Inteligencias múltiples

28/02/2023

3 min de lectura

Tetzavé (Éxodo 27:20-30:10 )

Howard Gardner transformó la manera en que conceptualizamos la inteligencia. Hasta la década de 1980 la perspectiva predominante era que había una clase general de inteligencia que podía ser debidamente capturada a través de un test de inteligencia, y que los resultados de IQ típicamente predecían el "éxito" general. En contraste, Gardner propuso una teoría de inteligencias múltiples, incorporando ocho clases diferentes de inteligencia, en vez de una sola.

Las ocho inteligencias abarcan una amplia gama de áreas e incluyen: inteligencia lingüística (usar de forma efectiva la lengua hablada y escrita), lógico-matemática (analítica), espacial (reconocer y manipular patrones), cinestésica (direccionar de forma estratégica el cuerpo para lograr metas), musical, interpersonal (entender y trabajar bien con otras personas), intrapersonal (autoconciencia y autocontrol), y naturalista (entender la naturaleza). Posteriormente agregó una novena clase, la inteligencia existencial, que se relaciona con ideas de trascendencia y conceptos que se superponen con la espiritualidad.

Esta amplia perspectiva respecto al entendimiento de la inteligencia es evidente al analizar el diseño y la creación de las prendas sacerdotales en la parashat Tetzavé. Dios le dice a Moshé que instruya a aquellos que son jojmei lev, para que hagan las prendas de Aharón y sus hijos (Éxodo 28:3). Las palabras jojmei lev pueden traducirse literalmente como "sabios de corazón". ¿Pero qué es exactamente lo que implica esta característica?

El Ibn Ezra sostiene que en la Torá, el lev (corazón) es la base de la sabiduría. En consecuencia, decir que alguien es sabio de corazón es sólo otra forma de decir que alguien es inteligente. Sin embargo, queda claro que la inteligencia necesaria para hacer estas prendas no se limita a una conceptualización apta para todas las tallas. Utilizando la terminología de Gardner, esto requeriría un mínimo de inteligencia lógico-matemática para computar las medidas, inteligencia espacial para visualizar los patrones e inteligencia cinestésica para coser y tejer.

Asumiendo una distinción más popular entre corazón y mente, Rav Naftalí Tzvi Iehudá Berlín sostiene que sabio de corazón no puede referirse a la sabiduría clásica (jojmá), porque esta se encuentra en el cerebro, mientras que el corazón es la base de la emoción. Por lo tanto, él sugiere que sabio de corazón implica poseer temor a Dios (irat Hashem). Esta experiencia emocional se siente en el corazón y es conocida como el comienzo de la sabiduría.

Sin embargo, queda claro del hecho de que la Torá siga denotando esta experiencia emocional con la palabra jojmá, sabiduría, que hay un componente de inteligencia dentro de esta experiencia emocional. La habilidad de aprovechar y utilizar nuestras emociones para dar forma a nuestro comportamiento es una parte integral de la inteligencia intrapersonal e interpersonal (cuando afecta a otros) de Gardner. El hecho de que la jojmá sea contextualizada dentro de un marco espiritual también la conecta con la inteligencia existencial.

Otros asumen una tercera explicación de jojmei lev, y consideran que se refiere a la capacidad de estar atento. El Rambán presume que la ropa de los cohanim debía ser hecha lishmá, con la intención adecuada. Seforno agrega que quien hacía las prendas necesitaba tener en mente que esa ropa tendría santidad. Rav Iaakov Tzvi Mecklenburg sugiere que las prendas también tenían que ser hechas con intención específica para la persona para quien eran preparadas (leshem baaleihem). De acuerdo con estos comentaristas, queda claro que los artesanos debían ser personas con inteligencia intrapersonal, con la habilidad de tener presencia mental, intencionalidad y plena conciencia mientras realizaban diversas tareas.

Las inteligencias requeridas de los artesanos eran diversas. Ellos tenían que tener las inteligencias relacionadas con las habilidades generales de sus artes, así como desarrolladas inteligencias interpersonales, intrapersonales y existenciales. Siguiendo su huella, debemos esforzarnos por identificar y utilizar nuestras propias inteligencias múltiples y aplicarlas al servicio Divino.

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