Crecimiento personal
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Cómo forjar un camino lleno de amor, conexión, bondad y gratitud.
Como ya nos acercarnos al 2019 y a un mundo lleno de estrés, te invito a tomarte unos minutos y pensar cómo puedes vivir mejor este año.
Deja de reaccionar. Deja de quejarte. En cambio, empieza a pensar qué quieres ser. Es cierto, no podemos controlar ciertas situaciones. Nos vemos enfrentados a desafíos que están más allá de nuestro poder. Pero nuestros pensamientos, nuestra actitud y nuestras acciones están en nuestras manos.
¿Cuál es la historia que te gustaría escribir? ¿De lástima, tristeza, soledad? ¿O te gustaría empezar un nuevo capítulo de resiliencia, risa y amistad?
Empieza por prestar atención con cuánta frecuencia piensas negativamente. Ahora crea un nuevo mantra, un pensamiento positivo o una frase favorita de un rezo. Cada vez que surja en tu mente un mensaje negativo, reemplázalo. Sólo podemos tener un pensamiento a la vez; asegúrate de que tu mente te de fuerza y no te debilite. Estarás más tranquilo y sentirás fortaleza.
¿Cuantas veces llegas a casa después de un largo día y sigues conectado a tu teléfono? “Sólo necesito responder este e-mail”. “Sólo voy a revisar mis mensajes”. Nos volvimos adictos a las pantallas. Llegó el momento de recuperar nuestras vidas. ¿Por qué hacer que las personas que más nos importan sientan que cuentan menos? ¿Por qué debemos vivir comparando las vacaciones, las fiestas, los hijos y la vida social de los demás?
Cuando me pidieron dar un consejo para mejorar las relaciones, respondí: “¡Apaguen sus teléfonos!” Decide crear un espacio sagrado sin tecnología. Sé el dueño de tu hora de cenar, de tu tiempo de ir a comer afuera, del momento en que viajas en el auto con tu familia o de conversar con amigos. Libérate de esa necesidad constante de estar involucrado en la vida de otras personas. Sentirás que has descubierto una sensación de paz que te falta hace mucho.
Vivir la vida en el espejo retrovisor no nos permite avanzar. Nos encadenamos al pasado. El ayer nos desanima hoy.
Es cierto, están aquellos que podrían haberlo hecho mejor o deberían haber hecho más. Están quienes provocaron un daño. Quizás piensas en tus propios errores y te ahoga la culpa. ¿Y ahora qué?
Enfócate en lo que puedes cambiar. Piensa cómo hacer de hoy un día mejor. No dejes que el sufrimiento del pasado se sobreponga a tu presente. Sólo logras privarte a ti mismo de un mañana esperanzado. Es cierto, es un desafío difícil, pero una vez que decidas dejar atrás el pasado (y si es necesario también perdonar), apreciarás tu nueva serenidad.
El tiempo pasa rápido. Sin darnos cuenta, los padres envejecen, los niños crecen, las parejas se alejan. Cuando es demasiado tarde pensamos: si tan sólo. Si tan sólo hubiese escuchado más, tomado más tiempo para demostrar que me importa, puesto más atención o expresado mi amor… ¿Por qué esperar?
Date tiempo cada día para mostrarle a alguien que lo quieres. Abraza más a tu familia, sonríe, llama a un amigo con el que has perdido el contacto, visita a tus abuelos, fija un tiempo para salir con la persona más importante de tu vida. Pregúntate cómo puedes conectarte mejor este año. A medida que pasan los meses, asegúrate de no perder de vista tu objetivo. Tu amor y tu afecto deben sentirse cada día.
¿Desearías ser una mejor madre, padre, esposo, más paciente o menos enojón?
Deja de desear. Empieza a hacer.
Si pierdes la paciencia fácilmente, decide que este año trabajarás en controlar tu ira. Si eres quejoso, detente y esfuérzate por reconocer tus bendiciones. Si tiendes a juzgar a los demás, trabaja en encontrar algo bueno en cada persona.
Desafíate a llegar a mayores alturas emocionales y espirituales. Si caes, no te desanimes. Los ángeles nunca caen, pero el hombre se levanta y comienza de nuevo.
Estamos rodeados por personas que cargan un peso en sus corazones. Hay una increíble necesidad en este mundo. Tantos necesitan una linda palabra, una mano abierta, un oído dispuesto a escuchar. A pesar de nuestros propios desafíos, siempre podemos encontrar una forma de ayudar a otro. No es posible equivocarse al escoger la bondad.
No dejes que pase un día sin hacer un acto de bondad. Puede ser al azar o planificado. No hay alegría como la felicidad que se siente cuando en lo más profundo de nuestro ser sabemos que marcamos una diferencia.
La gratitud es el oxígeno de la vida. Cuando valoramos a las personas que comparten nuestras vidas, logramos apreciar más y quejarnos menos. Cuando abrimos los ojos a todo lo que tenemos, tomamos consciencia de nuestras bendiciones y la alegría llena nuestro corazón.
Pero la naturaleza humana nos lleva en otra dirección. Tendemos a ver lo que nos falta en vez de lo que tenemos. Nuestros ojos se enfocan en lo que nos irrita de los demás y dejamos de valorarlos.
Resuelve que este es el año para crear una actitud de gratitud. Comienza cada día con la plegaria de “Modé Aní – Te agradezco Dios por devolverme mi alma”. Acostúmbrate a pensar cada mañana en una bendición que has recibido y por la cual estás agradecido. Si piensas que esto es difícil, ya sabes dónde tienes que trabajar.
Tan sólo haber recibido otro día de vida es un voto de confianza de Dios. ¡Cuán agradecidos podemos estar por el regalo de la vida! Comienza desde allí, verás que en realidad has recibido muchas bendiciones. Lo que te falta es tomar consciencia de ellas.
La vida está llena de elecciones. Podemos forjar un camino lleno de amor, conexión, bondad y gratitud.
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