Conoce al rabino que acabó con 1300 años de humillación

01/10/2023

4 min de lectura

¿Por qué los judíos que comparecían en la corte eran subyugados a actos humillantes como pararse con el torso descubierto y la cabeza descubierta sobre una sangrienta piel de cerdo?

En el año 532 EC, el emperador bizantino Justiniano proclamó que los judíos no podían dar testimonio en una corte cristiana. La suposición predominante era que no se podía confiar en la palabra de un judío.

Representación del siglo XVII de un judío tomando el More Judaico. Fuente: Wikimedia Commons.

Esta resultó ser una prohibición bastante inviable, así que con el pasar de los siglos se desarrolló un bizarro ritual, diseñado para intimidar a los judíos. Conocido como el More judaico, latín para 'costumbre judía', los judíos que comparecían en la corte debían subyugarse a una amplia variedad de circunstancias humillantes, desde invocar maldiciones bíblicas para ellos si mentían en la corte, a pararse con el torso descubierto y la cabeza descubierta sobre una sangrienta piel de cerdo, con una mano en una biblia abierta, para desalentar cualquier posible disimulación.

Increíblemente, una versión del More judaico continuó hasta avanzado el siglo XIX, incluso en países más “abiertos de mente” como Inglaterra y Francia.

Eso hasta 1838, cuando el joven Lazare Isidor apareció en la escena. Graduado de la Ieshivá de Metz, una ciudad al este de Francia que fue una vez hogar de Rebeinu Gershom Meor hagolá (“Luz del exilio”). En su primer cargo en la ciudad de Pfalzburg, apenas de 24 años de edad, Rav Isidor se enfrentó con esta humillación medieval cuando se le ordenaba a un congregante tomar el More judaico como parte del testimonio requerido en corte. De acuerdo con el procedimiento judicial, el juramento debía ser administrado en una sinagoga.

Rav Lazare Isidor (1806-1888) a finales de la edad media. Fuente: Wikimedia Commons.

Rav Isidor se rehusó a permitir que el santuario fuera profanado por tal insulto a la dignidad de un hermano judío (incluso si, como era el caso en consideración, el judío estuviera dispuesto a degradarse).

La demanda era especialmente molestosa, dado que los judíos de Francia habían sido formalmente emancipados en la Francia revolucionaria por casi medio siglo. Incluso aunque la duradera y obvia discriminación en contra de los ciudadanos franceses judíos fuera una flagrante violación de los principios de “libertad, igualdad y fraternidad”, la oposición de Rav Isidor condujo a una acusación por desacato de la corte.

La judería francesa se movilizó en su nombre y un joven instigador abogado llamado Adolphe Crémieux tomó el caso.

Adolphe Crémieux en el momento del juicio de Lazar. Fuente: Wikimedia Commons.

Crémieux, quien pronto alcanzaría gran fama como valiente abogado de los derechos judíos en infames casos como el Libelo de sangre de Rodas de 1840, armó una brillante defensa que avergonzó a la República Francesa por mantener este vestigio de antisemitismo medieval. Con feroz y elevada oratoria, Crémieux regañó a la corte:

"¿Ustedes creen que los franceses judíos no merecen recibir igualdad con los franceses cristianos? Ustedes dicen que los judíos no pueden comprender la importancia de hacer un juramento con una mano levantada. ¿Cuántos cristianos no entienden ese concepto? ¿Cuántas veces levantan sus manos y dicen, “Yo juro”, sin darse cuenta de la santidad de ese santo gesto, de esa sagrada palabra? ¿Bajo qué derecho, ustedes jueces, se autoproclaman teólogos? ¿Bajo qué derecho, como católicos, buscan ustedes regular la conciencia de un judío; como jueces, regular la conciencia de un rabino?".

Rav Isidor fue debidamente absuelto y, dentro de un plazo bastante corto, el infame More judaico fue abolido.

La atrevida oposición de Rav Isidor al More judaico señaló una nueva dirección para la judería francesa, afirmando sus derechos como completos ciudadanos de la República, con derecho a tratamiento igualitario bajo la ley. Como lo expresó Rav Isidor, “Hemos demostrado que somos dignos de libertad, dignos del título de ciudadanos y que es posible ser al mismo tiempo un judío y un francés”.

Instalación del recién elegido Rabino en jefe Lazar Isidor de Le Monde Illustre. Fuente: Wikimedia Commons.

Un célebre académico y popularizador del estudio de Torá, Rav Isidor fue nombrado Rabino en jefe de Paris a la edad de 33 años, pero esto no marcaría la cima de su carrera. Por sus valientes y consistentes esfuerzos por la judería francesa, él fue finalmente reconocido con el título eclesiástico más grande en el país, convirtiéndose en Rabino en jefe de Francia en 1867, cargo que mantuvo hasta su fallecimiento en 1888.

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