¿Quién creó a Dios?

La semana pasada me escribió una madre con una pregunta interesante:

"Mi hijo de seis años me formuló la siguiente pregunta: Si Dios creó el universo, ¿quién creó a Dios? ¿Cuál es la respuesta adecuada para una mente tan joven?".

Yo me quedé doblemente impresionado: por el pequeño de seis años que formuló una pregunta tan buena, y por la madre que tomó en serio su pregunta y buscó cómo responderle.

Lo primero que le escribí a esta madre fue cuán maravilloso es que su hijo formule preguntas tan grandiosas. Le sugerí que incluso más valioso que la respuesta específica, es que utilice eso como una oportunidad para inculcar en su hijo la importancia de cuestionar y tener curiosidad sobre el mundo y las ideas. Esta es la piedra básica del aprendizaje; de hecho, la base para convertirse en un individuo, capaz de pensar por sí mismo y abrirse su propio camino en la vida.

Esto no debe darse por sentado. He conocido a muchos jóvenes judíos que se vieron alejados del judaísmo cuando eran pequeños porque sus maestros en la escuela hebrea no dieron importancia a sus preguntas, o todavía peor, les dijeron: "No puedes formular aquí esa pregunta". Esa ausencia de respuestas transmite inintencionadamente el mensaje de que uno no debe pensar y que el judaísmo no tiene respuestas para tus preguntas.

Abraham busca a Dios

A continuación, sugerí una respuesta que podía darle a su hijo:

Cuando Abraham, el primer patriarca del pueblo judío, era un niño pequeño, le formuló una pregunta similar a su padre. Téraj, el padre de Abraham, tenía un comercio en el que vendía ídolos, con toda clase de estatuillas en los estantes. Un día, su padre recibió un nuevo dios de la luna, y Abraham le preguntó: "¡Hey! ¿De dónde salió este?". Su padre le dijo que lo había comprado en la fábrica local de ídolos. A fin de cuentas, alguien tenía que hacer a ese dios de la luna.

Abraham pensó sobre eso y luego preguntó: "¿Quién hizo la fábrica de ídolos?". Su mente curiosa siguió retrocediendo hacia atrás en el tiempo, preguntando: "¿Quién creó esto? ¿Y quién creó aquello?". Porque todo lo que existe tiene algo que existió antes de que fuera creado, tal como tú tienes padres, y tus padres tienen padres, y esto se repite hacia atrás en el tiempo.

En un punto, Abraham llegó al comienzo de todo, el primer punto en el tiempo, y entonces preguntó: "¿Quién creó el tiempo? ¿Quién creó todo el universo?".

A medida que creció, Abraham comenzó a entender que el Ser que creó el tiempo debía ser infinito, tenía que existir por encima del tiempo, ya que el tiempo todavía no había sido creado. Ese Ser es Dios.

Entonces Abraham formuló la pregunta de este niño de seis años: "¿Quién creó a Dios?".

Ahora esto se pone realmente interesante. Si alguien creó a Dios, ¿acaso Él es Dios? Si Dios fue creado, entonces es igual a nosotros. No es infinito, tiene un comienzo, lo cual implica que existe dentro el tiempo. Y dado que Él existe en el tiempo también puede tener un fin, como todas las cosas que eventualmente van a terminar. Eso no es Dios. Dios es Eterno. Eterno implica que siempre ha existido, que no tiene un comienzo. Es decir que nada lo creó ni le dio vida. Él es la vida, y toda la vida surge de Su interminable fuerza vital. Por eso Dios nunca puede morir, porque Él existe por encima del tiempo. Es decir que la existencia de Dios es totalmente diferente a nuestra existencia.

Y concluí diciéndole a la madre que se sorprenderá de cuánto pueden entender las mentes jóvenes. Le pedí por favor que me contara cómo continuó su conversación...

¿Cómo le fue?

Algunos días más tarde, ella me escribió de vuelta:

Estimado Rav Coopersmith:

Compartí su respuesta con mi hijo. Tuvimos una conversación sincera. Él estaba muy interesado en el origen del universo y el significado del "tiempo" y de un ser "Eterno". Pero lo que más le interesó fue su explicación final de que Dios es la fuente de toda la vida. Él concluyó que todo en el universo es vida y es Dios, y que ese es el significado de la vida.

Muchas gracias por brindarme herramientas para enfrentar una pregunta tan grande y por ayudarme a nutrir una mente joven.

Incluso las mentes más sofisticadas tienen dificultades para describir al Dios infinito y su relación con la creación, este precoz niño de seis años hizo un trabajo bastante bueno, aunque imperfecto. (Un punto a considerar: Todo es un reflejo de Dios; no todo es Dios, lo cual es panteísmo). De hecho, Dios y la vida son uno. Nada le da vida a Dios; Él es la vida misma, eterno, sin fin y absoluto, la fuente trascendente de toda la existencia.

¡Espero con ansias su próxima pregunta!