Cuando pasan cosas malas: El enfoque del judaísmo respecto al sufrimiento

6 min de lectura

Cómo recibir y descifrar el mensaje personal de Dios.

¿Por qué pasan cosas malas? No hay una respuesta sencilla. Pero las fuentes judías ofrecen diversos enfoques que podemos tratar de aplicar a nuestra situación personal. Pero es una lucha. Incluso Moshé se enfrentó con esta misma pregunta.

El Talmud nos da consejos concretos para alguien que experimenta sufrimientos. El primer enfoque parece simple y claro, pero requiere integrar un par de requisitos previos para poder aplicarlo en nuestras vidas.

EL Talmud dice: "Si la persona ve que le llegan aflicciones, debe analizar sus actos" (Brajot 5a).

Dios es nuestro Padre en los Cielos. Tal como un buen padre se ocupa de la disciplina de su hijo que se comporta mal y se aleja del camino correcto, así también Dios nos envía un llamado de atención, tratando de mostrarnos dónde necesitamos mejorar y rectificarnos. Examina tus actos, determina dónde te estás equivocando, y trabaja para hacerlo mejor.

Por ejemplo, como muchos saben, mi esposa y yo fuimos bendecidos con un hijo que tiene síndrome de Down. Yehudá tiene casi 18 años y ha sido una fuente de enorme najat y alegría en nuestras vidas. Pero esa no fue nuestra reacción inicial cuando nació y nos sorprendimos al descubrir que éramos padres de un niño con necesidades especiales.

Dios me estaba dando un mensaje personal. Yo tenía que leerlo e internalizarlo.

Tuvimos que esperar una semana hasta recibir los resultados finales de las pruebas genéticas. Rav Nóaj Weinberg, de bendita memoria, no ahorró palabras cuando fui a pedir su consejo. "¿De qué manera ser padre de un niño con dificultades cognitivas te hará cambiar? Haz esos cambios ahora, y tal vez puedas evitar el decreto. Tienes siete días".

Rav Weinberg me estaba diciendo que Dios me estaba dando un mensaje personal. Tenía que leerlo e internalizarlo.

Una carta personal de Dios

Imagina que recibes una carta escrita directamente por el puño y letra de Dios, firmada, sellada y entregada, con tu nombre en el sobre. ¿Cómo reaccionarías? ¡Una carta personal de Dios! ¿La arrojarías directamente a la basura sin abrirla? ¿No sentirías curiosidad por saber qué dice la carta?

Lo más probable es que dejaras todo lo que estabas haciendo para leer la carta que Dios te envió. Pero al abrir la carta ves que está escrita en un idioma que no entiendes.

¿La arrojarías a la basura?

Obvio que no. Primero usarías el traductor de Google para tratar de entender qué es lo que dice. Luego llamarías al principal lingüista de ese idioma y le pagarías lo que fuera para que te ayude a traducir correctamente la carta. Devorarías cada palabra. Quizás incluso aprenderías a fondo en ese idioma para poder detectar cada matiz de la carta.

Hoy no tenemos profecía. Dios no nos envía directamente WhasApps, e-mails o cartas escritas a mano. Pero Él se comunica con nosotros. Rav Abraham Grodzinsky, un gran erudito judío y líder de comienzos del siglo XX, escribió en su obra "Torat Abraham":

La Providencia Divina nos ha otorgado algo que ocupa el lugar de la providencia, y se trata de los desafíos (el sufrimiento)… Estos son los agentes de Dios para enseñarnos sobre nuestros errores pasados y para ayudarnos a evitar cualquier otra transgresión en el futuro, sin eso sería imposible que pudiéramos hacer teshuvá… Estos desafíos son una manera muy poderosa de ayudarnos a buscar y descubrir, analizar y entender los secretos del corazón, incluso más que un profeta de Dios.

Lo que Rav Weinberg me dijo en ese momento era que tenía que descifrar el mensaje de Dios y aceptar el llamado de atención.

Pero hay dos requisitos esenciales para poder lograr esto.

¿Al azar o por diseño?

Lo primero es vivir con la realidad de que los eventos que ocurren no tienen lugar al azar. Yo no soy una víctima de circunstancias arbitrarias que quedó estancada en medio de un mal negocio. De acuerdo con ese punto de vista, las cosas malas les ocurren a las personas buenas porque la vida apesta y no tienen ningún sentido, y por pura mala suerte, recibiste una mala mano de naipes.

¿Creemos que la vida ocurre al azar y que Dios no forma parte de la ecuación, o creemos que Dios supervisa todo lo que ocurre en Su universo?

De acuerdo con la perspectiva judía, Dios es Infinito, Todopoderoso y Omnisciente. Nada es un accidente; todo es diseñado y gobernado por Su providencia Divina. Esto significa que fuimos seleccionados para enfrentar el desafío de educar un niño con necesidades especiales. Está perfectamente calibrado. Ahora necesitamos entender por qué eso es exactamente lo que necesitábamos.

El sufrimiento nos obliga a ser reales respecto a nuestra relación con Dios. ¿Creemos que la vida ocurre al azar y que Dios no está involucrado, no es parte de la ecuación, o creemos que Dios es nuestro Creador y nos mantiene constantemente, supervisando todo lo que ocurre en Su universo? Como dice el Talmud: "Nadie se golpea el dedo del pie aquí abajo a menos que eso se haya decretado desde Arriba" (Julín 7b).

Conectarnos con el amor de Dios

El segundo requisito es vivir con la realidad de que Dios te ama. El tenor emocional de una relación da forma a cómo interpretamos los actos de los demás. Alguien que siente que Dios busca "atraparlo con las manos en la masa", verá muy diferente los desafíos que alguien que siente que Dios es su apoyo y que genuinamente se preocupa por él.

Por ejemplo, Rajel estuvo trabajando para completar su maestría. Ella y su esposo vienen enfrentando algunos momentos difíciles en su matrimonio. Hoy es su graduación y ella le dice a su esposo: "Nos encontraremos allí a las 8:00 pm. Por favor, no llegues tarde".

"No te preocupes. Estaré allí a tiempo", le contestó su esposo.

Pero son las 8:00 y él no llegó. Rajel comienza a ponerse nerviosa. Son las 8:10 y todavía no hay rastros del marido. Ahora ella comienza a enojarse. A las 8:30 está furiosa, se siente herida y abandonada.

Imagina otra pareja cuyo amor y confianza mutua es muy fuerte. Susana le dice a su esposo que tiene que estar a las ocho y que trate de no demorarse.

"¿Bromeas? Esta es una noche muy importante, no me perdería ni un minuto".

Son las ocho y él no llegó. ¿Qué piensa Susana? "Quizás se quedó en medio de un embotellamiento de tránsito". A las 8:10 ella comienza a preocuparse. A las 8:30 comienza a llamar a los hospitales en un estado de pánico.

Si no estamos conectados con el amor inquebrantable de Dios, malinterpretaremos Su mensaje.

La misma situación con dos reacciones muy diferentes. Cuando la relación es de resentimiento y desconfianza, cuando la cuenta del banco emocional está en rojo, el acto se interpreta a través de lentes negativas. Cuando la relación es de amor y confianza, no se le cruza por la cabeza pensar que a él no le importa. Debe haber una buena razón para que llegue tarde.

Si no estamos conectados con el amor inquebrantable de Dios, malinterpretaremos Su mensaje. Para poder traducir debidamente el mensaje de Dios, necesitamos asegurarnos que nuestra relación con Él tenga raíces de confianza y amor.

Dios no es un padre disfuncional. Él no nos grita furioso, no nos inflige dolor a causa de Su propia frustración o por no poder controlar sus impulsos. Todo lo que ocurre surge de Su amor ilimitado. Si el reproche viene de un esposo, de un padre o de un amigo, necesitamos sentir que llega desde un lugar de amor y aceptarlo, e incluso entonces tenemos que superar nuestro ego para poder escucharlo. (Cómo construir una relación de amor con Dios es un tema maravilloso para un futuro artículo).

"Medida por medida" es la forma de abrir la carta

Sólo ahora, con la consciencia de que este desafío no es un accidente, y sintiéndonos conectados al amor que Dios te tiene, puedes comenzar a analizar y pensar sobre el mensaje.

¿Cómo?

Rav Grodzinsky escribe: "A través del análisis de midá knegued midá – medida por medida, seremos capaces de determinar qué transgresión podría haber causado lógicamente que nos lleguen estos desafíos".

Sólo tú puedes descifrar su mensaje. Es correspondencia privada, sólo para tus ojos. Y no intentes leer la carta de otra persona. No es de tu incumbencia.

De forma general, medida por medida implica que "el castigo es acorde al crimen". Examina el área en la cual Dios te pone un desafío y busca el significado poético del mensaje. Por ejemplo, con el nacimiento de nuestro hijo Yehudá, yo comprendí que tenía que examinar todo mi enfoque de la paternidad. Estaba cometiendo un gran error en alguna parte. (Haz clic aquí para leer el mensaje que yo entendí en esto).

El principio de medida por medida es la forma que tenemos para abrir la carta. Puede que sean necesarios varios intentos para lograr abrir el sobre, puede que no se abra de un solo intento, y es posible que no entendamos por completo cada palabra. Pero estás leyendo la carta de Dios, digiriendo su contenido y dando significado a una situación difícil.

Sólo tú puedes descifrar su mensaje. Es correspondencia privada, sólo para tus ojos. Y no intentes leer la carta de otra persona. No es de tu incumbencia.

Este es el primer enfoque que el Talmud presenta para enfrentar el sufrimiento. Pero no es el único. Por supuesto, no responde a todas las situaciones. Con ayuda de Dios, la próxima semana veremos otro enfoque. Finalmente, puedes hacer clic aquí para leer sobre las ocasiones en que recibimos una carta completamente sellada, absolutamente inaccesible.

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