Charles Darwin: Un revolucionario en contra de los prejuicios y a favor de la Biblia

13/08/2023

5 min de lectura

Darwin no fue el héroe de los ateos ni el villano de los creyentes.

En 1809, el año en que nació Charles Darwin, nadie, con excepción de los "fanáticos religiosos", creía en un ancestro común y en la evolución de los seres humanos. Los científicos de la ilustración previos a Darwin descartaban la noción de un ancestro común para los seres humanos como una doctrina teológica "atrasada" y "no científica" de la Biblia.

Esos científicos también se mantuvieron alejados de la palabra "evolución", un término religioso cuyas raíces latinas se referían a desenrollar un pergamino o a desarrollar un plan. En aquellos días, el concepto de "evolución" (que apareció por primera vez en inglés en el siglo XVII) se refería a una secuencia ordenada de eventos y era sinónimo de un plan Divino.

Cuando los científicos creían que las clases de especies eran eternas

En el siglo previo a Darwin, el gran biólogo y taxónomo Carl Linnaeus había demostrado científicamente que las especies son estáticas y no cambian de clase. En la época del trabajo pionero de Linnaeus, la idea de que las especies son unidades "fijas" y estables fue un desarrollo científico progresivo, basado en una observación cuidadosa y una evidencia experimental meticulosamente recopilada. Antes de ese punto, ni los biólogos ni los teólogos creían que las especies fueran estables o que "las especies tuvieran que permanecer exactamente como habían sido creadas".

Otros pensadores de la ilustración, como David Hume, Thomas Jefferson y Voltaire, creían que la ciencia había demostrado claramente que también los diferentes tipos de variedad humana eran estables y eternos, una perspectiva conocida como poligenismo. Como escribió Hume en 1753: entre las diferentes "especies de hombres… una diferencia tan uniforme y constante no podría darse en tantos países y épocas, si la naturaleza no hubiera hecho una distinción original entre estas razas". Para los hombres de ciencia sofisticados e ilustrados como Hume, la idea monogenista de que "Javá fue la madre de todos los seres humanos" y que "Dios creó de una sangre a todas las naciones, para que habiten sobre la faz de la tierra", no tenía sentido en absoluto.

Cuando los científicos creían que la tierra era eterna

El marco científico iluminista de Hume y otros sostenía que nunca hubo un momento en el cual el mundo estuviera sin humanos, y esto permitía que no existiera un concepto de un mundo antes de los humanos o sin humanos. Los científicos de la ilustración previos a Darwin rechazaban la perspectiva del tiempo histórica y lineal de la Biblia y retornaron al entendimiento del planeta Tierra de Aristóteles, como un proceso cíclico y eterno. Por ejemplo, de acuerdo con el famoso geólogo James Hutton, "no encontramos vestigios de un comienzo, ni perspectiva de un final". Para Hutton y quienes siguieron sus pasos, la tierra era un "sistema dinámico pero de estado estacionario… permanentemente habitado por humanos, desde y hasta la eternidad".

#Antes de la época de Darwin, la idea de una secuencia interminable de vidas humanas en una Tierra eterna era la norma científica y no la excepción.

El historiador de ciencia Martin Rudwick explica que para los científicos ateos, una Tierra eterna era "la mejor garantía de la ausencia de una deidad creativa de cualquier clase". Los escépticos de mentalidad científica "tomaron la eternidad del cosmos para incluir la eternidad no creada de la raza humana", con los diversos tipos de diversidad humana fijados en un tiempo inmutable. Antes de la época de Darwin, la idea de una secuencia interminable de vidas humanas en una Tierra eterna era la norma científica y no la excepción. Rudwick afirma que "en este contexto, la idea de que el mundo haya tenido un punto de partida único y una historia lineal e irreversiblemente direccional, una idea que surgió por primera vez en el judaísmo… sobresale como una sorprendente anomalía".

Por qué Darwin fue en contra de la corriente científica

En la época de Darwin, se entendía ampliamente que la "ciencia moderna apoyaba la poligénesis" y que los diversos tipos humanos que en ese momento se denominaban "razas", tenían orígenes separados que nunca convergieron en un ancestro común. Los científicos de la ilustración vieron el poligenismo como una refutación directa al monogenismo de la Biblia. Esos mismos científicos también utilizaron el poligenismo para justificar actitudes racistas y la institución de la esclavitud.

A comienzos del siglo XIX, los monogenistas eran típicamente abolicionistas, cristianos y judíos religiosos devotos que defendían un origen único para todas las razas conocidas de la humanidad, para "preservar la integridad de las Escrituras". En la opinión científica de la época, la monogénesis estaba "contaminada" como un dogma religioso anticuado. Sin embargo, este dogma religioso estaba muy cerca del corazón de Darwin. Darwin era un monogenista por convicción, porque su familia, los Wedgewood, eran creyentes de la Biblia, profundamente devotos, que apoyaron y financiaron el movimiento para abolir la esclavitud. De hecho, el abuelo de Darwin, Josías Wedgewood incluso diseñó el sello oficial del movimiento abolicionista: la imagen de un esclavo africano arrodillado sobre una pierna, encadenado de pies y manos, con los ojos y las manos hacia el cielo, suplicando: "¿No soy yo un hombre y un hermano?". La convicción central inspirada en la Biblia de que Adam fue el verdadero padre de la humanidad era la premisa teológica fundamental de la lucha contra la esclavitud, y esto estaba firmemente anclado en la cosmovisión del joven Charles. La unidad de Adam y la "hermandad de la humanidad" fueron axiomáticas en los tratados contra la esclavitud que Darwin y su familia consumieron y distribuyeron. Desde sus primeros días, Darwin estuvo impulsado por un celoso fuego moral de demostrar que todas las razas humanas eran en verdad una sola familia, y que había un único origen, un ancestro común, para los blancos y los negros.

Cuando Darwin inició su búsqueda evolutiva de los orígenes humanos, su punto de partida fue la creencia abolicionista en la consanguineidad, un  "ancestro común" para todos los seres humanos. Él quería mostrar a través de la ciencia que la Biblia tenía razón y que el hombre africano era hermano del europeo. Los historiadores Adrián Desmond y James Moore explican que esta profunda convicción y fe en la unidad de la raza humana "fue la característica singular del peculiar estilo de evolución de Darwin". La noción bíblica de la "hermandad" humana fundamentó la empresa evolutiva de Darwin. Por sus diarios personales, recientemente publicados, ahora sabemos que allí se encontraba en sus primrras reflexiones sobre la evolución en el año 1837, y persistió en esta perspectiva en su libro "El origen del hombre" en 1871.

El verdadero Darwin no era el héroe de los ateos ni la parodia de los fundamentalistas. Cuando Darwin reclutó su aguda mente científica para ayudar a la causa monogenista, marchó en contra de la corriente científica de su época, inspirados por una visión de fe. Debido a que el caso de Darwin a favor de la unidad humana chocó con las autoridades científicas del mundo, él esperó para publicar sus obras hasta que pudo presentar un caso científicamente convincente. La evolución a partir de un ancestro común (como se denomina hoy el entendimiento de Darwin), fue la singular manera científica de Darwin para socavar la esclavitud y probar que la Biblia tenía razón.


Notas:

  1. Ron Amundson, The Changing Role of the Embryo in Evolutionary Thought: Structure and Synthesis (Cambridge: Cambridge UP, 2005) 37.
  2. Conway Zirkle, “Species before Darwin,” Proceedings of the American Philosophical Society 103:5 (15 Octubre, 1959): 636.
  3. David Hume, (1753) “Of National Characters”. En: Essays, Moral, Political and Literary. London and Edinburgh, Essay 71.
  4. James Beattie, (1776) An Essay on the Nature and Immutability of Truth: In Opposition to Sophistry and Scepticism.
  5. Martin J. S. Rudwick, Earth's Deep History: How It Was Discovered and Why It Matters (University of Chicago Press, 2014).
  6. Martin J. S. Rudwick, Bursting the Limits of Time, 283, 334.
  7. Martin J. S. Rudwick, Earth's Deep History: How It Was Discovered and Why It Matters.
  8. Adrian Desmond and James Moore, Darwin’s Sacred CauseRace, Slavery and the Quest for Human Origins, (University of Chicago Press, 2011) 289.
  9. David Livingstone, Adam’s Ancestors: Race, Religion and the Politics of Human Origins (Baltimore, MD: Johns Hopkins Press, 2008), 20–23.
  10. Desmond and Moore, Darwin’s Sacred Cause, 54, xvii.
  11. Desmond and Moore, Darwin’s Sacred Cause, xvii.
  12. Desmond and Moore, Darwin’s Sacred Cause, 188, 352; John van Wyhe, “Mind the Gap: Did Darwin Avoid Publishing His Theory for Many Years?” Notes and Records of the Royal Society of London Vol. 61:2 (May 22, 2007), 177-205.
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