La expulsión de los judíos de Inglaterra

24/07/2023

8 min de lectura

La expulsión de los judíos de Inglaterra y el rabino que fue instrumental para permitirles regresar 400 años más tarde.

Un pequeño número de judíos vivieron en Inglaterra desde la época romana y anglosajona, pero sólo llegaron a ser una comunidad organizada bajo el gobierno de Guillermo el conquistador, en el año 1066. Él alentó a los comerciantes y artesanos judíos a irse del norte de Francia hacia Inglaterra, donde les iba muy bien económicamente.

El rey Enrique III

Poco después, los judíos ingleses comenzaron a experimentar un severo antisemitismo, fueron objeto de líbelos de sangre y los acusaron de profanar símbolos religiosos cristianos. En 1189, con la coronación de Ricardo I (Corazón de León), los ataques antijudíos comenzaron en Londres y se dispersaron a otras ciudades. Los judíos de York fueron encerrados en un castillo y al entender que estaban atrapados, Rav Iom Tov de Joigny los alentó a matarse a sí mismos antes que enfrentar una muerte dolorosa en manos de las masas o ser obligados a bautizarse.

Bajo el gobierno del rey Enrique III, los judíos debieron usar un distintivo. También se vieron sujetos a tremendas persecuciones financieras. La Segunda Guerra de los Barones (1264-1267) trajo una serie de ataques a las comunidades judías en Inglaterra, y sólo en Londres fueron asesinados 500 judíos.

La expulsión

Finalmente, los judíos fueron expulsados de Inglaterra por Eduardo I. Su motivación fue parcialmente económica: una vez que fueron expulsados, sus bienes se convirtieron en propiedad de la corona.

Inglaterra fue el primer país europeo que expulsó a los judíos.

El 18 de julio de 1290 fue emitido el Edicto de Expulsión. Emitieron órdenes judiciales a los alguaciles de todos los condados ingleses, ordenándoles hacer cumplir el edicto que expulsaba del país a todos los judíos antes del 1 de noviembre. A los judíos sólo se les permitía llevarse consigo sus bienes muebles.

Tristemente, el Edicto de Expulsión fue muy popular y encontró poca resistencia por parte de la población gentil. De hecho, Inglaterra fue el primer país europeo que expulsó a los judíos. La mayoría de los judíos expulsados se asentaron en Francia y Alemania. El proceso de retorno comenzaría sólo 400 años más tarde, en parte gracias a Rav Menashé ben Israel.

Los primeros años de la vida de Rav Menashé ben Israel

Rav Menashé nació en la isla portuguesa de Madeira en 1604 con el nombre converso/marrano de Manuel Dias Soeiro. Su familia se fue a Holanda en 1610.

En esa época, Ámsterdam era un importante centro de vida judía. Allí, la familia de Rav Menashé volvió abiertamente a la práctica del judaísmo. Rav Menashé recibió la mejor educación posible siguiendo la tradición sefaradí. Él se destacó en sus estudios talmúdicos y poseía un profundo conocimiento del Tanaj. Dominaba todo el espectro del pensamiento judío, desde la escuela racionalista del Rambam hasta los escritos de los últimos cabalistas.

Un retrato que se cree es de Rav Menashé ben Israel

Rav Menashé también recibió una amplia educación secular. Él hablaba con fluidez 10 idiomas y tenía un profundo conocimiento de medicina, matemáticas y astronomía. También conocía las obras clásicas de literatura y los escritos de los primeros teólogos cristianos.

Cuando en 1620 falleció el Jajam Uziel, Rav Menashé fue proclamado rabino de la comunidad sefaradí a pesar de tener sólo 18 años, y muy pronto se convirtió en uno de los predicadores más famosos en el nuevo centro del judaísmo sefaradí.

Poco después de asumir su puesto, Rav Menashé se casó con Rajel Soeiro, una descendiente directa de Rav Don Itzjak Abarbanel, con quien tuvo tres hijos.

Rav Menashé se destacó no sólo como rabino y autor, sino también como impresor. En 1626 estableció la primera imprenta hebrea de Ámsterdam (de hecho, de toda Holanda), llamada Emet MiEretz Titzmaj (la verdad brotará de la tierra). Su empresa empleó una nueva clase de tipografía que luego fue copiada por muchas imprentas europeas. Aunque eventualmente se convirtió en un negocio próspero, eso no logró mantener a su familia, y Rav Menashé sufrió gran pobreza la mayor parte de su vida.

Una de las primeras obras de Rav Menashé, "El conciliador", publicada en 1632, obtuvo una aclamación inmediata. Escrita en español, la obra refuta los argumentos de los autoproclamados críticos de la Biblia. El libro fue uno de los primeros escritos por un judío en un idioma moderno y que también era de interés para los lectores cristianos. En consecuencia, Rav Menashé se ganó una reputación en el mundo culto no judío.

Con el tiempo, su fama como erudito y experto en todos los asuntos del estudio y la ciencia se difundió más allá de Holanda. Algunos de los eruditos y las figuras más destacas del mundo buscaban su consejo y amistad. La reina Cristina de Suecia, el pintor Rembrandt y el estadista y filósofo Hugo Grocio estaban entre sus amigos y corresponsales no judíos.

Sin embargo, a pesar de todo su conocimiento secular y su fama, Rav Menashé ben Israel dedicaba casi todo su tiempo al estudio de la Torá. Además de defender a la Torá contra muchos críticos, Rav Menashé escribió mucho en defensa de las ideas de la Torá, incluyendo la resurrección, la reencarnación y el origen divino del alma.

Su profundo conocimiento de Cabalá lo motivó a acelerar la llegada del Mashíaj, lo que en última instancia llevó a que los judíos retornaran a Inglaterra.

Una idea nueva para acercar la llegada del Mashíaj

En 1644, Rav Menashé conoció a Antonio de Montezinos, un judío marrano portugués que había vivido en el Nuevo Mundo. Montezinos lo convenció de que los indios de los Andes sudamericanos eran descendientes de las 10 tribus de Israel. Este supuesto descubrimiento dio un nuevo impulso a las esperanzas mesiánicas de Rav Menashé, ya que el asentamiento de judíos por todo el mundo se entendía como una señal de que el Mashíaj estaba en camino.

Una imagen de judíos siendo golpeados, de un manuscrito inglés del siglo XIII. Las figuras en azul y amarillo llevan la insignia con la forma de las dos tablas, identificándolos como judíos.

Atrapado por esta idea, Rav Menashé dedicó su atención a Inglaterra, de donde los judíos habían sido expulsados desde 1290, y trabajó para obtener permiso para que volvieran a asentarse allí, con la esperanza de que eso apresurara la llegada del Mashíaj.

En 1650 escribió el libro "La esperanza de Israel", que fue publicado por primera vez en Ámsterdam en latín y en español, en respuesta a una carta de 1648 del teólogo escocés John Dury preguntando respecto a los argumentos de Montezino. En él, Rav Menashé expresa la esperanza de que los judíos retornen a Inglaterra para apresurar la redención final. Rav Menashé también resaltó su afinidad con el Parlamento y explicó que lo impulsaba la amistad por Inglaterra más que la búsqueda de una ganancia económica.

En las mismas líneas, en 1651 Rav Menashé se ofreció a la reina Cristina de Suecia para servir como su agente de libros hebreos. En sus discusiones, él le pidió que considerara abrir a Escandinavia como un centro para los refugiados judíos. Le describió que los judíos eran forzados a vagar de un país a otro. Casi tuvo éxito, pero Cristina abdicó al trono y el plan no se concretó.

Sin embargo, Cristina siguió teniendo una relación positiva con el judaísmo y protegió a la comunidad judía de Roma cuando se fue a vivir allí, usando su poder como una ex reina para lograrlo.

El pedido para que volvieran a admitir a los judíos en Inglaterra

Rav Menashé atrajo la atención de muchos teólogos protestantes que, como él, estaban convencidos de la inminente llegada del Mashíaj y, naturalmente, deseaban saber cuál era la opinión de los teólogos judíos al respecto.

Con el comienzo de la mancomunidad puritana, la cuestión de la readmisión de los judíos recibió un mayor apoyo puritano. Por lo tanto, en 1650 Rav Menashé escribió una epístola introductoria a la versión en inglés de su "Esperanza de Israel", dirigida al Parlamento de Inglaterra con la esperanza de ganar su favor y buena voluntad para permitir que los judíos volvieran a ser admitidos en el país.

Una respuesta ("Una epístola al erudito Rav Menashé ben Israel", 1650, escrita por Sir Edward Spencer, miembro del Parlamento de Middlesex), insistió en que era necesario que se convirtieran al cristianismo antes de que se cumplieran las profecías mesiánicas sobre Israel. Claramente, eso no estaba abierto a la discusión, y es posible que el asunto quedara de lado por un tiempo debido a este motivo.

Sin embargo, los esfuerzos de Rav Menashé despertaron el interés del Lord Protector de Inglaterra, Oliver Cromweld. Cromwell era especialmente simpático hacia la causa judía debido a su perspectiva puritana, su tendencia más tolerante y su visión pragmática respecto a que los mercaderes judíos beneficiarían al comercio inglés.

El representante de Cromwel en Ámsterdam se puso en contacto con Rav Menashé y le dieron un permiso para que fuera a Inglaterra.

La llegada a Londres

En noviembre de 1655, Rav Menashé llegó a Londres, donde publicó su "Humilde discurso al Lord Protector", un memorándum en el cual refutaba los prejuicios contra los judíos. Allí también señaló las ventajas que Inglaterra podía obtener al otorgar a los judíos permiso para reasentarse en Inglaterra y permitirles observar sus prácticas judías.

Cromwell convocó la Conferencia de Whitehall en diciembre de 1655. (No parece que Rav Menashé haya hablado en esa conferencia, aunque sí se presentó su panfleto). Los abogados presentes en la reunión hicieron una declaración formal respecto a que en la ley inglesa no había nada que impidiera el asentamiento de los judíos en Inglaterra. Sin embargo, Cromwel evadió ingeniosamente la cuestión de su conveniencia. La opinión pública se oponía a admitir a los judíos, y Cromwel deseaba evitar la derrota sobre este tema en el Parlamento.

Pero se había abierto la puerta para el retorno gradual de los judíos. John Evelyn incluso escribió en su diario el 14 de diciembre de 1655: "Ahora fueron admitidos los judíos".

De todos modos, el proceso fue lento, a pesar del apoyo de Cromwell y el activismo de Rav Menashé, porque el clérigo y los comerciantes adinerados hicieron todo lo que estaba a su alcance para evitar que se concretara.

El caso Robles

Los primeros resultados positivos de los esfuerzos de Rav Menashé se vieron en el "caso Robles". Antonio Rodríguez Robles (1620-1690) era un comerciante marrano nacido en Fundaô, Portugal. Su familia había sufrido en manos de la inquisición, sin embargo él se había establecido en Londres como un comerciante a mediados del siglo XVII y no tenía ninguna conexión con la comunidad cripto-judía.

Cuando sus bienes fueron expropiados por pertenecer a un enemigo extranjero tras la guerra con España en 1656, él logró obtener una exención con el argumento de que a pesar de no estar circuncidado, él no era un español sino un portugués de la "nación hebrea". Él ganó el caso y le devolvieron su tierra.

En teoría, el resultado exitoso del "Caso Robles" estableció el derecho de los judíos profesantes a vivir en Inglaterra sin interferencias.

Como consecuencia, llegaron a Inglaterra judíos de Holanda, España y Portugal, y con el tiempo se integraron cada vez más a la sociedad británica. Sin embargo, sólo en 1753 los judíos ingleses obtuvieron formalmente la ciudadanía y sólo en 1858 fueron formalmente emancipados.

A pesar de no haber obtenido un permiso formal para el reasentamiento de los judíos en Inglaterra, Rav Menashé había presentado el tema ante las mentes que gobernaban Inglaterra.

El también despertó el reconocimiento del hecho de que no había nada en la ley inglesa que impidiera la readmisión de los judíos. En 1656, con una promesa verbal de Cromwell respaldada por el Consejo de Estado en el caso Robles, se les permitió a los judíos regresar a Inglaterra y practicar libremente su fe.

Con el tiempo, los resultados de este activismo probaron haber llegado todavía más lejos.

Abrir Norteamérica a los judíos

Si no había ninguna ley que prohibiera a los judíos regresar a Inglaterra, eso significaba que no había ninguna ley que impidiera a los judíos relocalizarse en el Nuevo Mundo y vivir en territorios y colonias controladas por los británicos.

De esta forma, cuando las colonias británicas en Norteamérica comenzaron a ser poblabas por ingleses a finales del siglo XVII, la obra de Rav Menashé sentó las bases para que en el futuro los judíos fueran parte del asentamiento en los Estados Unidos y Canadá.

Por lo tanto, además de volver a abrir las puertas de Inglaterra a los judíos, el accionar de Rav Menashé probablemente también abrió la puerta para lo que sería en el futuro la mayor comunidad judía en la diáspora, en los Estados Unidos de Norteamérica y Canadá.

Sus últimos días y su legado

Lamentablemente, a pesar de los logros históricos por los cuales es conocido, Rav Menashé partió de Inglaterra quebrado y sin un centavo, sintiendo que no había logrado su propósito. Él también experimentó una tragedia personal cuando su hijo, Shmuel, quien lo había acompañado, falleció en el segundo día de Rosh Hashaná en 1657.

Rav Menashé viajó a Middelburg, Holanda, donde vivía su cuñado, para enterrar a su hijo. Unos pocos meses más tarde, el 14 de kislev, Rav Menashé falleció. Él fue enterrado en el Beit Jaim de Ouderdek aan de Amstel.


Una versión de este artículo apareció originalmente en "Jewish Press"·

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