Cómo enfrentar las críticas sin sentido

Cuando alguien nos trata con rudeza, nuestra primera reacción es proteger nuestro ego. Nos enojamos y respondemos con algo como: "¡Cómo te atreves a hablarme así!" "¡No me grites!". Transformamos a esa persona enojada en nuestro problema.

¿Por qué dejar que otro dictamine cómo te sientes? Enojarse le da a la otra persona control sobre tu estado emocional. Eso es mucho poder en manos de otra persona, especialmente en alguien que es rudo contigo.

Si resistes tu inclinación inicial de ponerte a la defensiva, puedes sorprenderte de lo que ocurrirá a continuación. En vez de: "¿Por qué me tratas así?", intenta decirle: "Parece que hoy has tenido un mal día". En vez de: "Yo no hice nada. ¡No me hables de esa manera!", di: "Parece que esto te ha molestado". No te adueñes de su problema. Es su problema, no el tuyo.

La dinámica psicológica cambia dramáticamente apenas usas la palabra "yo" o "a mí". Entonces se convierte en algo entre tú y el otro. Al usar la palabra "tú" mantienes la pelota en su lado de la cancha y el problema sigue siendo sólo del otro.

¿Por qué dejar que otro dictamine cómo te sientes?

Verás que al no responder a la defensiva no te sentirás molesto por lo ocurrido. No tiene nada que ver contigo mientras no trates de adueñarte de parte del problema.

A veces la crítica llega en la forma de un consejo, con un agradable empaque. En ese caso agradécele a la persona por ofrecer su opinión, y luego puedes decidir si lo que dijo es o no relevante. A veces puede ser difícil separar el mensaje de quien lo transmite, pero cuando lo haces puedes descubrir que hay buenos consejos.

Agradécele a la persona sin importar cuán poco productivo o egoísta haya sido su comentario. Reconoce que si el consejo es más destructivo que constructivo, surgió de un lugar de dolor y esa persona necesitaba decirte eso para sentirse bien consigo misma. Ten compasión y empatía y elévate por encima de eso. Si te enojas o te sientes molesto, es como si patearas a un anciano de 90 años que desea pelear contigo. En primer lugar, no importa lo que ocurra, no puedes ganar. En segundo lugar, ¿qué estás haciendo? No te pongas a la defensiva. No entres en el juego. Simplemente di: "Gracias, lo voy a pensar", sincera y directamente.

Si lo deseas, puedes preguntarle cómo o por qué se siente tanto más capaz que tú, ¡sin ser sarcástico!

Comentario: "Sabes Aharón, estuviste muy desubicado en esa reunión".

Respuesta: "¿De veras? Voy a tener que pensarlo con detenimiento. Gracias por preocuparte por mí. ¿Qué hubieras hecho tú diferente?".

Comentario: "Marcy, ese vestido no te favorece".

Respuesta: "Gracias por decírmelo. Muchas amigas no me lo dirían por miedo a que me sintiera molesta. Eres una persona especial. ¿De dónde surge ese maravilloso sentido de la moda?

Comentario: "Pensé que estabas tratando de bajar de peso. No creo que puedas comer eso".

Respuesta: "Oh, gracias por recordarme sobre mi dieta. Parece que tienes mucha fuerza de voluntad. Me encantaría saber tu secreto".

Esa persona te trata de forma poco respetuosa porque busca recibir respeto. Al agradecerle y pedirle su consejo, alimentas su psiquis y pones fin al "ataque".

Por supuesto que no todas las críticas surgen de personas doloridas. Y sólo porque lo diga de una forma tosca no implica que esa persona no se preocupe por ti. Es posible que no sea capaz de criticarte de forma afectiva y agradable, a pesar de que realmente desee hacerlo.

Siempre debemos recordar el motivo óptimo para controlar nuestra lengua. El Talmud (Guitin 56a) revela que la fuerza de Dios se manifiesta a través de Su falta de reacción ante los insultos y las blasfemias de los malvados. En otra parte, el Midrash declara que aquél que permanece callado ante los insultos se considera piadoso y un socio de Dios. ¿Qué mayor motivación podemos precisar?

Por lo tanto, la próxima vez que alguien te insulte o te critique, recuerda no perder el control y no responder.