Las historias de algunos de los rehenes israelíes en Gaza

24/10/2023

10 min de lectura

Hamás tiene por lo menos 200 rehenes cautivos en Gaza. No los olvidemos. Aquí hay algunas de sus historias.

Las familias de los más de 200 rehenes israelíes se apegan a la esperanza mientras anhelan que suene el teléfono para informarles noticias sobre sus seres amados desaparecidos. Cada día que pasa, el dolor se vuelve más agudo.

Desde AishLatino rezamos pidiendo que regresen pronto a sus hogares, y compartimos algunas de sus historias.

Inbar Haiman, 27

Noam Alon contó a AishLatino que él y su novia Inbar Haiman estudian arte y diseño gráfico. "Inbar se especializa en videoarte, diseño de movimiento y After Effects. La conocí cuando regresé a la academia. Debido a la pandemia de COVID dejé durante dos años mis estudios y cuando regresé, ella estaba en mi clase. Desde el primer momento en que la conocí supe que era especial. Nos llevó algo de tiempo (¡y mucho trabajo!), pero después comenzamos a salir. Llevamos juntos un año y medio".

Noam e Inbar estaban de vacaciones de sus estudios y viajaron mucho. Esta semana se suponía que viajarían al Sinaí, en Egipto, para pasar unos días descansando antes de comenzar el nuevo año académico.

"Inbar es de Petaj Tikva y yo de Biniamina, pero durante el último año ambos vivimos en Haifa, donde se encuentra la academia de diseño. Inbar es una persona increíble. Ella es divertida, ama las aventuras y siempre se preocupa por todo el mundo. Es una verdadera artista, una gran diseñadora y una amiga maravillosa, lo mejor que hubiera podido soñar".

El evento del fin de semana (del 7 de octubre) era algo muy grande, planeado con meses de anticipación, e Inbar se ofreció voluntariamente como "ayudante", y fue con unos amigos. A Noam no le gusta la música trance, así que no fue. Alrededor de las 6:30 de la mañana escucharon la alarma y se detuvo la música. Los amigos le dijeron a Noam que todos se arrojaron al suelo y esperaron una señal para poder volver a levantarse. Los guardias que había en la fiesta les dijeron a todos que se fueran, por lo que Inbar y sus amigos subieron al auto. Pero como sólo había un camino y muchos autos, se produjo un gran atasco y fue imposible avanzar.

"Algunos minutos más tarde se escucharon disparos, y los oficiales dijeron a todos que salieran de los autos y corrieran de regreso hacia el área de la fiesta. Inbar y unos amigos corrieron hacia la zona del escenario y se escondieron allí durante algunas horas. En un momento, un oficial les dijo que salieran corriendo, porque los terroristas estaban muy cerca. Inbar se separó de sus amigos y corrió con dos jóvenes, Rom y Priel.

Los tres corrieron a campo abierto y se escondieron en un arbusto. Vieron que dos terroristas se acercaban y comenzaron a correr nuevamente. "Un terrorista con un cuchillo logró agarrar a Inbar. Los jóvenes agarraron unos palos del suelo y trataron de luchar contra el terrorista, gritándole a Inbar que corriera, pero ella estaba tan asustada que no pudo moverse. Entonces llegó una moto con dos terroristas y se la llevaron. Los dos jóvenes pudieron escapar y esa fue la última vez que alguien vio a Inbar".

Más tarde ese mismo día, Hamás y los medios de comunicación de Gaza publicaron muchos videos mostrando espantosas escenas de los secuestros. En uno de los videos se ve unos instantes a Inbar, sostenida por cuatro terroristas y con el rostro ensangrentado. "Creemos que fue secuestrada a Gaza y realmente esperamos que esté bien".

"Cuando me desperté el sábado a la mañana, me llamó un amigo y me preguntó si había escuchado sobre el ataque terrorista. Fui a internet y vi que gran parte había ocurrido en la fiesta. Me llevó unos minutos comprender que exactamente allí se encontraba Inbar. La llamé muchas veces, pero nunca me respondió. Una hora después el teléfono comenzó a pasar directamente al contestador automático. Mi madre me vino a buscar a mi departamento y me llevó a su casa, y allí estuve todo el tiempo. Mi vida se convirtió en una pesadilla. No puedo comer, dormir ni hacer nada más que pensar en ella. Quiero que regrese a casa, sana y salva. Estoy muy preocupado y la extraño mucho.

"Quiero que el gobierno israelí nos ayude a presionar a Hamás para dar a los rehenes ayuda médica y buenas condiciones, que puedan hacer un acuerdo y que los traigan pronto de vuelta a casa".

Judith Weinstein, 70 / Gad Haggai, 72

Miriam Green estaba emocionada de encontrarse con su amiga Judith Weinstein en su grupo mensual de poesía, que supuestamente se reuniría el 8 de octubre en la casa de Miriam. "La conozco hace muchos años, y esperábamos volver a encontrarnos después de realizar nuestros encuentros por Zoom (bajo el auspicio de VoicesIsrael.com)", dijo a AishLatino.

Judith tiene ciudadanía estadounidense y canadiense, y vive en Nir Oz. "Es una poeta delicada que ama los haiku, una maravillosa profesora de inglés que prepara marionetas con sus clases y practica mindfulness. Nuestro grupo de poesía está destruido y rezamos pidiendo que vuelva a salvo, junto con el resto de los rehenes. Muchos de sus poemas son sobre la belleza de su vida en el kibutz, el amanecer, el canto de los pájaros. Ella amaba vivir allí", dijo Green.

La hija de Judith, Iris Haggai Liniado, vive en Singapur, pero su corazón está en Israel.

"Mi madre escribía un haiku cada mañana", le contó a AishLatino. "Ella escribió muchos libros de poesía. El último está en su computadora. Espero que no la hayan robado ni quemado".

Los padres de Liniado cada mañana salen juntos a caminar. "Les importa mucho tener una vida sana, tanto física como mentalmente. Son vegetarianos, comen comida integral, una dieta basada en plantas y hacen todo lo que está a su alcance para no depender de la medicina ni de otras personas", dijo Liniado.

El sábado a las 6:50 am, Liniado vio que había una "alerta roja" en el kibutz Nir Oz, lo cual desafortunadamente "no es raro", reconoce. "Alerta roja significa que tienes que encontrar rápido un refugio antibombas, porque están disparando misiles al kibutz. En nuestro chat familiar les pregunté a mis padres si estaban bien, y quise saber qué estaba ocurriendo. Mi madre normalmente no le da mayor importancia a las sirenas, porque es algo que ocurre todo el tiempo, pero esta vez me dijo que estaban tirados boca abajo en el campo y que había cientos de misiles sobre sus cabezas. Le pregunté a que distancia estaban de la casa y me dijo que a dos kilómetros. Les pedí que me avisaran cuando llegaran a la casa y que se cuidaran".

Mientras tanto, Liniado habló con sus amigos en otro grupo de chat para ver si ellos también estaban bien. "Yo crecí en Nir Oz, así que conozco a todos. Vi que eran las 7:20 am y que mis padres no me habían vuelto a llamar. Traté de llamarlos y les mandé mensajes, pero no hubo respuesta. A las 7:30 un amigo escribió en nuestro grupo que todo el kibutz estaba lleno de terroristas y que lo único que podía escuchar era hablar en árabe y disparos, que iban de puerta en puerta, disparando a la gente, quemando y asesinando niños, ancianos, secuestrando, quemando casas. Una masacre. Lentamente fui perdiendo el contacto con mis amigos, ya no me respondían y mis padres seguían sin estar en ninguna parte, no había ningún contacto".

Siete horas más tarde, Liniado supo que el ejército finalmente había llegado, reuniendo a los sobrevivientes bajo un mismo techo. "Traté de saber si mis padres estaban allí, pero no estaban. De las 400 personas del kibutz sólo sobrevivieron 160. Conozco a cada persona allí. Fueron mis maestros, mis niñeras, niños que yo cuidé, amigos y sus hijos, bebés, amigos de mis padres, padres de mis amigos, todo el mundo. Sólo 160 de ellos sobrevivieron. Toda nuestra comunidad fue borrada".

Un día más tarde, Liniado se enteró de que su madre había llamado al paramédico del kibutz, a quien ella conoce de toda su vida. "Mi madre dijo que les habían disparado. Mi padre estaba gravemente herido, tal vez muerto, y necesitaban ayuda médica. El paramédico trató de enviarles la ambulancia, pero para ese momento los terroristas estaban en el kibutz y habían disparado a las llantas de la ambulancia para que nadie pudiera recibir ayuda. El paramédico perdió contacto con mi madre y eso es lo último que alguien escuchó de ella. Escuchamos muchos rumores, pero nada concreto. Desde entonces, están desaparecidos".

Liniado dice que el gobierno los considera secuestrados porque sus teléfonos fueron ubicados en Gaza. "Pero Hamás robó cosas de todo el mundo, incluso teléfonos. A mis amigos que sobrevivieron también les robaron los teléfonos y también estos fueron localizados en Gaza, así que no significa demasiado. Eso es todo lo que sabemos hasta el momento. Espero que estén juntos, pero no sabemos nada".

Omri Miran, 46

Lishay Lavi y sus dos hijas, Roni (2 años) y Alma (6 meses), sobrevivieron al ataque terrorista de Hamás a su comunidad, pero su esposo, Omri Miran está desaparecido.

"En la mañana del sábado nos despertamos temprano con la sirena de alerta roja. Lamentablemente, estamos acostumbrados a eso, ya que vivimos cerca de la frontera. Hamás y otras organizaciones terroristas regularmente disparan misiles a nuestro kibutz desde el año 2000. Omri y yo entramos a la habitación segura con nuestras dos hijas. Poco después comenzamos a escuchar disparos y sonidos de bombas que se acercaban. A eso le siguió gritos en árabe", contó Lavi.

Omri y Lishay

La pareja entendió que estaba sucediendo algo terrible. "Cerramos la puerta con llave y regresamos a la habitación segura, destinada a protegernos de misiles y bombas de mortero. Lamentablemente no pudimos cerrar la puerta desde adentro. Los sonidos que seguíamos escuchando desde el exterior dejaron claro que los terroristas de Hamás deambulaban por las calles, registraban las casas y disparaban contra las familias de nuestra comunidad. De repente escuchamos el ruido de vidrios rotos en nuestro baño. Habían entrado a la casa. A los pocos segundos empezaron a llegar voces. Comenzaron a golpear la puerta con sus rifles y el hijo de nuestros vecinos nos pidió llorando que abriéramos la puerta o le dispararían a él".

Abrieron la puerta. "Sabía que no era lo más inteligente, pero no podíamos soportar la idea de que lo mataran. ¿Qué hubiera pasado si hubiesen obligado a una de nuestras hijas a hacer lo mismo? Después supimos que él y su madre fueron encontrados muertos en un campo vecino. De todos modos los terroristas lo mataron".

Hamás entró, los empujaron "violentamente" al suelo. "Comenzaron a destruir la casa. Despertaron a nuestras hijas apuntando un arma a sus rostros, amenazando con hacerles los actos más viles, burlándose de nosotros por nuestra impotencia. Éramos dos padres tratando de proteger a nuestras dos hijas bebés del mal más absoluto. Después de algunas horas, los terroristas nos obligaron a ponernos de pie y nos llevaron a una casa del otro lado de la calle, con otra familia a la que le habían matado a una hija. Su cuerpo yacía en una habitación cercana y seguía fluyendo sangre. Una visión espantosa".

El resto de la familia, los dos padres y un niño y una niña pequeña, tenían manchas de sangre. Los cuatro estaban en estado de shock. "El padre tenía las manos cubiertas de sangre, sus ojos parecían vacíos. Poco después, arrastraron a la casa a otra mujer y a su hija. Ambas gritaban, suplicando por sus vidas, presas del pánico. Ellas decían que eran ciudadanas estadounidenses, pero a los terroristas de Hamás no les importaba nada. Nada ayudó. Las obligaron a callarse y amenazaron con matarlas si decían una palabra más. Después de algunas horas más de un horror continuo como cautivos en nuestro propio kibutz, comenzaron a tomar fotografías y a transmitir en vivo todo lo que nos estaban haciendo. Gritaron y anunciaron que nos iban a separar".

Eran la 1:30 pm cuando se llevaron a otro lugar a Omri Miran, al padre de la otra familia y la madre y la hija israelíes-norteamericanas. "No sabíamos por qué ni para qué. No sabíamos que tenían planeado para nosotros ni para ellos. Desde entonces no vimos a ninguno de ellos. Antes de irse, levantaron sus armas y nos amenazaron diciendo que debíamos quedarnos en donde estábamos, o nos matarían a nosotros y a nuestros seres queridos. El grupo de terroristas se separó, algunos se llevaron algunos de los autos que estaban estacionados afuera y partieron. Otros se quedaron y continuaron atacando y aterrorizando en otras casas".

Paralizada en la casa, Lishay escuchó lo que sucedía alrededor. "Por las ventanas vimos que otras casas estaban siendo incendiadas. Escuchamos sonidos horribles: disparos, gritos, hombres, mujeres, adultos, niños y bebés llorando, pidiendo ayuda. Sentíamos el olor del fuego y del humo que nos envolvía. Nos preparábamos para lo peor. Pensamos que regresarían o que entraría a la casa otro grupo de Hamás, prendería fuego y nos ejecutaría a todos. En la calle disparaban hacia todas partes, pero nos quedamos donde nos dijeron que nos quedáramos, esperando que se olvidaran de nosotros. Los disparos nunca cesaron, pero los sonidos se volvieron más débiles".

Después de algunas horas, Lishay escuchó nuevamente disparos. "No estábamos seguros si habían regresado para matarnos, pero pronto comprendimos que habían llegado al kibutz los soldados del ejército de Israel, tratando de salvar a quienes habían sobrevivido. Nos quedamos callados, esperando que los terroristas no terminaran con nosotros antes de que nos encontrara el ejército. Eventualmente, los soldados entraron a la casa, sentimos alivio y entendimos que nos salvarían. Pero Omri y los otros habían desaparecido, no estaban en ninguna parte".

Lishay está desconsolada porque muchos de sus vecinos y amigos fueron asesinados sin piedad. "Mis hijas son muy pequeñas, pero ya han visto mucha violencia y muerte en sus breves vidas. Nuestra hija mayor llora cada noche por su padre y por nuestro perro, Mojo, y les desea buenas noches. Ahora estamos rodeadas de amor y agradecidas de que el resto de la familia haya sobrevivido al horror, pero no tenemos adónde regresar ni nadie que pueda decirme dónde está Omri. La única buena notica que recibimos desde el sábado pasado es que encontraron a nuestro perro. Eso ayudará a las niñas a afrontar la situación hasta que Omri regrese a nosotras. Lo hará, tiene que hacerlo. Por favor, ayúdennos a traerlo de regreso".

El hermano de Lavi también está sumamente preocupado por Omri, que es un terapeuta de shiatsu y también trabaja como jardinero en el kibutz.

"Es un hombre amado por todos los que lo conocen, tranquilo y calmo, con voz suave y amable. Estaba muy involucrado en la crianza de sus hijas y se aseguraba de que Lishay, mi hermana, pudiera concentrarse en su desarrollo profesional. Un hombre espiritual, conectado con la naturaleza y con los pies plantados sobre la tierra. Su autor favorito, también uno de los míos, es Haruki Murakami. En su casa tenía todos sus libros. Le encanta el básquet y ambos apoyamos al mismo equipo: Macabi Tel Aviv".

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