Cinco mensajes ocultos de las velas de Janucá

1. Nunca tengas miedo de defender la verdad

Iehudá el macabeo y sus hermanos lucharon valientemente contra aquellos que quisieron extinguir todo lo que representaba al pueblo judío. Los griegos-sirios trataron de obligar a los judíos a aceptar la cultura griega en vez de vivir comprometidos con los valores judíos. Aunque eran menos numéricamente, los macabeos no permitieron que las abrumadoras probabilidades en su contra los desalentaran. Ellos libraron esta batalla cultural y triunfaron.

2. Un poco de luz aleja la oscuridad

Encendemos la menorá durante el período más oscuro del año, justo al atardecer. El cielo comienza a volverse negro. Sin embargo tenemos la posibilidad de iluminar la noche. Hay momentos en la vida en que nos sentimos inmersos en desafíos que no nos dejan respirar. Es fácil caer en la desesperación. Las luces de Janucá nos llaman la atención y nos dicen: "¡Mira cómo un poco de luz puede despejar la oscuridad!". No desesperes. Nunca pierdas la esperanza. Aférrate a tu fe.

3. La definición de oscuridad es "olvidar"

El antisemitismo es el odio más antiguo de la tierra. Muchos elogian a aquellos que subieron a nuestro pueblo a vagones de ganado y lo quemaron en los hornos. Los antisemitas también trataron de destruir nuestras almas.

¿Cuál debe ser nuestra respuesta?

La palabra hebrea para 'oscuridad' es jóshej. Las mismas letras también pueden formar la palabra shajaj, que significa 'olvidar'. La oscuridad llega cuando abandonamos nuestra identidad judía y olvidamos quiénes somos.

Vivimos en una época en la que demonizar a los judíos se volvió culturalmente aceptable. Escuchamos que los judíos son los dueños de los bancos y controlan los medios de comunicación. Kyrie Irving insistió que los israelitas negros son los "verdaderos judíos". En los campos universitarios del mundo, quienes defienden a Israel son vilipendiados. En Internet, miles de personas declaran que el Holocausto nunca existió.

Somos testigos de la reescritura de nuestra historia, nuestra cultura y nuestra nacionalidad. Nos roban nuestro rico legado delante de nuestros propios ojos. Olvidar de dónde venimos implica ignorar las raíces de nuestro pueblo y perder una parte esencial de nosotros mismos. No tenemos forma de combatir las mentiras porque simplemente desconocemos la verdad.

Esta es la tragedia del olvido, la oscuridad suprema. La luz se abre paso cuando recordamos quiénes somos.

4. La búsqueda misma es un milagro

Celebramos Janucá durante ocho días por el milagro de la menorá. Había aceite puro suficiente sólo para encender la menorá del Templo durante un día, pero la menorá continuó encendida otros siete días. ¿Por qué contamos el primer día como un milagro?

Porque incluso el hecho de buscar el aceite en el Templo fue un milagro. El Templo había sido profanado por los griegos. Los judíos fácilmente podrían haber dejado de buscar si había quedado aceite puro con el sello del Sumo Sacerdote.

Pero en vez de ceder a la desesperación, los jashmonaim actuaron y se negaron a rendirse ante la desesperanza.

En la vida, es muy fácil levantar las manos y decir: "Esto es imposible. ¿Para qué intentarlo?". La búsqueda del aceite fue un triunfo del espíritu. Cada búsqueda de luz y de tu fuerza vital a pesar de todo lo que te tira hacia abajo, es un milagro.

5. Enorgullécete de ser judío

Colocamos nuestra menorá en la ventana para que todos puedan ver la magia mística de las luces de Janucá y de esta forma publicitar el milagro. En un mundo que trató de apagar nuestra luz, denigrar a los judíos y difamar nuestra identidad, recibimos la clave para nuestra supervivencia. ¡Estar orgullosos de quienes somos! Siéntete orgulloso de ser judío, de encender tus velas y conectarte con tu identidad espiritual.

Al entrar en estos ocho días de significado, capturemos la luz que nos espera. Es una luz que arde dentro del alma de cada judío. No importa cuán lejos nos hayamos marchado, debemos saber que hay una chispa parpadeando, esperando y anticipando el gran fuego de Janucá.