Vivir en una pesadilla prolongada

03/04/2024

5 min de lectura

Cómo encontrar fuerzas en un mundo agitado.

Como muchos, el 7 de octubre me desperté envuelta en lo que parecía ser una pesadilla, abrumada de luto por individuos que nunca conocí, pero con quienes compartía una conexión indescriptible. El dolor era devastador, como si me hubiera atropellado un autobús, obligándome a enfrentar el horror experimentado por aquellos que murieron y la agonía de los sobrevivientes. A pesar de estar a miles de kilómetros de distancias, los sentía increíblemente cerca, tanto en mi corazón como en mi propio ser.

Sentí como si el mundo se hubiera movido debajo de mis pies. El pueblo judío lloraba en todas partes, y era como si nos patearan mientras seguíamos en el suelo, como se siente alguien que después de ser agredido es culpado por su victimización. Me vino a la mente una joven que fue violada por su padrastro, a la que luego acusaron de mentir o ser culpable de alguna manera. No pude evitar establecer paralelismos con lo que debieron sentir mis antepasados en la Alemania nazi: ver cómo el mundo, su gobierno, extraños y eventualmente sus propios amigos se volvían contra ellos. Los etiquetaron injustamente, los metieron en campos y los trataron peor que a criminales sin haber cometido delito alguno.

No pude evitar establecer paralelismos con lo que debieron sentir mis antepasados en la Alemania nazi: ver cómo el mundo, su gobierno, extraños y eventualmente sus propios amigos se volvían contra ellos.

Este viaje a través del dolor, la incomprensión y el odio ha sido un desgarrador recordatorio de la resiliencia necesaria para navegar como judío en semejante mundo. Sin embargo, también reavivó en mí un sentimiento de unidad y fortaleza, enraizado en el espíritu perdurable de mi pueblo. En la oscuridad, los judíos siguen buscando la luz, el entendimiento y, sobre todo, la paz.

Como profesional de salud mental, a menudo intento replantear las dificultades como una oportunidad de crecimiento, como una forma de enfocarnos en nosotros mismos y en los cambios que podemos hacer para aprender y crecer. Pero no lo voy a endulzar: estamos viviendo un período plagado de retos sin precedentes. La comunidad judía mundial enfrenta un conjunto único de dificultades, desde el incremento del antisemitismo y el conflicto actual en Israel a la proliferación de falsas narrativas. Además de las tensiones cotidianas que nos afectan a todos.

En estos tiempos, comprender cómo gestionar nuestro bienestar emocional y psicológico es más crucial que nunca. Este entendimiento es particularmente vital porque nuestras respuestas a estas tensiones pueden influir profundamente en nuestras relaciones familiares y en nuestra vida personal.

En medio de estas preocupaciones globales, yo todavía tengo dos hijas pequeñas a quienes debo cuidar, además del estrés y las responsabilidades que conlleva mi trabajo. Reconocer cómo reaccionamos individualmente al estrés y la ansiedad puede ser muy beneficioso para encontrar fuerzas y navegar las tumultuosas aguas de la vida. Por ejemplo, mis niveles de energía aumentan cuando estoy ansiosa, impulsándome a actuar. A primera vista, esto puede no parecer problemático. Sin embargo, las acciones impulsadas por la ansiedad no siempre nos benefician a nosotros ni a nuestras relaciones. Si en mi afán por combatir el antisemitismo y apoyar a Israel, dejo de lado mis compromisos familiares, el desequilibrio puede ser perjudicial.

Al reconocer mi tendencia a pasar a la acción, comprendí la importancia de hacer una pausa para reflexionar sobre cómo puedo contribuir de forma significativa sin agotarme ni descuidar mis obligaciones familiares y laborales. Entender esto resalta por qué es útil identificar y comprender los comportamientos habituales que adoptamos automáticamente en los momentos de ansiedad. En vez de hacer lo que solemos hacer para aliviar los momentos de ansiedad, podemos bajar el ritmo, trabajar en la autoregulación y enfocarnos en controlarnos en un mundo agitado.

A continuación, presento algunos comportamientos provocados por la ansiedad a los que los seres humanos suelen recurrir como soluciones a corto plazo, acompañados por ideas para dirigir la ansiedad de forma más eficaz. Al cambiar nuestro enfoque sobre la convulsión del mundo llegando a una mejor autogestión y claridad respecto a los pasos concretos que se pueden dar, podemos emerger como individuos más fuertes y como una comunidad más resiliente.

1. Enfocarse demasiado en el problema

Esto implica obsesionarse con el tema excluyendo otras responsabilidades, puntos de vista o posibles soluciones. Aunque reconocer y entender la situación es crucial, insistir en ella excesivamente puede incrementar nuestra ansiedad. Para equilibrar tu perspectiva, amplía tu horizonte incluyendo posibles soluciones. Mantente presente, concéntrate en los aspectos que están bajo tu control y busca el apoyo de otras personas.

2. Evasión

La evasión puede adoptar muchas formas, desde ignorar por completo el problema hasta consumir sustancias como alcohol o drogas para adormecer la ansiedad. Aunque esto ofrece un alivio temporal, a largo plazo suele agravar el problema. Aunque es difícil, enfrentar el problema sin implicarse demasiado a menudo es el primer paso para llegar a resolverlo. Abordar el problema con pasos pequeños y manejables, puede ayudar a que el proceso sea menos abrumador.

3. Fluctuar entre el exceso y la falta de funcionamiento: 

Quienes funcionan en exceso, tienden a ganar energía como respuesta a la ansiedad, a menudo asumiendo el control y tomando decisiones, a veces incluso por otras personas. Si no se controla, esto puede llevar al agotamiento y al resentimiento.

Quienes dejan de funcionar pierden energía y pueden retraerse o volverse indecisos. Esto puede dar lugar a sentimientos de impotencia o dependencia de los demás para resolver los problemas.

Equilibrar tu enfoque sabiendo cuándo actuar y cuándo quedarte quieto es crucial para controlar la ansiedad. Para ambas clases de personas es importante fijar límites, centrarse en sí mismas y dar prioridad a lo que verdaderamente es importante para ellas.

4. Enfrentar conflictos

La ansiedad puede exacerbar las reacciones y provocar conflictos más frecuentes o intensos. Reconocer cuándo la ansiedad alimenta un desacuerdo puede ayudar a disminuir el tono de la situación. Puede resultar más productivo dar un paso atrás para calmarse y abordar la conversación con un enfoque que trate de entender la perspectiva del otro.

5. Crear distancia emocional

Retraerse emocionalmente puede ser un mecanismo de defensa contra situaciones o discusiones que provocan ansiedad. Aunque puede parecer que te protege, en realidad esto conduce al aislamiento y la incomprensión. Reconocer tu necesidad de espacio y al mismo tiempo comunicar tus sentimientos y necesidades puede ayudar a mantener la conexión incluso en situaciones de estrés.

Reconocer estos patrones es vital para controlar nuestras reacciones al estrés de una manera más constructiva. Con los factores estresantes adicionales que afectan a nuestra comunidad judía, es inevitable que nuestra salud mental y nuestras relaciones se vean afectadas. Al comprender nuestras tendencias, tenemos el poder de elegir respuestas que no sólo apoyen nuestro bienestar sino que también fortalezcan nuestras relaciones y mejoren nuestra comunidad, especialmente en momentos de ansiedad.

Esta idea refleja la sabiduría de Rabí Hilel: "Si no estoy para mí mismo, ¿quién lo estará?" Aunque esta cita subraya la importancia de ser autosuficiente, va todavía más lejos, abogando por la autocompasión y el reconocimiento de nuestras propias necesidades y fortalezas como herramientas para superar la adversidad. Esto destaca la importancia fundamental de enfocarnos en nosotros mismos como la base para enfrentar los desafíos.

El judaísmo nos recuerda que Dios cree en nosotros incluso cuando nos cuesta creer en nosotros mismos. Aferrarse a esta fe puede ser una luz que nos guíe en momentos tumultuosos, sugiriendo que nuestra conexión con lo divino puede guiarnos a través de cualquier tormenta. Como observó conmovedoramente Elie Wiesel: "En la historia judía, no hay coincidencias". Al atravesar períodos difíciles, reconocer que existe un plan y un propósito mayores en medio de los pesares de la vida nos anima a mirar más allá de lo que tenemos delante. Nos invita a descubrir las conexiones significativas que vinculan los acontecimientos y las experiencias, guiándonos hacia el crecimiento y hacia nuestro yo auténtico.

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vicky credi
vicky credi
24 días hace

Excelente y muy práctico. Muchas gracias por compartirlo

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