Shimón, quien compartió pequeños relatos de la historia de la familia Mizrahi y un poco de su dolor.

Shimón me contó que la familia Mizrahi llegó a Jerusalem a través de Turquía hace unos 200 años, literalmente montados a camello. Cuando algunos de los visitantes expresaron sentimientos de enojo y trataron de consolar a Shimón, él dejó bien claro que nada puede reemplazar la pérdida de Eli y Natalie. "No hay consuelo", repitió.

Coloqué mi mano sobre el hombre de Shimón y le dije: "No está solo en su duelo, todo Israel lo acompaña en su dolor". A continuación, le dije la frase tradicional que se dice antes de salir de una casa de shivá: Que Dios les de consuelo junto con los demás deudos de Sión y Jerusalem.

Lamentablemente, no tuve que caminar mucho para visitar a la siguiente familia en Nevé Iaakov que está sentada en shivá. Aharón Natan, el padre de Asher (14) estaba de pie frente a la casa de los Mizrahi vestido con su talit (manto de plegarias), recibiendo a las visitas. Asher, quien había salido de la casa para encontrarse con sus amigos, fue descubierto por su padre entre las víctimas del tiroteo.

Asher Natan

A pesar de la indescriptible tragedia de perder a su primogénito, Aharón extendió sus brazos para recibirme a mí, un extraño, en un abrazo cálido y duradero. Dos judíos compartiendo un dolor arrasador. Me quedé mudo, mientras la calidez de nuestro abrazo comunicaba mis más sinceras condolencias por la inconcebible pérdida del pequeño Asher, de tan solo 14 años.

Mientras visitaba las casas de shivá en Nevé Iaakov el domingo, no pude participar en el servicio fúnebre de Refael Ben Eliahu (58) y Shaul Hai (68) que fueron enterrados al mismo tiempo en el cementerio de Guivat Shaul en Jerusalem. Al llegar al barrio, me ofrecieron llevarme al cementerio, pero decidí que podía marcar una diferencia mayor en el espacio más pequeño e íntimo de la shivá.

Después de encender las velas este próximo Shabat, el período de siete días de shivá habrá terminado oficialmente para todas estas familias. Si bien es misericordioso que las prácticas de duelo judías vayan aliviándose poco a poco, en este caso es difícil imaginar cómo las familias Mizrahi y Natan podrán celebrar en paz el Shabat con tres lugares vacíos en sus mesas de Shabat combinadas. Sólo el hecho de saber que todo el pueblo judío guarda luto con ellos y comparte su dolor, puede llegar a ofrecerles un poco de consuelo.

EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.