El mensaje de la reina Ester, aquí y ahora

24/03/2024

3 min de lectura

Cada generación tiene su malvado Hamán. Y a él no le importa qué clase de judío eres.

Si piensas que el Libro de Ester simplemente cuenta una historia antigua, vuelve a pensarlo. La reina Ester luchó mucho para asegurarse que todos sus descendientes escucharan su historia eterna. El Rollo de Ester es su último sermón para nosotros, especialmente en la actualidad.

Ester te susurra: Yo viví momentos muy difíciles. Me llevaron al palacio del rey Ajashverosh. Una judía incapaz de revelar su identidad, esforzándose por entender qué estaba pasando. El nombre de Dios está ausente en la Meguilá para que tú puedas entender mi vida y luego contemplar la tuya. Puedes ver lo que ocurre en el mundo como accidentes o casualidades. Pero debes saber que Dios está presente, cada día, incluso si no puedes verlo. Hay momentos en la vida en los que te será muy difícil. La oscuridad te rodeará. Te sentirás completamente solo. Yo también era una huérfana enfrentando al mundo tras su pérdida. Escucha mi historia y sabe que ella te dará fuerzas para seguir adelante.

Tanto en la ciudad de Shushan como en las cámaras de gas en Europa o en Israel, tu presencia no le da descanso.

Como en los días de Ester, los judíos enfrentamos un enemigo que desea destruirnos, asesinarnos y exterminarnos. Esta no es una nueva amenaza, basta leer las palabras de la historia de Purim para reconocer que este peligro al pueblo judío tiene miles de años. Cada generación tiene su malvado Hamán. Sus hijos te odian por seguir existiendo, por no desaparecer a pesar de sus planes siniestros. Tanto en la ciudad de Shushan como en las cámaras de gas en Europa o en Israel, tu presencia no le da descanso. A él no le importa qué clase de judío eres. Si vas a la sinagoga o no, el tamaño de la kipá que llevas en la cabeza o el nivel de observancia que tengas. Para ellos, simplemente eres un "yehud", un sucio judío.

Lamentablemente, entre la nación judía hay quienes se ponen de pie y renuncian a su judaísmo, ante los aplausos de Hollywood. Dan la espalda a su pueblo, revisan la historia judía y se alinean con aquellos que desean arrojar a los judíos al mar. Ellos se niegan a ver el océano de lágrimas, la tierra bañada de sangre que da testimonio del sufrimiento del pueblo judío. Este es el vandalismo final para las almas asesinadas que gritan y te piden que las recuerdes, de hombres, mujeres y bebés que fueron violados y masacrados.

Yo, que nací de las cenizas del Holocausto, tiemblo al pensar en esta desvergonzada profanación de aquellos que dieron sus vidas por ser judíos. Los gritos de nuestros hermanos suben de la tierra. No hay paz.

Cuando a Ester le pidieron que entrara a la recámara del rey y pidiera por su pueblo, ella respondió que eso no era posible. Ella temía por su vida. Mordejai le respondió: "¿Quién sabe? ¡Tal vez sólo para este momento llegaste a ser reina!"

Ester te suplica que pienses: ¿Qué puedes hacer por el pueblo judío?

Cada persona tiene su "momento Ester", tu misión personal que puede llevarte a elevarte por encima del enemigo y marcar una diferencia para tu nación. Ester te suplica que pienses: ¿Por qué estás aquí? ¿Qué puedes hacer por el pueblo judío? No quites importancia a los actos pequeños, la mitzvá aparentemente insignificante. No des por obvia tu voz. ¡Haz algo! ¡Despierta!

Es fácil cansarse, preguntarse cómo va a terminar esta historia. Pero Ester te calma: No temas. Mira cuánto has pasado. Yo no tenía la menor idea de que siendo una huérfana podía convertirme en la reina que ayudaría a salvar a nuestro pueblo. Nunca debes rendirte. Mantente fuerte. Recuerda, las divisiones te debilitan. Hamán mismo lo dijo: "Hay un pueblo disperso y dividido por todos los países de tu reino". Cuando él vio nuestra sociedad fragmentada, supo que tenía una oportunidad de llevar adelante sus malvados planes. Lamentablemente, hoy vivimos la misma historia.

En la unión hay fuerza. En la plegaria hay esperanza.

La unidad judía es un requerimiento para la supervivencia de nuestra nación. Ester concluyó su Meguilá con un pedido para que los judíos honraran este día de Purim enviándose entre ellos regalos de comida. Ester quiso fomentar la amistad entre sus hijos de forma continua. Ella quiso que nos conectáramos con toda clase de judíos. Ella pidió que extiendas tu mano y abras tu corazón.

Este Purim, tómate un momento para escuchar las palabras de Ester. Fija tiempo para rezar. Suplica por tu pueblo. Piensa en aquellos que sufren, los heridos en espíritu y en cuerpo. Piensa en su dolor. Acércate con amor a tus vecinos, a tus amigos y a tu comunidad. Trae alegría al mundo. Con sólo un poco de tu luz puedes alejar la oscuridad.

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