Mami, Papi, Dejen de Pelear

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Cuatro puntos que a un niño le gustaría que sus padres supiesen acerca de pelear.

En la conclusión de una charla sobre shalom bait – cómo crear paz en el hogar, le pregunté a la audiencia si tenían algún comentario o pregunta. Una mano se levantó en el fondo de la habitación. Era la joven que había ido a ayudarme a arreglar todo para la charla.

"Todo lo que dijo esta noche es cierto", dijo ella. "Especialmente lo que dijo sobre pelear. Si tan sólo estuvieran aquí mis padres para escuchar sus palabras. Me afecta tanto que peleen; a veces me asustó mucho cuando hay toda esa discusión ocurriendo en nuestra casa. Me gustaría poder decirles esto a mis padres. Así que todos ustedes, que están sentados hoy aquí, por favor lleven este mensaje a sus casas".

Aquí, entonces, voy a cumplir el deseo de esa joven adolescente; quizás sus padres lean este artículo. Hay demasiados chicos ahí afuera que no pueden expresarse, pero que tienen la esperanza de que quizás sus padres puedan llegar a tener un mejor entendimiento.

1. Dejen de Pelear Frente a Nosotros

“Nuestra familia está en caos. Detrás de la máscara social que nos ponemos, estamos desconectados unos de otros. Cuando pelean frente a nosotros nos sentimos vulnerables. Sabemos que no es posible llevarse bien siempre, pero ¿por qué no pueden estar en desacuerdo con dignidad? ¿Por qué no pueden tener sus discusiones en privado y de forma respetuosa? ¿Por qué deben pelear sus batallas frente a nosotros? Ya sea una guerra fría o discusiones acaloradas, no importa. Ambas nos desgastan y nos hacen sentir que nuestra casa no es un refugio seguro. No queremos vivir en una zona de batalla. Comenzaremos a buscar otros lugares y personas para pasar nuestro tiempo. Buscaremos un escape.”

2. No Discutan sobre Nosotros

“Ustedes discuten demasiado a menudo sobre cómo es el otro como padre. Tú acusas a papi de no saber hacer nada bien con nosotros, y tú acusas a mami de dejar que nos salgamos de control. Actúan como si fuésemos una carga. Cuando los vemos peleando por nosotros, nos sentimos responsables por sus discusiones. Pensamos que somos los culpables de que ustedes no puedan llevarse bien. Nos sentimos culpables e intentamos por todo medio hacer que el dolor desaparezca. Luchamos para ayudarlos a encontrar soluciones. ‘No te preocupes’, decimos, mientras intentamos limpiar las lagrimas de mami. ‘Está bien papi’, decimos con coraje, cuando las cosas no resultan perfectas. Solamente queremos vivir en paz.”

3. No Nos Usen Como Peones

“No se hagan la ‘ley del hielo’ y esperen luego que nosotros llevemos los mensajes entre ustedes. ‘Dile a papi que voy a salir’, siendo que papi está parado frente a ti, o ‘Dile a mami que no tengo hambre ahora’ siendo que ella está sentada en la misma mesa que tú. Esto hace nuestra vida oscura y complicada. ¿Cómo podemos esperar aprender alguna vez cómo comunicarnos con nuestras propias parejas si vemos una comunicación tan disfuncional entre ustedes dos? Somos sus hijos, no piezas de ajedrez que pueden ser manipuladas hasta que lleguen al momento del jaque mate.”

4. No Se Menosprecien el Uno al Otro

“Cuando le preguntamos a mami si podemos ir a dormir donde un amigo y ella dice ‘no, no en una noche de escuela’, y luego corremos donde papi y él dice, ‘si, ¿qué tanto problema?’, olemos la debilidad. Vemos que ustedes no están sincronizados y sabemos que podemos manipularlos. Puede sonar gracioso, pero preferiríamos creer que ustedes dos están juntos y firmes como una unidad. Incluso si no nos gusta lo que dicen, sentimos fuerza cuando ustedes están de acuerdo y lo dicen juntos. Significa que nuestra familia es sólida. Necesitamos que ustedes hablen con una voz unificada. Esto quita la confusión y nos evita hablar con jutzpá. Porque deben saber, mami y papi, que la jutzpá y la falta de respeto vienen cuando ustedes no respetan las opiniones del otro. ¿Cómo podemos respetarlos si ustedes no se respetan? Y una casa llena de falta de respeto tiene toxinas en el aire.”

Pese a que no siempre es fácil vivir juntos como familia, sí podemos decidir vivir con ciertas reglas de dignidad, incluso cuando no estamos de acuerdo. Sin importar cuan estresados o desafiados nos sintamos, debemos saber en lo profundo de nuestro corazón que se nos han entregado niños preciosos para vigilar y cuidar. Ellos son regalos preciados. Tomemos la resolución de construir hogares en los cuales ellos se sientan seguros y amados. Despertemos cada mañana y preguntémonos que podemos hacer para educar a la siguiente generación con éxito. Y un día tendremos la alegría de ver a nuestros hijos construir sus propios refugios, sabiendo que nosotros les hemos mostrado el camino a seguir.

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