Defiende al pueblo judío hoy

En la narrativa eterna de la Meguilat Ester (el 'Rollo de Ester') se encuentra un profundo intercambio entre Mordejai y Ester que resuena a través de los corredores de la historia. Al igual que hoy, había un enemigo decidido a borrar de la tierra al pueblo judío, Hamán. Mordejai, consciente del peligro inminente, le implora a Ester que vaya a hablar con el rey por el bien de su pueblo, un pedido peligroso y atemorizante.

Mordejai le da a Ester un recordatorio aleccionador, advirtiéndole no caer en la complacencia por el mero hecho de residir en la seguridad del palacio. Le dice: "No creas dentro de tu alma que has de escapar en la casa del rey más que el resto de los judíos" (Ester 4:13), subrayando la sombría realidad de que el peligro que enfrenta su pueblo la incluye también a ella, a pesar de la falsa sensación de seguridad de la que disfruta en el palacio.

El reproche hace eco más allá de los confines de la Persia antigua y nos habla a nosotros hoy. Es un fuerte recordatorio de que al observar la guerra de Israel a miles de kilómetros de distancia, con lo que percibimos como la "seguridad del palacio" en el que nos encontramos, en ningún país estamos más seguros que nuestros hermanos y hermanas que viven más cerca del peligro en Israel.

Hamás no está luchando una guerra sólo contra Israel; es una guerra contra los judíos.

Hamás ha dejado en claro que quiere muertos a todos los judíos, no sólo a los que están en Israel. Israel no está luchando sólo para proteger a aquellos que viven dentro de los límites geográficos del país. Está luchando por los judíos de todo el mundo. Muchos de los soldados israelíes con los que he conversado afirmaron que ellos están arriesgando sus vidas para proteger a los judíos de todo el mundo y asegurar que el pueblo judío pueda identificarse con orgullo como judíos, sin temer a ser asesinados sólo por ser judíos.

El mensaje de Mordejai a Ester fue lo que me inspiró a viajar a Israel dos veces durante este período de conflicto. Y es la razón por la que estoy comprometido a regresar tantas veces como pueda hasta que veamos la paz que todos ansiamos con desesperación.

Las amenazas que enfrenta nuestro pueblo trascienden las fronteras.

Me di cuenta que mis acciones están impulsadas por una conciencia profundamente arraigada de nuestra interconexión ante la adversidad. Del mismo modo que Mordejai le advirtió a Ester sobre la falacia de pensar únicamente en su situación personal y en su supuesta seguridad, reconozco que nuestros enemigos no discriminan en base a la proximidad geográfica. Las amenazas que enfrenta nuestro pueblo trascienden las fronteras y exigen una respuesta unificada de todos los que forman parte de la nación judía. Esta es mi lucha, tal como es la tuya.

En medio de la incertidumbre y la agitación, me siento obligado a dar testimonio de la resiliencia de nuestro pueblo, negándome a ceder al atractivo de la pasividad ante la injusticia. Mi decisión de viajar a Israel en medio de la guerra es una declaración de solidaridad con mis hermanos en su momento de necesidad.

Tal como Mordejai le recordó a Ester, tal vez este es el momento para el cual hemos sido puestos aquí. Él lo llevó un paso más lejos y le aseguró a Ester que si ella no se ponía a la altura de las circunstancias, "Alivio y salvación llegarán a los judíos desde otro lugar" (Ester 4:14). Ella sería quien perdería. En definitiva, el pueblo judío se salvaría. Tenemos una promesa del Amo del universo respecto a que el pueblo judío estará aquí eternamente. Como decimos en el Séder de Pésaj, en cada generación alguien se levanta para destruirnos, pero Dios siempre nos salva de sus manos.

Mordejai explica que este no es el fin de la historia. El final será victorioso. La única pregunta es si Ester elegirá colocarse dentro de la historia global del pueblo judío.

Tal como Ester ascendió al trono para un propósito más grande que ella misma, cada uno lleva en sí el potencial de dar forma al curso de la historia a través de sus actos, por más insignificantes que puedan parecer. Cada momento de nuestras vidas ha sido construido para este momento. Cada uno puede ponerse hoy de pie y marcar una diferencia. En el crisol de la adversidad, se nos pide que estemos a la altura de las circunstancias, que enfrentemos los desafíos que se nos presentan con inquebrantable resolución y determinación.

Debemos preguntarnos: ¿qué estamos haciendo para no dejar escapar este momento? ¿Nos conformamos permaneciendo como observadores pasivos o tenemos el valor de levantarnos y ser contados entre los que se atreven a marcar una diferencia? ¿Qué podemos hacer para demostrar con orgullo nuestro judaísmo y defender a nuestro pueblo? ¿Qué podemos hacer para ayudar a que vuelvan a casa los rehenes? ¿Qué podemos hacer para oponernos al antisemitismo y a la denigración de Israel?

La historia de Ester es un recordatorio eterno de que el futuro de nuestro pueblo no está en manos del destino sino en las decisiones que tomamos y las acciones que realizamos en respuesta a los desafíos que enfrentamos. Ahora es el momento de dar un paso al frente y marcar una diferencia.