Janucá y cómo liberarse de la rutina

21/12/2022

3 min de lectura

Imagina tener ocho noches de tiempo de calidad e ininterrumpido con tu familia.

El 5 de febrero del 2014, los trabajadores del subterráneo de Londres efectuaron una huelga de 48 horas, lo que llevó a que cerraran varias paradas del metro. Los usuarios afectados se vieron obligados a encontrar rutas alternativas. Cuando terminó la huelga, la mayoría de las personas retornaron a sus viejos hábitos. Pero aproximadamente uno de cada 20 se quedó con la nueva ruta, ahorrándose 6,7 minutos de lo que era un viaje promedio de 32 minutos. Los cierres impuestos por la huelga los obligaron a experimentar vías alternativas, y obtuvieron resultados valiosos. Si la huelga hubiera sido más larga, probablemente hubiesen descubierto todavía más mejoras.

Los investigadores han estudiado durante mucho tiempo por qué la gente compra artículos de marca cuando el equivalente genérico está disponible a un precio mucho más accesible, lo cual puede ahorrarles mucho dinero. Este fenómeno es claro en los medicamentos, donde los genéricos y las opciones de marca químicamente son equivalentes. ¿Por qué seguir comprando una aspirina de marca cuando el mismo compuesto químico se encuentra a su lado en el estante a un precio mucho más barato? Los científicos verificaron que las dos clases de aspirina son idénticas. La única diferencia es la etiqueta y el precio. Sin embargo, la mayoría de las personas compran la aspirina de marca. ¿Por qué? Hábito, ritual y rutina irreflexiva.

Los hábitos son poderosos. Pueden ayudarnos a promover la creatividad y la eficiencia. Pero los hábitos y las rutinas también nos privan de la apertura y la flexibilidad necesaria para aprender, para ver cosas nuevas, para crecer, experimentar, adaptarnos y realizar cambios que nos ayudan a mejorarnos a nosotros mismos y mejoran nuestras vidas.

Un estudio estimó que el 47 por ciento de nuestro comportamiento es el resultado de hábitos que ya se han formado. Eso puede aprovecharse de una forma positiva. Por ejemplo, si desarrollamos los hábitos correctos, como por ejemplo llegar a tiempo, reaccionar con paciencia, actuar con generosidad, entonces tenemos la mitad de nuestro día preprogramado de una manera de la que podemos sentirnos orgullosos. Por supuesto, la desventaja es que casi la mitad de nuestra vida no es el resultado de un pensamiento considerado, de elecciones conscientes, sino simplemente el resultado de haber establecido hábitos y rutinas que ya no pensamos. Esa no es forma de vivir.

Una luz penetrante

El momento ideal para encender la menorá cada día durante Janucá, es desde la puesta del sol hasta "que ya no haya gente caminando por el mercado" (Shabat 21a). El propósito de la luz de la menorá es publicitar los enormes milagros de Dios, por lo que cuando ya no hay gente que pueda ver esas luces, la mitzvá ya no tiene aplicación. En la época del Talmud, ese momento era relativamente breve después del anochecer, cuando la gente ya no podía moverse afuera sin luz natural. Hoy, con la luz artificial, ese momento es significantemente más tardío.

De acuerdo con el pensamiento jasídico, la medida de "hasta que ya no haya gente caminando por el mercado" no es sólo para describir cuánto tiempo deben arder las velas, sino cuán profundamente la luz de las velas debe penetrar en nuestros corazones y hábitos. La palabra hebrea usada para caminar es "reguel", que significa pasos. "Reguel" también significa hábito, por lo que la frase puede interpretarse como: experimentar la luz de las velas hasta que ella logre quebrar nuestros hábitos, nos saque de nuestras rutinas y nos permita dar un paso atrás y observar nuestras vidas.

Experimentar la luz de las velas hasta que ella logre quebrar nuestros hábitos, nos saque de nuestras rutinas y nos permita dar un paso atrás y observar nuestras vidas.

Muchos nos vemos atrapados en la rueda del hámster de la vida. Nos despertamos, vamos a trabajar, tal vez hacemos ejercicio, nos relajamos sin pensar en nada, vamos a dormir, nos despertamos y comenzamos de nuevo. O nos despertamos, preparamos las meriendas, llevamos a los niños a la escuela, vamos a hacer las compras, cocinamos, hacemos los deberes, servimos la cena, colapsamos, nos despertamos y volvemos a empezar. O una combinación de ambas cosas. Nos dejamos llevar por la inercia y el impulso, moviéndonos a un ritmo tan rápido que no hay tiempo ni espacio, ni margen ni lugar para detenernos, observar, evaluar y determinar conscientemente si estamos aprovechando nuestro tiempo, energía y recursos de la forma más óptima.

Este Janucá libérate. Muchas personas se alejan de las pantallas 30 minutos después de encender las velas, el tiempo mínimo necesario que ardan las velas. Para muchos, estar encadenados a nuestro teléfono inteligente, Tablet, laptop o tv se volvió una rutina. Necesitamos esto con desesperación, ya que el norteamericano promedio toca su teléfono unas 2.617 veces al día.

Janucá nos da la energía para tener el coraje de quebrar los hábitos y ver la luz, literal y figurativamente. Imagina tener ocho noches consecutivas en las que durante media hora estás liberado de todas las pantallas, enciendes las velas con tu familia, entonan juntos Maoz Tzur, bailan, comparten regalos, juegan con el sevivón, comparten palabras de sabiduría o comparten ese tiempo de cualquier forma que elijas. Ocho noches de tiempo de calidad e ininterrumpido con tu familia.

Este Janucá, puedes convertir esto en una realidad y liberarte de la rutina.

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