La resiliencia del pueblo judío en las épocas más oscuras
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Prácticas cotidianas para mantener lazos sólidos dentro de tu familia.
No desestimes la importancia de los saludos diarios al partir por la mañana y al volver a casa al final del día. Simplemente decir un "adiós" adecuado, junto con "que tengas un buen día" y un beso y un abrazo, crea conexión. Repetir lo mismo al fin del día, con un "¿cómo estuvo tu día?, también puede ayudar al mismo propósito.
Gretchen Rubin en su libro Objetivo: felicidad, describe cómo los saludos y las despedidas cálidas fueron una de las cosas simples que hicieron más feliz a su familia.
El contacto físico es clave. Los abrazos manifiestan amor y calidez y pueden tener efectos positivos en el desarrollo social y emocional de los niños. Ayudan a liberar oxitocina, lo que nos ayuda a conectarnos con los demás, también mejoran el estado de ánimo, calman el comportamiento y relajan el sistema nervioso. Un beneficio adicional: también refuerzan buenas habilidades sociales en nuestros hijos, enseñándoles la decencia básica y siendo un modelo de cortesía con los demás.
A los niños les encanta escuchar historias de cuando eran bebés, o estuvieron de vacaciones, o cuando sus padres eran pequeños. Los recuerdos son una forma excelente para desarrollar el lenguaje y compartir la historia familiar. Las fotos o videos son una buena forma de relatar las historias. Este es un momento en el que puedes sacar tu teléfono con tus hijos. Pero no olvides sacar también los viejos álbumes de fotos de cuanto tú eras un niño.
Las investigaciones indican que relatar historias sobre la familia construye niños fuertes y resilientes, conectándolos con su familia. Las historias familiares más sanas son la narrativa oscilante, historias sobre los altibajos de la vida y cómo ustedes o sus abuelos se recuperaron en momentos difíciles. La tradición familiar judía está repleta de estas historias.
Recordarles a los niños sus propias narrativas oscilantes, sus propios logros del pasado y cómo superaron los desafíos que enfrentaron. Por ejemplo: "¿Recuerdas esa vez que te caíste de la bicicleta y simplemente te levantaste y seguiste adelante?".
"¿Recuerdas cuando perdiste la llave y te pusiste a pensar qué hiciste y en dónde estuviste todo el día, tratando de recordar dónde la habías puesto? Eso funcionó".
Esto les da a los niños una perspectiva positiva sobre ellos mismos. Como padres, a menudo olvidamos muchos de los pequeños logros de nuestros hijos. Relatar estas historias puede ser un buen recordatorio, y también eleva la imagen de nuestros hijos ante sus propios ojos… ¡y a los nuestros!
Los estudios sobre las comidas familiares siguen constatándolo. Los niños que cenan cada noche con sus padres tienen:
Con el ritmo de vida de hoy, no es simple, pero tratar de comer juntos tantas comidas como sea posible, incluyendo el desayuno, puede ayudar. Las comidas compartidas de Shabat también ayudan a mejorar la conexión entre los miembros de la familia.
Cada niño necesita tiempo privado con sus padres cada día. Esto es especialmente cierto para las madres y sus hijos. Diez minutos al día con cada niño puede darles a los niños la atención personal que tanto necesitan. Un niño que sabe que sus padres dan tiempo a su relación cada día se siente amado y seguro.
No hay nada mejor que divertirte con tu familia. Las bromas internas, códigos privados y juegos tontos que sólo tu familia conoce, suman risas y alegría a una familia fuerte.
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