La gran diferencia que hace incluso una pequeña migaja

22/04/2024

3 min de lectura

En Pésaj, incluso la migaja más pequeña de jametz está prohibida, para enseñarnos cuán importante es todo, incluso lo que parece muy pequeño.

El Gran Colisionador de Hadrones (LHC) es el acelerador de partículas más grande y poderoso del mundo. La circunferencia del colisionador es de 26 kilómetros y contiene miles de imanes. Fue construido en colaboración por más de 10.000 científicos y cientos de universidades, así como más de 100 países y costó $4.75 mil millones de dólares.

En 2009, el colisionador se sobrecalentó y se apagó súbitamente. Los científicos estaban perplejos e investigaron qué había salido mal. El problema se encontró en un capacitor compensador, uno de los puntos donde la electricidad principal entra al colisionador desde la superficie. Resultó que un pájaro que pasaba dejó caer una migaja de pan en el colisionador, causando el sobrecalentamiento. 10.000 científicos y $5 mil millones de dólares no pudieron detener el impacto de una sola migaja...

El poder y la potencia de una pequeña migaja es uno de los temas principales de la fiesta de Pésaj. El Talmud (Pesajim 29b) nos dice que el jametz, 'alimento leudado' hecho de trigo, cebada, centeno, avena o espelta, está prohibido, incluso en cantidades súmamente pequeñas, y que, si bien en muchos casos con alimentos prohibidos aplicamos el concepto de bitul –que anulamos una pequeña cantidad de un alimento prohibido en medio de una cantidad mucho mayor de un alimento permitido– cuando se trata de jametz en Pésaj, incluso una migaja minúscula no se anula, aunque sea en mil partes de algo permitido.

Las letras en las palabras hebreas 'jametz' y 'matzá' son casi exactamente iguales. La diferencia es que el jametz tiene la letra hebrea jet, ח y la matzá tiene la letra hebrea hei, ה. La única diferencia entre esas dos letras es una pequeñísima línea, un punto de tinta. Ese pequeño punto parece tan insignificante, es fácil de descartar. Pero la verdad es que ese punto es lo que hace toda la diferencia entre las palabras jametz o matzá.

Una migaja puede detener una máquina de $5 mil millones de dólares en seco, y una migaja de ietzer hará, la inclinación al mal, puede corromper un alma invaluable.

Rav Menajem Najum de Chernobyl explica que el ietzer hará, esa 'inclinación malvada' dentro de nosotros, no opera convenciéndonos de violar un límite importante o cometer una transgresión atroz. Funciona perniciosamente diciéndonos que algo es "insignificante" y que no hace ninguna diferencia. ¿Realmente le importa a Dios si una pequeña parte de lo que declaras como un gasto comercial realmente no lo es? ¿Un poco de chisme realmente va a hacer daño a alguien?

Poco a poco, esas pequeñas cosas se acumulan hasta que una persona ya no se reconoce a sí misma. En Pésaj, la menor cantidad de jametz está prohibida para enseñarnos cuán importante es todo, incluso lo que parece tan pequeño. Una migaja puede detener una máquina de $5 mil millones de dólares en seco, y una migaja de ietzer hará, la inclinación al mal, puede corromper un alma invaluable.

Cada migaja de bien hace la diferencia

Lo contrario también es cierto. Cada pequeña parte de una mitzvá o buena acción significa algo y hace una diferencia.

El enfoque errado para el crecimiento personal o el cambio de hábitos es establecer un gran objetivo y luego intentar dar grandes saltos para lograr el objetivo en el menor tiempo posible. Este método a menudo termina en agotamiento, frustración y fracaso. En cambio, concéntrate en dar un pequeño paso a la vez, mejora continua pero constantemente, de forma lenta e incremental.

Es tan fácil descartar el valor de tomar decisiones pequeñas, ligeramente mejores, a diario. No habrán titulares, pero al final sí marcan una diferencia real.

Así como una sola migaja de jametz puede destruir, cualquier cantidad de crecimiento espiritual, un pequeño momento de nobleza y disciplina, puede mover el cosmos y cambiar tu vida, y la de tu familia, por completo.

Milagro iraní

Este Pésaj, mientras nos sentamos en nuestras mesas del Séder, todavía hay rehenes siendo retenidos en Gaza, soldados israelíes siguen luchando en nuestro nombre. Mientras conmemoramos nuestra libertad, algunos están encadenados y otros luchan heroicamente para liberarlos. Después de más de seis meses de esta guerra y esta situación, puede instaurarse la fatiga, y se hace difícil sostener la intensidad de la plegaria, las contribuciones, la defensa y los méritos. Ahora es cuando es crítico recordar que cada pequeña medida de esfuerzo, de cuidado, de oración y conexión importa.

La semana pasada, Irán lanzó cientos de drones y misiles con la intención de causar un daño severo y perjudicar a nuestra gente y nuestra patria. Mientras que la defensa rápida y exitosa por parte de Israel y sus aliados parecía casi un hecho dado, el daño mínimo causado por el ataque fue nada menos que milagroso. Si un misil guiado por radar de la Cúpula de Hierro se desvía por un pelo, el misil atacante podría causar una pérdida catastrófica de vidas. De igual manera, ninguno de nosotros sabe cuánto de la benevolencia de Dios se debe a los méritos de nuestras propias modestas contribuciones, nuestros pequeños actos de aprendizaje, plegaria, bondad y justicia.

Este Pésaj, dedícate a hacer un crecimiento incremental pequeño mientras trabajas para liberarte de los malos hábitos, y hazlo en mérito de proteger al pueblo judío para que podamos ver que los milagros de salvación sí ocurren en nuestros días.

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