El mes hebreo de tamuz y la autocompasión

20/06/2023

4 min de lectura

Cómo un mes de calamidades revela la fuerza oculta de la autocompasión y nos enseña cómo manifestarnos la bondad que realmente merecemos.

El alegre ascenso del previo mes de siván, cuando celebramos la entrega de los Diez Mandamientos, llega a un triste declive en el mes de tamuz. En este mes Moshé descendió del Monte Sinaí con las Tablas que Dios había inscrito y se encontró con el devastador incidente del Becerro de Oro. En un instante estremecedor, Moshé arrojó las Tablas al suelo, quebrándolas. Esto ocurrió el 17 de tamuz.

Cientos de años después, en la misma fecha hebrea, los babilonios rompieron las murallas de la ciudad de Jerusalem, lo que llevó a la destrucción del Templo en el año 586 AEC. Un millón de judíos fueron masacrados defendiendo el Templo, y muchos más fueron asesinados o tomados cautivos. Esta tragedia dio inicio a un periodo de ayuno y duelo para el pueblo judío, conocido como "las tres semanas", que comienza el 17 de tamuz y culmina tres semanas después, el 9 de av (Tishá BeAv), el día en que se conmemora la destrucción del Primero y del Segundo Templo, poniendo fin a la soberanía judía en la Tierra Santa hasta que la recuperamos con el moderno estado de Israel.

Quizás es por eso que tamuz no recibe demasiada atención. Pareciera tratarse sólo de un mes con energía baja.

Av es diferente. En Tishá BeAv, que es caracterizado como el día más triste del calendario, la comunidad se reúne para leer el Libro de las Lamentaciones, y muchas personas estudian la forma de incrementar el amor con el prójimo. Nuestra tradición enseña que en la era de la redención final, este día se convertirá para siempre en una festividad. También está Tu BeAv, un día que celebra el amor y la misericordia. Por lo menos hay intensidad, pasión y el tema de la transformación.

Pero, ¿qué lección positiva podemos aprender del mes de tamuz?

En vez de quedarnos tan sólo en la negatividad y la destrucción, tamuz nos ofrece una oportunidad de volver a comprometernos con los valores judíos y adoptar el concepto de tikún olam, reparar el mundo, comenzando por uno mismo. ¿De qué manera?

Tamuz nos enseña lecciones valiosas de autocompasión, específicamente recordándonos ser bondadosos con nosotros mismos incluso cuando tenemos luchas internas. A veces puedes sentir como si tus murallas se quebraran, y es fácil castigarte a ti mismo por no ser capaz de controlar la situación. Tamuz te enseña que en momentos de vulnerabilidad debes mostrar compasión, cuidarte a ti mismo emocionalmente, y reconocer tus fortalezas.

Después del incidente del Becerro de Oro, Moshé estaba muy angustiado y desilusionado. Por eso regresó de inmediato a la montaña para pedirle misericordia a Dios y ayunó y rezó durante 40 días. Entonces Dios le dijo a Moshé que preparara unas nuevas Tablas con sus propias manos, enseñando de esta manera al pueblo judío sobre la compasión de Dios y el poder de las segundas oportunidades.

Por lo tanto, tamuz es un recordatorio de la importancia de cultivar la autocompasión. Para crecer espiritualmente, debes aprender a ser amable y comprensivo contigo mismo. Esto implica permitirte cometer errores y ser indulgente cuando no logras tus ideales. La autocompasión te permite abordar la vida con más profundidad y sensibilidad, y te ayuda a comprender los desafíos de los demás con mayor empatía y compasión.

Para el judaísmo, la autocompasión es un acto intrínseco de bondad contigo mismo. No se trata de ser egoísta ni autoindulgente, sino de reconocer que el sufrimiento es parte de la vida, y todos tienen permitido mostrarse a sí mismos un poco de amor y consuelo. La idea es que si puedes amarte a ti mismo entonces puedes amar e influir de forma más efectiva y positiva sobre tus semejantes y sobre la comunidad.

La autocompasión no es una señal de debilidad o de pereza, sino más bien una señal de fortaleza.

Al reconocer nuestras luchas y dificultades, podemos responder efectivamente a ellas, ser bondadosos con nosotros mismos y efectuar cambios significativos en nuestra vida. Por eso durante el mes de tamuz, se nos alienta a hacer un balance de nuestra vida, reconocer nuestras inseguridades y ser amables con nosotros mismos a lo largo del año.

En un mundo en constante movimiento donde prevalecen las expectativas y las críticas duras, es fácil dejar de lado la autocompasión. Pero tal como lo han demostrado las investigaciones, practicar autocompasión puede mejorar la salud física y reducir el estrés, la ansiedad y la depresión. También mejora la resiliencia emocional y los habilidades para enfrentar las dificultades, lo que lleva a una vida más plena y feliz. Y lo más importante, cuando manifiestas autocompasión, es más probable que también te relaciones con los demás con empatía y amabilidad.

En la práctica, cultivar la autocompasión durante el mes de tamuz puede implicar fijar tiempo para prácticas de cuidado personal, tales como meditación, plegaria o movimiento consciente. Puede significar esforzarte para hablarte a ti mismo con amabilidad y celebrar tus éxitos, sin importar cuán pequeños sean. Puede implicar buscar la guía y el apoyo de un mentor o maestro confiable que pueda ayudarte a navegar los desafíos de la autorreflexión y el crecimiento.

En definitiva, el significado espiritual de tamuz te alienta a aceptar tu capacidad innata de crecimiento y a reconocer que la verdadera transformación espiritual es un viaje que requiere paciencia, compasión y la disposición necesaria para aprender de tus nuevas experiencias. Al cultivar la autocompasión y comprometerte a la autorreflexión, puedes aprovechar esta profunda sabiduría y emerger siendo una persona más fuerte, más sabia y más compasiva.

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